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Metamorfosis en estado de alarma

La parálisis de Madrid provoca un descenso drástico de la contaminación, la circulación y el uso de transporte público

La plaza de Cibeles y la Puerta de Alcalá de Madrid, sin tráfico este sábado.
La plaza de Cibeles y la Puerta de Alcalá de Madrid, sin tráfico este sábado. Jaime Villanueva

Desde hace una semana, Madrid es silencio. Parálisis. Miedo. Justo cuando se cumplen siete días de la activación del estado de alarma para combatir el coronavirus, que ya ha contagiado a 7.165 personas en la Comunidad, contribuyendo a la muerte de 628, los primeros efectos de la reclusión de la mayoría de los ciudadanos se miden en datos. Hay menos contaminación por dióxido de nitrógeno (-56% frente a la media de febrero en la capital), menos usuarios del transporte público (-87% en Cercanías); y ha caído el consumo eléctrico en general (más de un -10%). El día a día de los que pisan la calle ha cambiado drásticamente: se ha adelantado la hora punta en los trenes de cercanías y Metro, y los grandes núcleos empresariales parecen abandonados. Para los que cumplen con la reclusión, también casi todo es nuevo. Es la metamorfosis de una región en estado de alarma.

“Cojo el tren. No hay nadie. Va vacío. El autobús, también. ¿Qué seguridad tengo? Ninguna. ¿Dónde está la policía? ¿Y los militares?”, fotografía su solitario día a día Natalia (nombre ficticio), a la que le cuesta reconocer las oficinas de la gran empresa para la que trabaja: donde normalmente hay más de 10.000 empleados, ahora solo acuden los encargados de la seguridad y la limpieza. “Por la noche, llego a casa asustada. No hay nadie. Da sensación de inseguridad total, de miedo e incertidumbre. Los que estamos trabajando somos invisibles, y estamos dejados de la mano de Dios”, describe. “Vuelvo a casa sin saber si lo he cogido o no, si le voy a transmitir el virus a mi hija”.

Natalia forma parte de la minoría que sigue saliendo de casa para trabajar en Madrid. El 2 de marzo, 837.000 viajeros usaron la red de cercanías regional. El 18 de marzo fueron solo 104.000, según los datos del ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. El balance de esos dos días, que muestra una reducción de más de 700.000 pasajeros, es similar en el Metro. A las 8.00 de ayer, en plena hora punta, hubo un 61% menos de usuarios que hace una semana en el suburbano, y un 80% menos que en el mismo viernes de 2019, según datos de la compañía pública. Lo mismo ocurre en la EMT: el jueves hubo un recorte del 78% frente al mismo día de la semana anterior.

“Soy de los primeros que abre el servicio, y ha bajado de viajeros un montón, un 80 o 90%”, certifica Antonio (nombre ficticio), que es conductor de Metro. “Voy a trabajar con un nudo en el estómago, porque no sé cómo voy a volver, si tengo el virus o lo voy a coger: te expones al máximo. Es una preocupación constante”, añade. “Según vaya avanzando, se notará cada vez más: faltarán trenes porque no habrá personal”, sigue. “Hay una minoría de viajeros que parece que no se entera. A veces les veo subir a 20 juntos por la escalera, y pienso: ‘qué cazurros, ¿no se enteran de que tienen que ir separados?”.

“Va muy poca gente en transporte público, la afluencia es muy baja, al menos en las horas en las que lo cojo yo”, amplía Imanol, otro empleado que no puede teletrabajar y sigue desplazándose todas las mañanas. “En condiciones normales, el tren va bastante cargado, coincide con muchos estudiantes”, continúa. “Ahora, no. Y es curioso. Aunque es evidente que hay un montón de sitios libres, la gente busca específicamente una separación prudente. Acaba siendo complicado sentarte”.

