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Este palacio es una ruina

El Ayuntamiento de Madrid fija el 24 de noviembre como fecha para desalojar un inmueble de 1775 donde viven de forma irregular unas 200 personas

José, nacido en Angola, ayuda a una vecina y a su hija a bajar las escaleras en la calle Luna, 32.
José, nacido en Angola, ayuda a una vecina y a su hija a bajar las escaleras en la calle Luna, 32.Luis De Vega Hernández
Luis de Vega

Fernando Javier, ex militar en Israel; Nelson, el pescadero; José, el parado; Ámbar, la pastelera; Julia, la hija de la portera; Caridad, la piadosa cubana… Este inmueble de la calle de la Luna, 32 recuerda a las míticas viñetas de 13, Rue del Percebe de Francisco Ibáñez. Eso sí, lo que aquí acontece, en pleno Malasaña, no tiene ni pizca de gracia. Más bien estamos ante un Aquí no hay quien viva cuyo capítulo final pretende empezar a grabar el Ayuntamiento el próximo 24 de noviembre. Es la fecha fijada para el alzamiento, es decir, el desalojo de unos 200 inquilinos, muchos de ellos niños. Pero antes, pasen, vean y lean.

África, Asia, América y Europa se cruzan escaleras arriba y abajo del conocido como palacio de la Infanta Carlota. Dos siglos y medio después de construirse, a esta casona destartalada hasta el nombre en honor de Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, cuñada de Fernando VII, le queda grande. Se ven vecinos y vecinas en bata y zapatillas, en atuendo laboral o en uniforme escolar. “Pa irme me tienen que dar un tiro”, asegura Caridad mientras acaricia el rosario que se ha sacado del cuello. “Me he ganado la vida honradamente, no con vicios”. Ahora vive de las ayudas y cuenta incluso que los Servicios Sociales le han ofrecido alojamiento provisional durante tres meses.

Caridad, al igual que todos los consultados, no quiere irse. No por su propio pie. Lo cierto es que ninguno de los inquilinos paga renta al Ayuntamiento, titular de un inmueble echado a perder pero que es mucho mejor que estar al raso. Algunos insisten en que les gustaría seguir pagando el alquiler que pagaban antaño pero chocan con una burocracia que no lo hace posible. “Esto está bueno comparado con Cuba”, afirma Caridad con la mano puesta en una de las vigas con las que está apuntalada la escalera. Lleva cuatro años en España. Tres de ellos en la calle Luna.

Caridad, una de las vecinas, muestra el rosario que lleva al cuello.
Caridad, una de las vecinas, muestra el rosario que lleva al cuello.Luis De Vega Hernández

Con fecha 21 de septiembre el Consistorio envió una carta a los vecinos en la que fija el lanzamiento de las viviendas a las 9,30 horas del 24 de noviembre. El área de Desarrollo Urbano, remitente de la misiva, da este paso al considerar que se han superado los plazos para el abandono voluntario del inmueble. Fuentes de ese área añaden que es “la culminación necesaria” del proceso de expropiación que puso en marcha el Ayuntamiento en 2005. De forma paralela, el área de Asuntos Sociales ha citado a los inquilinos para conocer su situación por si son susceptibles de ser realojados o ayudados. Unos acuden, otros no, reconocen fuentes municipales. Pero Raúl Maíllo, abogado que defiende a una decena de las familias que han presentado recurso, asegura que sin orden judicial el Ayuntamiento no puede echarlos y que cualquier oferta que les haga Servicios Sociales ha de ser por escrito. Tiene claro que el 24 no se va a evacuar el palacio.

Julia lo sabe casi todo después de 68 años viviendo entre estas paredes. Es la hija de Julita, la mítica portera del palacio fallecida hace un lustro a los 95 años. Muestra la carta de Urbanismo pero se indigna lo justo ante ese ultimátum escrito. Esta mujer, que el mes que viene hará los 72, sabe que se halla ante una carrera de fondo. No va a malgastar nervios sulfurándose antes de tiempo. Es más, mantiene el tipo con una sonrisa adivinada tras la mascarilla. Su hijo Javier insiste más serio: “Al contrario que mucha gente nosotros no somos okupas. Nos quieren meter en el mismo saco a todos”. Y Julia saca del monedero varios recibos de la luz.

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Julia (izquierda), es la hija de la antigua portera y lleva en la casa 68 años, aparece junto a otras dos vecinas, Loli (centro), Soraya y el perro Pelusa.
Julia (izquierda), es la hija de la antigua portera y lleva en la casa 68 años, aparece junto a otras dos vecinas, Loli (centro), Soraya y el perro Pelusa.Luis De Vega Hernández

“La casa la han apuntalado para echarnos, no porque el edificio corra ningún peligro”. No es la primera vez que intentan echarla. Ni la primera vez que va a aferrarse a un piso de unos 300 metros que reconoce que no es suyo aunque pague los recibos. En medio de la tournée al reportero Julia se detiene y acaricia una chapa que cuelga detrás de la puerta con una imagen de Jesús. Cuenta que se la trajo del piso que dejó una antigua vecina. Nada menos que la hermana de Luis Carrero Blanco, Presidente del Gobierno durante la dictadura de Franco que fue asesinado por ETA en 1973.

Julia es la verdadera gobernanta del palacio. Se conoce cada recoveco de los cinco pisos y casi hasta quién vive detrás de cada una de las puertas aunque algunos lleven apenas un puñado de días. No le hacen mucha gracia esos tejemanejes, pero asegura que no le queda más remedio que llevarse bien con todos. No ahonda en disputas ni problemas de convivencia. Ella lucha por su piso de renta social y, eso sí, que no sea de una sola habitación como el que ya ha rechazado. Alguna duda le debe rondar de todas formas esta ocasión porque en una de las salitas junto al juego de sofás rojos de escay se acumulan cajas y bolsas listas con pertenencias para salir pitando si la cosa se pone fea.

