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Las vecinas de Vallecas cantan la historia de su barrio

El proyecto teatral colectivo ‘La zarzuela del Kas’ relata con música los momentos significativos de la transformación de este distrito

Una escena de la representación en el auditorio de la plaza Carlos Jiménez de Parga, en Vallecas.
Una escena de la representación en el auditorio de la plaza Carlos Jiménez de Parga, en Vallecas.Santi Burgos
Javier A. Fernández

Vallecas es un barrio del sureste de Madrid con fama de peleón y un pelín problemático. Pero también de solidario y de una vigorosa tendencia al asociacionismo vecinal. Por eso no es raro que 120 vecinos ellos se hayan juntado para montar La zarzuela del Kas, un espectáculo musical al aire libre que estrenaron este sábado, en el que repasaron a través de su propia experiencia la historia de esta amplia zona, formada por los distritos de Puente de Vallecas y la Villa de Vallecas.

El auditorio de la plaza dedicada al cura obrero Carlos Jiménez de Parga, cerca de la estación de metro de Miguel Hernández, se transformó en todas las Vallecas del último siglo. “El barrio ha tenido muy mala fama, pero no es real. Lo que realmente le caracteriza es el apoyo vecinal y la solidaridad”, argumenta Marisa Martín, vecina de 57 años, una de las 18 actrices aficionadas del grupo Teatrekas, protagonistas del montaje y autoras del libreto, basado en su texto De barro, flores y lucha. Durante una hora, estas mujeres guiaron a los cerca de 450 espectadores, repartidos por toda la plaza, a través de sus miserias, sus tragedias, pero también sus esperanzas, con mucho humor y ternura.

Durante una hora, estas mujeres guiaron a los cerca de 450 espectadores, repartidos por toda la plaza, a través de sus miserias, sus tragedias, pero también sus esperanzas, con mucho humor y ternura

“Una te cuenta cómo vivieron los bombardeos de 1936, otra te habla de cómo su suegra se vino en tren desde Jaén para servir, aquella te explica cómo surgieron las flores de luna, esas infraviviendas que se construían en una noche, donde ella misma vivió…”, describe Maite Molina, encargada de producción y una de las promotoras de esta iniciativa, en la que también se han involucrado otras agrupaciones artísticas, como la batucada Rakatui, formada por 10 músicos; la charanga Palomeras, con 15 integrantes; un coro amateur de 39 voces organizado para la ocasión, y la orquesta de cámara de niños y niñas del colegio Núñez de Arenas en Entrevías, con 12 intérpretes entre 9 y 12 años.

La batucada Rakatui durante el espectáculo.
La batucada Rakatui durante el espectáculo. Santi Burgos
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La percusión abrió el espectáculo, que continuó con una obertura instrumental creada para la función por el compositor Rodrigo Guerrero, responsable también de los arreglos musicales. El primer número hizo mover la cabeza a los más mayores entre el público y les sacó una sonrisa al reconocer la melodía de Los nardos de la revista musical Las leandras, de 1931, pero con otra letra. En vez de “por la calle de Alcalá/ con la falda almidoná…”, se escuchó: “Es la zarzuela del Kas/ un proyecto singular/ que el barrio va llenando de alegría…”.

En su versión de ‘Mediterráneo’, de Joan Manuel Serrat, cambiaron el mar por los atardeceres rojos desde las Siete Tetas

No es la única letra que adaptaron. En su versión de Mediterráneo, de Joan Manuel Serrat, cambiaron el mar por los atardeceres rojos desde las Siete Tetas, el parque de colinas artificiales con unas vistas envidiables de Madrid, que se construyó sobre los escombros de las chabolas. E igual que en los versos del cantautor catalán, los vallecanos alardean de tener alma de marineros. A mediados de julio celebran la batalla naval a 300 kilómetros del mar, en la que los vecinos se lanzan agua. Es su fiesta más característica y también fue parte del espectáculo a través de su himno, Marineros de secano, del artista local Luis Farnox, conocido como El Mecánico del Swing.

“Aprendimos a ser feministas y radicales”

En medio de la celebración se sumergieron en uno de los momentos más trágicos de su historia: la lucha contra la droga, una lacra que se cebó con los jóvenes y que les llevó a formar la asociación Madres unidas contra la droga. Una testigo cuenta cómo trabajaban para acabar con el estigma y convencer al mundo de que sus hijos no eran delincuentes, sino personas enfermas que necesitaban ayuda. “Aprendimos a ser feministas y radicales”, proclamó la actriz durante la escena.

Para su promotora, La zarzuela del Kas, que ha contado con una subvención del Ayuntamiento y el apoyo logístico y técnico de la Junta Municipal de Distrito, es el reflejo de un barrio en el que hay espacio para todos. “Hay gente que se ha criado aquí y otra que acaba de llegar. Esa es la razón por la que en el último número preguntamos: “¿Qué es para ti Vallecas?”, destaca Molina.

La situación sanitaria ha supuesto un reto para la organización. “Con el protocolo anticovid, hemos tenido que fragmentar el trabajo, por ejemplo, dividir los ensayos en dos sesiones, lo que duplica los gastos”, añade Molina, que se siente especialmente orgullosa de la aventura, porque siente que ha traído ilusión al barrio tras un año difícil. “Tener la oportunidad de poner a trabajar a gente de todas las edades y tan diferentes unas de otras ha sido muy sanador”.

Martín lo recalca. “Perdí a mi padre por la pandemia y sé que mis compañeras también lo han pasado mal”, confiesa la actriz, que por fin ha podido actuar de nuevo con Teatrekas, después de un año sin ensayos, ni funciones.

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