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Madrid llevará al hospital de pandemias a los sanitarios que tienen contrato de refuerzo por la covid

Los sindicatos rechazan la “movilidad forzosa” de los profesionales y aseguran que supondrá una merma en la asistencia de los centros de los que sean trasladados

Vista de las obras de construcción del hospital de pandemias y emergencias Isabel Zendal en Valdebebas (Madrid).
Vista de las obras de construcción del hospital de pandemias y emergencias Isabel Zendal en Valdebebas (Madrid).Víctor Sainz
Isabel Valdés

El número seguirá siendo una incógnita hasta el viernes, pero no quiénes serán el objetivo para formar la plantilla del conocido como hospital de pandemias de Madrid: profesionales voluntarios de los centros públicos de la Comunidad y, sin voluntariedad, aquellos que tienen un contrato de refuerzo por la pandemia, que se incorporarán “en el momento en el que las unidades se activen”. Lo harán en una primera fase 240 camas, las del pabellón 2, para absorber la demanda de pacientes covid del resto de centros y poder así restablecer la actividad ordinaria; paralizada en mayor o menor medida según los centros por esta segunda ola. Esa propuesta, a la que ha tenido acceso este diario, es la que ha llevado este miércoles la Consejería de Sanidad a la reunión con las organizaciones sindicales, que llevaban casi cinco meses pidiendo saber cómo se va a dotar el Isabel Zendal, junto a asociaciones, sociedades y colegios profesionales y los propios sanitarios. Tras varias horas de reunión con la Consejería, los sindicatos “rechazan” esta idea.

El documento fija que los recursos humanos del Isabel Zendal se completarán “en primer lugar, mediante solicitud voluntaria de aquellos profesionales fijos e interinos, de las Instituciones Sanitarias del Servicio Madrileño de Salud, que quieran incorporarse con carácter temporal a este nuevo hospital”, y, en segundo lugar, “mediante la adscripción directa de los efectivos contratados durante el año 2020 por covid-19, en el caso de que no existan suficientes profesionales voluntarios y no se cubran la totalidad de los efectivos necesarios”. Y establece que “se determinarán las categorías, perfiles y el número de profesionales requeridos en cada unidad asistencial definida”: hospitalización convencional (equivalente a las plantas de agudos de cualquier otro centro), cuidados intensivos e intermedios y una zona “multidisciplinar de apoyo/servicios centrales”.

Tanto la Asociación de Médicos y Titulados Superiores (Amyts) como UGT y el sindicato de Enfermería Satse coinciden en que es “imposible” atender 1.000 camas más con el mismo personal. “Entendemos que, si se derivan pacientes covid, en su lugar entrarán otros, necesitando la misma plantilla y, por tanto, su obligada sustitución. Es necesario dotar al hospital de personal propio y que, en caso de desplazar personal de los actuales hospitales, se sustituyan todos y cada uno de ellos. Nuevo hospital, nuevas camas”, dice Julián Ezquerra, de Amyts.

Desde UGT, aseguran que esta apertura de camas “es insuficiente para la presión asistencial actual” y hablan de “sustracción de profesionales” del resto de centros: “La sobrecarga laboral seguirá en aumento sobre los trabajadores. Es incomprensible que no haya una dotación presupuestaria para contratar directamente nuevos profesionales pero sí para la inversión urbanística y su construcción”. Y desde Satse apuntan que “parece que la intención de la Dirección General de Recursos Humanos es no cubrir las ausencias que se produzcan y todo ello a pesar de las más de 1.500 bajas por enfermedad existentes en la actualidad y que las plantillas, especialmente en Enfermería, son muy deficitarias, en la Comunidad de Madrid están bajo mínimos y a la cola de España en relación enfermera/paciente ”.

El objetivo, redacta la Consejería en el documento, es "disminuir la presión asistencial del resto de hospitales del SERMAS, y que estos puedan ir recuperando progresivamente la actividad no Covid, tanto de lista de espera, como actividad quirúrgica y actividad de consultas”.

