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De los Acuerdos de la Villa de Almeida a los ‘pactos del desacuerdo’ de Ayuso

El entendimiento histórico logrado en el Ayuntamiento entre todos los partidos es una utopía en la Comunidad por las trifulcas internas del Gobierno regional

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, durante una sesión de control al Gobierno en la Asamblea de Madrid.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, durante una sesión de control al Gobierno en la Asamblea de Madrid.Europa Press
Manuel Viejo

La comunicación en el Gobierno de la Comunidad de Madrid está calculada al milímetro. Ciudadanos y populares luchan por transmitir a los madrileños y a los medios una imagen de unidad que no se sostiene cuando los miembros acuden a los actos y entrevistas por separado. Nada nuevo bajo la Puerta de Sol en estos ocho meses de mandato. A lo largo de estas semanas, la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el vicepresidente Ignacio Aguado se han vuelto a disputar los focos mediáticos nacionales por el zarpazo del coronavirus en la región. Sería algo lógico de no ser porque se han llegado a zancadillear virtualmente entre ambos, otra vez. Si alguno de los dos convocaba una rueda de prensa para anunciar una gran medida para la Comunidad, el otro trataba de comunicarlo minutos antes en su perfil de Twitter. Quien golpea primero, golpea dos veces.

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La coalición en la Comunidad es más propia de un divorcio a la vista o de, al menos, varias sesiones de terapia en pareja. Todo lo contrario que en el Ayuntamiento, donde las buenas relaciones entre el alcalde popular José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa de Ciudadanos, Begoña Villacís, van viento en popa. ¿Por qué ha sido posible un gran pacto con medidas concretas para reconstruir Madrid tras la pandemia con la oposición en el Ayuntamiento y no en la Comunidad?

El equipo de Aguado mira con recelo la imagen de unidad que transmite el Ayuntamiento. El equipo de Ayuso trata de marcar distancias. Tanto, que incluso se llegó a plantear un adelanto electoral por la crisis permanente de su Gobierno. En mitad de esta tormenta, ¿es posible llegar a acuerdos?

La primera gran idea de pactos con la oposición en la región surgió el 29 de mayo en la Asamblea. En un turno de réplica, el vicepresidente contestaba así a la diputada de Vox, Rocío Monasterio: “Esta ha sido la época más difícil de toda mi vida. Además de construir, hay que aprender de todo lo que ha pasado en estas semanas. No cometamos los mismos errores. Usted [en referencia a Monasterio y a la protesta contra el Gobierno en coches por las calles de Madrid de unos días antes] se montó en un autobús como si hubiera ganado la Copa del Mundo. En lugar de predicar con el diálogo, hay que hacerlo. Nos sentamos mañana y hablamos, y si mañana no pueden, la semana que viene”.

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El vicepresidente acababa de convocar una reunión con los demás grupos sin avisar a la presidenta Ayuso, que estaba atónita y presente en el pleno, a solo dos sillones de su vicepresidente. Aquello fue la penúltima brecha del primer Gobierno de coalición de la Comunidad. Aguado no falló a su palabra y convocó a la oposición en su despacho, que está a solo 200 metros del de Ayuso. Toda una declaración de intenciones. A la cita acudieron los portavoces del PSOE, de Más Madrid y de Unidas Podemos, representando a 90 de los 132 diputados de la Cámara madrileña. “Tenemos una buena oportunidad para dibujar la región del futuro”, dijo Aguado. Vox se salió ipso facto de esta ronda de contactos: “Aguado no representa la posición del Gobierno de la Comunidad”, dijeron fuentes de Vox. El PP, por su parte, no daba crédito: “No estamos de acuerdo en cómo se está haciendo esto”. El vicepresidente del Gobierno de la Comunidad convocaba una ronda de contactos con la oposición sin el visto bueno de la presidenta. “Espero que se reincorpore en los próximos días”, deslizaba Aguado. “No sé qué nos separa. No hay ninguna razón. No entiendo que sea difícil algo que debería ser fácil”.

48 horas después, la presidenta llevó este asunto al Consejo de Gobierno y, delante de Aguado y los consejeros, anunció que sería ella quien iniciase otra ronda en su despacho y empezando por Vox. Es decir, los mismos partidos que acudieron a la cita con Aguado unos días antes, volvieron a otra ronda de contactos para tratar de llegar a acuerdos con la presidenta. “Hemos derrumbado una muralla, un dique”, indicó el vicepresidente ante esta iniciativa de Ayuso. Tal fue la situación, que quien debió de anunciar esta nueva ronda era él mismo, pero Ayuso reventó su mensaje con un tuit minutos antes de la comparecencia de Aguado. Quien golpea por primero por segunda vez, golpea tres veces.

Tras la ronda de Ayuso en Sol, ni el vicepresidente ni la presidenta hicieron declaraciones. La atmósfera de los pactos se diluyó sin ni siquiera una valoración conjunta o por separado. Un mes después, el pacto del Ayuntamiento ha puesto frente al espejo al Gobierno de la Comunidad. Vox, que sí ha firmado los pactos de Almeida y Villacís, se ha desmarcado por completo de este acuerdo en la región. “Nosotros hemos votado en contra porque eso era lo que dictaba Sánchez. El papel ya está acordado entre PP y PSOE. El resto de partidos estamos de adorno en los acuerdos de reconstrucción”, dijo la portavoz del partido este martes. “Todavía no se ha hecho una declaración contando a los madrileños cuántos son los muertos. Para reconstruir hay que conocer la verdad”.

Esperando la llamada de Ayuso

Los partidos de izquierda también ven casi imposible alcanzar un pacto: “Es Ayuso la que tiene que decidir qué quiere acordar. No vamos a firmar un acuerdo por llamarlo acuerdo”, cuenta la portavoz de Unidas Podemos, Isabel Serra. “La señora Ayuso me prometió personalmente que nos volvería a llamar para seguir hablando pero no ha cumplido su palabra”, observa el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà. “No sabe conjugar el verbo dialogar. Almeida se ve obligado a adoptar las formas de Manuela Carmena, pero Ayuso tiene la obligación de mantener el fuerte de Esperanza Aguirre”. El PSOE, por su parte, preside la comisión de Reconstrucción. “Estamos a tiempo de llegar un gran pacto”, dijo en una entrevista EL PAÍS el presidente de la comisión, Carlos Carnero, la semana pasada.

“Se puede llegar a acuerdo igual que en Castilla y León, Aragón o Valencia. Es un tema de voluntad política. Yo voy a trabajar para ello. Si luego no es posible, habrá que ver por culpa de quién”, volvió a contestar Aguado tras el Consejo de Gobierno de este miércoles. Ayuso, por su parte, fue más drástica un día antes, en una visita a las obras del nuevo hospital de pandemia de Valdebebas:

- ¿Habrá un acuerdo en la Comunidad?

- ¿Deseable?, sí; ¿posible?, no.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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