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Cortando prejuicios: una peluquería en Getafe que empodera a los menores extranjeros no acompañados

Gracias a un ‘crowdfunding’ y al apoyo de los vecinos, escuelas y otras organizaciones, la asociación Maakum ha impulsado este negocio

El joven marroquí Hicham, que acaba de cumplir 18 años, posa en la peluquería de Getafe junto a Joana y Elena, miembros de la asociación Maakum.
El joven marroquí Hicham, que acaba de cumplir 18 años, posa en la peluquería de Getafe junto a Joana y Elena, miembros de la asociación Maakum.DAVID EXPOSITO
Idoia Ugarte

Hicham sigue teniendo la mirada de un niño, pero acaba de cumplir en marzo la mayoría de edad y ya es un adulto a efectos legales. Fue uno de los menores extranjeros no acompañados que llegan a España y lleva año y medio en Madrid después de haber estado tres en Ceuta. Ahora está de voluntario ayudando a sacar adelante una peluquería de Getafe que ha abierto hace una semana. “Estoy muy ilusionado y agradecido. No me esperaba esta oportunidad”, dice sentado en uno de los sillones granates que decoran este pequeño local.

Este incipiente negocio, La Pelu, cuyo eslogan es Cortando prejuicios, se ha levantado con la ayuda de Maakum, un colectivo que surgió en 2018 en Ceuta para ofrecer acompañamiento a los menores extranjeros que estaban en el puerto. Muchos de esos niños han ido a parar a Madrid. “Más allá de los contratos que podamos hacer, esto es un lugar de motivación y encuentro. Nos topamos con un local que se traspasaba y ha ido bastante rodado”, explica Gabriel Barba, de 26 años, miembro de Maakum. Gracias a un crowdfunding en Goteo y al apoyo de los vecinos, escuelas y de otras organizaciones como Intermon Oxfam, han conseguido reunir el dinero suficiente que les permita arrancar este humilde sueño.

Es imposible que Hicham oculte su alegría. Rebosa la vitalidad y la energía que se tiene a esa edad. Lo que más le gusta es la comunicación audiovisual y es la tarea que tiene encomendada en la peluquería. “Estoy aprendiendo cosas de trámites que me sirven. Si lo de la peluquería nos sale bien puedo quedarme aquí. Aunque me gustaría mucho ser educador social” responde con una sonrisa. Ya se está mirando un curso de Cruz Roja de mediador y está estudiando por las mañanas una formación básica de automoción de coches y comenzará sus prácticas pronto en un taller.

Otman también tiene 18 años. Es de la misma ciudad que Hicham, Castillejos, fronteriza con Ceuta, y ambos están en un piso tutelado. En su caso, sí que tiene un contrato de trabajo en la peluquería para que aprenda con destreza una profesión que le apasiona. “Me gusta la moda y me dediqué unos meses a cortar el pelo, pero me falta mejorar”, señala. Es un manitas en toda regla y ha dirigido la reforma del local previa a la apertura. Cuenta que tiene un diploma para montar cocinas, un oficio que ejerció en Marruecos, pero asegura que cobraba 15 euros a la semana con jornadas maratonianas y que por eso decidió marcharse. Se fue a Ceuta y le dijo a su madre que estaba en el centro de menores para que estuviera tranquila. Era mentira. Se buscó la vida en la calle hasta que consiguió llegar a Madrid.

El joven Otman corta el pelo a uno de los primeros clientes en 'La Pelu de Maakum'.
El joven Otman corta el pelo a uno de los primeros clientes en 'La Pelu de Maakum'.
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Crecer lejos de la familia y del país de origen es una cicatriz que marca de por vida. Pero a veces el sentimiento de prosperar empuja a abandonar la seguridad del nido. Y es que Hicham no para de repetir que echa mucho de menos a los suyos tras cuatro años sin verlos. Recuerda que cuando le contó a su madre que quería emprender el viaje a España no le dejó. Un buen día desapareció sin decirles nada. “Desde pequeño tenía el sueño de venir a Madrid porque pensé que me iban a ayudar a estudiar y a conseguir un futuro mejor. En Marruecos no hay muchas oportunidades, aunque estudies tienes bastantes obstáculos para trabajar y no te pagan bien”, reconoce.

El portavoz de los que fueron menores extranjeros no acompañados en Madrid, Ismail El Majdoubi, indica que ha acompañado a La pelu de Maakum desde el inicio con mucha esperanza. “Veo que es una oportunidad para que los chicos tengan un espacio donde se les da esa confianza para adquirir experiencia laboral. Es una iniciativa que debería hacer el propio sistema, es un ejemplo a seguir”, declara. Tiene la sensación de que la ley de Extranjería está llena de “trampas” que les condenan a malvivir y critica que en algunas comunidades las cosas se han complicado aun más. “Ahora se exige a los jóvenes cuando quieren renovar la residencia un contrato de 40 horas de mínimo un año. Ni siquiera un español puede”, lamenta. Además, cree que se necesitan más recursos para la formación: “No tenemos derecho a ninguna beca para acceder a la universidad y estamos destinados a ser mano de obra barata. Solo podemos hacer mini formaciones, que también están guays, hay gente que le encanta la peluquería, pero estás condicionado a coger lo que haya”.

Hicham, de 18 años, en la peluquería donde trabaja ayudando con la comunicación audiovisual de forma voluntaria.
Hicham, de 18 años, en la peluquería donde trabaja ayudando con la comunicación audiovisual de forma voluntaria. DAVID EXPOSITO

Otra de los miembros de Maakum, Joana Millán, habla de la importancia de que estos chavales vean a referentes positivos que les empoderan como Otman, Hicham y otros exmenores a los que atienden que han conseguido integrarse. Añade que el objetivo de la peluquería es que sea sostenible en el tiempo para que los chicos, dentro de unos meses, lleven las riendas por sí solos.

Quien no pierde el tiempo es el inquieto Hicham. Ha producido un videoclip de un grupo de rap español, Arakem, y confiesa que él también escribe canciones. Con una base de YouTube que suena en el altavoz de la peluquería se despide rapeando: “Hemos luchado contra el viento, hemos cruzado los mares, muchos de nosotros han muerto y ahora no hay quien nos pare”. Otman, por su parte, quiere mandar un mensaje a todos los menores no acompañados que llegan a España. “Tenéis que estudiar y sobre todo tener muchas ganas. En el centro te están ayudando pero no hacen todo por ti. Si llegas a aquí y solo estás en la calle y vas a la casa a dormir sin hacer nada más no vas a conseguirlo. Si yo hubiese hecho eso no estaría trabajando en la peluquería”.

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