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101.942 madrileños, en las colas del hambre de la capital

Más de 50 asociaciones vecinales dan de comer en una red paralela a la de los servicios sociales del Ayuntamiento

Marí’a, voluntaria en la Asociaci—ón de Vecinos de Lucero, en Latina, junto a algunos de los alimentos que almacenan para vecinos necesitados
Marí’a, voluntaria en la Asociaci—ón de Vecinos de Lucero, en Latina, junto a algunos de los alimentos que almacenan para vecinos necesitadosLuis De Vega Hernández
Luis de Vega

Las llamadas colas del hambre son cada vez más habituales en nuestras calles, a la puerta de nuestras casas. Menos de dos meses después de decretado el estado de alarma, algo más de 100.000 madrileños comen gracias a las ayudas de los servicios sociales y de las redes vecinales de los 21 distritos. Ver a gente soportar el tiempo muerto en fila para obtener leche, arroz, galletas, patatas… es algo que hasta ahora veíamos en el telediario. El peso del estigma y la vergüenza en el Madrid de 2020 es solo superado por el eco del estómago vacío.

Un vídeo grabado el sábado con decenas de personas en hilera para recoger bolsas de comida ha levantado ampollas al hacerse viral. “Señores, esto no es Venezuela”, narra el autor de las imágenes en Aluche. La asociación de vecinos de ese barrio del distrito de Latina ofrece estos días alimentos a unas 3.200 personas. Es una de las decenas de redes ciudadanas que reparten comida a familias golpeadas por la pandemia en la capital sin pasar por los canales municipales. A raíz de la polémica del vídeo se ha sabido que al menos son 101.942 las personas reciben estos días alimentos en la ciudad de Madrid.

Por un lado, 81.677 pertenecientes a 30.043 familias que coordinan los servicios sociales del Consistorio. Por otro, a 20.265 de 5.828 familias les llega por grupos ajenos a la administración, según un balance elaborado desde el 15 de marzo hasta el 30 de abril por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). “Se agradece el altruismo pero esto lo debe liderar Servicios Sociales”, afirma el delegado del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte, al tiempo que les pide a estas asociaciones los datos de las familias a las que entregan ayuda.

La FRAVM ha recopilado datos de 58 redes vecinales –otras tres no han ofrecido los suyos- con más de 6.000 voluntarios que distribuyen comida en los 21 distritos. La mayoría de lo que distribuyen llega a través de particulares, pequeño comercio y empresas o donaciones económicas, pues muchas cuentan ya con una cuenta corriente en la que se pueden realizar ingresos. Solo el 16% de esas redes cuenta entre sus ayudas con parte de productos facilitados por la junta de distrito correspondiente. Por eso, la FRAVM pide una gran intervención social de la administración municipal y la apertura de cocinas solidarias en los distritos como ya se ha hecho con la de la escuela de hostelería de la Casa de Campo o con la de Santa Eugenia.

Las familias destinatarias afrontan en muchos casos por vez primera la necesidad de tener que recibir comida, según la federación regional. “Nadie duda de que la capital necesita una intervención pública de gran calado para atender las necesidades básicas de su población”, recoge el informe. Destacan además que la crisis social de la pandemia ha reorientado la labor de la mayoría de esas asociaciones, que ahora se centran en paliar la emergencia alimentaria. Las aulas de informática o yoga son ocupadas ahora por la harina o los macarrones.

“Esto es una realidad totalmente nueva que ha venido con la crisis”, reconoce Pepe Aniorte. Detrás de esa nueva y cruda realidad aparece una maquinaria institucional que no ha reaccionado todo lo bien y rápido que algunos desean. “Hay un funcionamiento desigual entre unas juntas municipales y otras”, se queja Quique Villalobos, presidente de la FRAVM. Muchas veces, explica, son las asociaciones vecinales las que derivan familias a servicios sociales y otras son los propios servicios sociales los que mandan familias a estas redes vecinales “cuando no dan abasto”. Añade que las mesas de coordinación prometidas por el Ayuntamiento en los 21 distritos para resolver esos problemas todavía no están funcionando. “Eso de momento no ha llegado”.

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A la sombra de la polémica del vídeo en Aluche, el delegado del área social, Pepe Aniorte, ha visitado este lunes el colegio Nuestra Señora del Lucero, en el barrio del mismo nombre. En su cocina se preparan a diario un millar de comidas que después se distribuyen desde las parroquias. También se ha habilitado la del colegio Costa Rica. Este distrito de Latina, con 10.876 personas de 3.322 familias, es el que más ayudas en forma de alimento recibe por parte del Consistorio. El que menos, Moratalaz, con 879 personas de 767 unidades familiares. En los datos de la FRAVM las personas que reciben ayuda en Latina son más de 3.500. Este distrito solo es superado por Centro, con más de 4.000 ciudadanos comiendo gracias a las redes vecinales.

El Ayuntamiento les pide que se unan a la estructura de gestión de las ayudas de los servicios sociales municipales. “El objetivo es que ninguna entidad vaya por su cuenta”, señala Aniorte. “Quien tiene que liderar la respuesta es la administración pública con los servicios sociales” y “les pido que nos pasen los datos” de las familias para “trabajar codo con codo”.

Más donaciones que nunca

Mucho tienen que cambiar las cosas para que, a corto plazo, las redes vecinales trabajen de la mano del Ayuntamiento. La asociación de vecinos de Aluche ha recibido esta semana más donaciones que nunca a raíz del vídeo de la polémica con las colas de personas para recoger comida. Aseguran que ellos no lo grabaron.

Su presidenta, Ana del Rincón, acusa al Ayuntamiento de no ayudarles y de no decir la verdad. Asegura que el 24 de abril una trabajadora social del distrito les remitió un correo electrónico para que se hicieran cargo de 23 familias porque están saturados. “El Ayuntamiento solo dice una cosa cierta, que nos cede un local en un centro cultural a más de un kilómetro de nuestra asociación”, señala Del Rincón para explicar por qué lo han rechazado.

El concejal del distrito, Alberto Serrano, de Ciudadanos al igual que Aniorte, se defiende. Asegura, en contra de lo que dice la presidenta de la asociación de Aluche, que sí les han dado alimentos y que les han desinfectado el local. En todo caso, trata de no polemizar y alaba la “grandísima labor” que hacen. Es más, reconoce que están desbordados. “Los servicios sociales no tienen capacidad para atender alimenticiamente de manera emergente a todo el mundo” y “unidos tenemos capacidad para soportar la presión tan enorme que tenemos”.

Ana del Rincón, militante de IU a la que han señalado políticamente, ya ha comprado este lunes parte de lo que volverán a repartir el próximo fin de semana: 500 kg de arroz, 500 de pasta, 500 de lentejas, 500 litros de aceite...

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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