¿Ocurre lo mismo en otros medios de transporte? El Ayuntamiento ha paralizado su red de bicicletas; ha retirado temporalmente las autorizaciones a las 14 empresas de patinetes que operan en la ciudad; y ha reducido en un 50% el servicio de taxis. Aunque se ha facilitado el uso del vehículo privado, dejando sin efecto el Servicio de Estacionamiento Regulado, los desplazamientos por carretera empezaron ya a reducirse a partir del miércoles 11, cuando se suspendieron todas las clases en la Comunidad. Y desde entonces la estadística baja a toda velocidad.

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El viernes 13, día en el que Pedro Sánchez anunció la activación del estado de alarma en toda España, el número total de viajes en Madrid ya había decrecido un 26% con respecto a una semana antes, según un estudio de Nommon. La reducción de los viajes de los madrileños a otras regiones con respecto al viernes anterior había sido incluso más drástica: -31%.

“Desde el día 14, hasta el 19, el valor medio de Madrid de la contaminación por dióxido de nitrógeno se ha reducido en torno a un 50%”, cuenta Juan Bárcena, portavoz en el área de calidad del aire de Ecologistas en Acción, que señala que para contextualizar el dato hay que tener en cuenta la meteorología, además del descenso del tráfico. “Hemos hecho una comparativa de todos los meses de marzo desde 2010 hasta 2020, y estamos ya en valores más bajos que en cualquiera de los anteriores. El día 15 de este año, es el más bajo en comparación de todos los días 15 de los años anteriores. Y se repite en todos los días menos en el 18, que es el segundo”, detalla. “El NO2, que es el que está ligado con los coches, está por los suelos. Lo más parecido que hemos tenido es agosto, pero lo de ahora es más bestia y además ocurre en un momento del año con meteorología más favorable”.

“A menos coches, menos contaminación”, resume el responsable de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernández, que asegura que el tráfico ha descendido un 69% en la almendra central de la capital, un 65% en la M-30 y un 65% en la periferia. "Estos registros confirman que el automóvil es el principal contaminante".

La mayoría de ciudadanos permanece en casa. Y eso ha provocado un cambio de hábitos que también se mide en cifras. El aumento de la demanda de electricidad en los hogares, donde la televisión se enciende más horas, como la radio, las luces o los electrodomésticos, no ha compensado el apagón de las empresas, por lo que hay un descenso del consumo de más del 10% en Madrid, según datos de Red Eléctrica.

Madrid se ha paralizado, pero no para todos. Entre el domingo y el jueves, la policía municipal puso 2.507 multas por salidas a la calle injustificadas. Mientras, la mayoría solo rompe con la monotonía del encierro para las compras diarias, las emergencias y una cita con la agenda que forma parte de los cambios que ha traído el coronavirus: a las 20.00 toca aplauso en apoyo del personal sanitario.

Metro adelanta su horario de cierre

El Metro de Madrid adelantará su horario de cierre a la medianoche a partir del martes. “Durante estos días, cógelo solo si es imprescindible”, pidió ayer Ignacio Aguado, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, de Cs. “Sigamos demostrando que nuestra responsabilidad puede salvar vidas”.

 

No es el primer cambio que introduce el suburbano para adaptarse al descenso de demanda provocado por el confinamiento decidido por el Gobierno para combatir la expansión del coronavirus.

 

“Hemos ajustado nuestra oferta al adelanto de la hora punta que han hecho muchos ciudadanos, entorno a las 7 de la mañana”, explicó el jueves Ángel Garrido, el consejero de Transportes.

 

Además, en toda la red de autobuses urbanos e interurbanos se ha eliminado el pago en efectivo, se ha limitado el aforo y se ha establecido la entrada por la puerta de atrás de los pasajeros en los vehículos sin mampara de protección para el conductor.

Información sobre el coronavirus:

- Aquí puedes seguir la última hora sobre la evolución del coronavirus.

- Medidas clave del estado de alarma.

- El mapa del coronavirus: así crecen los casos día a día y país por país

- Guía de actuación ante el coronavirus

- Todas las medidas contra el coronavirus en Madrid

- En caso de tener síntomas, la Comunidad de Madrid recomienda evitar acudir al centro de salud salvo casos de extrema necesidad y utilizar el teléfono 900 102 112

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