Sanitarios, asociaciones profesionales y sindicatos ya preveían esta decisión de la Comunidad, que después de casi cinco meses se resistía a detallar cuál y mediante qué procedimiento pensaba dotar al centro. No había mucho más margen de maniobra para llenar este complejo de 40.000 metros cuadrados con 960 camas de agudos y 48 de UCI previstas. Esas previsiones se vieron prácticamente confirmadas con la última orden del Ministerio de Sanidad, publicada el 29 de septiembre, contra la que protestaron convocando una huelga nacional la pasada semana, la primera en los últimos 25 años que se hacía extensiva a todo el territorio nacional.

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El real decreto (Ley 29/2020, de 29 de septiembre) establece medidas excepcionales en materia de recursos humanos con el objeto de reforzar el Sistema Nacional de Salud, permitiendo, “con carácter excepcional y transitorio”, a las autonomías —que son las que tienen las competencias en materia sanitaria y todos los recursos— mover a cualquier profesional facultativo de cualquier especialidad, incluida Enfermería, a cualquier centro o dispositivo sanitario que no sea en el que trabaja, tanto de hospitalaria como de atención primaria.

Con ese real decreto abre la Consejería de Sanidad el documento para fijar desde el primer momento que tiene capacidad legal de hacer esos movimientos, que serán, se apunta en varias ocasiones en ese borrador, de carácter “temporal”: “... durará el tiempo necesario para atender las necesidades asistenciales por Covid-19 del Hospital Enfermera Isabel Zendal, pudiendo ser rescindida en cualquier momento de cambiar las circunstancias que dieron origen a las mismas”.

La voluntariedad

El “proceso de adscripción voluntaria” será publicado por las gerencias “en los tablones de anuncios de los centros sanitarios, en la intranet del propio centro, así como en cualquier otro medio que permita su difusión, para que el personal estatutario, laboral o funcionario, fijo e interino, de las categorías que se determinen, pueda solicitar su adscripción temporal al nuevo Hospital Enfermera Isabel Zendal”, que tendrá los servicios de mantenimiento, seguridad y limpieza externalizados, según se ha explicado en la reunión.

Esto, afirma Ezquerra, tiene un paso previo que no ha llevado a cabo la Consejería: “Es necesario definir primero las necesidades, qué especialidades, qué categorías, etc. Saber si se respetarán los turnos, guardias, noches, etc. Hay que garantizar la retribución previa también. En IFEMA hubo residentes que perdieron guardias y por ello retribución. Esto debería ser previo a solicitar voluntarios". También desde UGT hacen referencia a ese “plan funcional” que debería haber puesto ya sobre la mesa las necesidades del nuevo complejo.

Además, sobre la “doble cara” de esta “voluntariedad” llevan semanas avisando sociedades y sindicatos. Julián Ordóñez, de UGT, explicaba este martes que “la Comunidad tiene a los profesionales en una situación tremendamente precaria. En Madrid, uno de cada dos sanitarios son eventuales”. Ocurre también con Enfermería. Víctor Jiménez, vicepresidente de la Asociación Madrileña de Enfermería, recordaba también la temporalidad de las plantillas: “La consejería sabe el 52% de eventualidad de las enfermeras de la Comunidad, 12.000 de 24.000, aproximadamente. Si a mí mañana viene mi supervisora y me dice ‘pasado te vas a Valdebebas’, me tengo que ir, o decir que no y al día siguiente estar en la calle”.

Si no consiguen los efectivos que requieren, y que aún no cifran (lo harán el viernes), podrán “poner en marcha un proceso de adscripción directa que afectará a los profesionales de las distintas categorías que han sido contratados como consecuencia de la pandemia por Covid-19”. Para ello, explica el documento, “se indicará a cada gerencia el número de profesionales que deben proporcional en cada categoría profesionales” y “se atenderá a la menor antigüedad en el Centro de origen donde actualmente prestan servicio”. Es decir, se verán obligados a trasladarse al nuevo complejo aquellos que se encuentran en una situación laboral más inestable: dependerán del Isabel Zendal pero seguirán siendo pagados por el centro de origen, al que, en principio, podrán volver cuando la situación lo permita.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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