El Ayuntamiento afronta como titular un doble problema en este palacio de 1775 del arquitecto Juan de Villanueva, el mismo que participó en el Museo del Prado. Por un lado el social, pues todos los inquilinos lo habitan de forma irregular y, a efectos administrativos, son okupas. Algunos, como Julia, acumulan décadas. Otros apenas semanas, como Fernando Javier, el ecuatoriano que hace años se alistó en el Ejército israelí. “Shalom, hermano” dice a modo de saludo mientras pregunta al reportero por qué hace fotos. Hay casi tantos casos como vecinos. Por otro lado, el Consistorio tiene el problema patrimonial. Nadie duda del penoso estado de un edificio abandonado en manos de la desidia y la piratería inmobiliaria. “El Ayuntamiento nunca ha tratado demasiado bien su patrimonio histórico, y no es la primera vez que abandona a su suerte un edificio que antes expropió por su valor cultural”, lamenta Alberto Tellería, vocal técnico de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio. Cita los casos del palacio de la Duquesa de Sueca o una casa blasonada en el número 18 de la calle Embajadores que fue derribada y en la que el Consistorio se gastó 4,5 millones de euros.

Exterior del palacio que levantó en 1775 Juan de Villanueva en la calle Luna, 32.
Exterior del palacio que levantó en 1775 Juan de Villanueva en la calle Luna, 32.Luis De Vega Hernández

El empresario iraní Teafi Alí había adquirido este palacio en 2001 a una orden religiosa en una subasta. El edificio acabó intervenido en medio de las deudas tras unas obras para las que no había permiso. En esa época datan importantes daños. También algunos de los contratos de alquiler con la inmobiliaria del iraní, Cintia Real. Muchos recuerdan los dos leones similares a los del Congreso de los Diputados que flanqueaban la escalera principal, los jarrones en las hornacinas o los frescos pompeyanos. Son glorias de un tiempo pasado que nadie sabe o nadie quiere saber dónde fueron a parar. Se tiraron tabiques a discreción y se dividieron pisos enormes para convertirlos en verdaderas covachas. Las mafias de la okupación también sacan tajada en las aguas revueltas de Luna,32.

Lady Álvarez, ecuatoriana de 36 años, recuerda cómo su marido llegó hace seis años. Nelson, pescadero en el mercado de Mostenses, pagaba 300 euros al mes por su habitación hasta que, cuenta ella, vieron qué era lo que había y “se rebelaron para no pagar más”. Varios niños entre hijos y sobrinos deambulan a alrededor de Lady. El piso es un antiguo hostal de una docena de habitaciones en el que ahora vive un chorreo de personas de su padre y de su madre.

Lady Álvarez, ecuatoriana de 36 años, en la cocina del piso que habita desde hace seis años.
Lady Álvarez, ecuatoriana de 36 años, en la cocina del piso que habita desde hace seis años.Luis De Vega Hernández

Nelson, de 55 años, y su mujer Deyanit, de 51, llegaron en 2004 y guardan todavía el contrato de alquiler que firmaron con Cintia Real, la inmobiliaria del empresario iraní. Su piso está reformado y tien mejor presencia que otros. Con más estrecheces vive Ámbar, de 41 años, otra veterana aterrizada hace quince años en el palacio. Esta dependiente de una pastelería del barrio es la inquilina que más cerca vive de la calle. Su casa es la portería del inmueble. La cocina hace las veces de estrecho recibidor nada más abrir la puerta. Al fondo, el salón y una pequeña habitación donde cabe justo la cama de matrimonio y la litera para sus dos hijos.

La extraña situación la intenta resumir otro vecino, José, nacido en Lobito (Angola) hace 54 años y con ocho años acumulados en este edificio: “Aquí hay dos clases de okupas. Los que ya vivían aquí y los que han surgido nuevos”. En Luna, 32 para la administración todos son okupas pero, parafraseando a George Orwell, algunos son más okupas que otros.

José, de 54 años, nacido en Angola, lleva ocho años viviendo en Luna,32
José, de 54 años, nacido en Angola, lleva ocho años viviendo en Luna,32

"Un caramelo especulativo de morirse"

La concejal socialista Mercedes González ha impartido una breve clase de historia en la comisión de Desarrollo Urbano de este miércoles que ha concluido con la muerte de la infanta Luisa Carlota en el palacete de la calle Luna, 32. Ese inmueble sufre la “salvaje rehabilitación”, dice la edil, a manos de un empresario iraní antes de que el Ayuntamiento pagara 13 millones de euros para expropiarlo. González insisten en recordar su uso dotacional y en desalojar de manera digna a los actuales moradores. “No sé lo que hizo la señora Luisa Carlota o Gallardón”, le ha respondido el responsable de Urbanismo, Mariano Fuentes, en referencia a la infanta y al alcalde que puso en marcha la expropiación hace 15 años. Fuentes se alegra de que haya acuerdo en torno a la necesidad de desalojar el edificio pero le ha recordado a los socialistas que durante el “gobierno populista” de Manuela Carmena no se hizo nada. El concejal opositor Miguel Montejo, de Más Madrid, se defiende afirmando que “Madrid es un trasatlántico que para cambiar de rumbo no es fácil”. Es consciente de que “el palacio es un caramelo especulativo de morirse que requiere una solución integral y completa que no es sencilla”.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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