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Cansancio, estrés y tensión en los hospitales madrileños

El Gobierno planifica al detalle medidas contra el contagio, pero los profesionales lamentan falta de medios e información

Sanitarios y ciudadanos en las inmediaciones del Hospital de La Paz.
Sanitarios y ciudadanos en las inmediaciones del Hospital de La Paz.KIKE PARA

La cabina de las ambulancias que lleven enfermos de coronavirus tiene que estar separadas del resto del vehículo, para que el conductor no se contagie, y ser desinfectadas en cuanto acaben su trayecto. Las muestras deben ser trasladadas a una temperatura de -4º, en botes de triple envase, y por transportistas especializados. Las mascarillas, batas y gafas del personal médico también vienen especificadas al milímetro en los protocolos enviados a los centros hospitalarios de la Comunidad de Madrid. Pero entre la planificación diseñada al detalle en un despacho y la realidad que se vive en los centros médicos mientras se lucha contra un enemigo invisible media un abismo terrorífico, según aseguran los sindicatos.

Los nervios empezaron a aflorar el miércoles por la tarde en el hospital Gregorio Marañón. La inusual tranquilidad de las Urgencias que se había vivido horas antes comenzó a complicarse con el paso del tiempo y la acumulación de pacientes en la sala de espera. El triaje —la valoración inicial que se les hace a los enfermos— empezó a tardar más de lo normal, y algunos no pasaron por esa evaluación hasta hora y media después de su llegada al hospital. Los trabajadores, críticos con lo ajustado de la plantilla —7.000 en total— empezaron a acumular cansancio, estrés... y, dicen, desinformación.

Pese a que todo el personal —médicos, enfermeros, celadores o limpiadoras— tenía detallado en su Intranet las instrucciones que marca el protocolo, faltaba un dato clave para ellos: acceso a un ordenador en el lugar de trabajo para ver esa red interna.

“No todo el personal ha recibido formación e información por parte de Salud Pública que pueda disminuir la sensación de alarma”, explicó Borja González, delegado sindical de CC OO.

La noche del martes llegó un paciente con todos los síntomas de coronavirus y una enfermera le trató en primera instancia, según Fernando Hontangas, responsable de Sanidad de CSIF. Concretamente le sacó una muestra de hemocultivo y orina. Pese a pedirlo, no pudo utilizar una mascarilla. Cuando el paciente acabó en la UCI —donde el personal, entonces sí, le recibió con todo el material de protección— dio positivo. Ahora, las dos enfermeras que le trataron, junto a un auxiliar y una administrativa, están en una cuarentena de 14 días.

“Estamos aplaudiendo en general la actuación de la consejería, pero también estamos pidiendo que se proteja al personal. Si una trabajadora te está pidiendo material, no se lo niegues”, analizó ayer Hontangas, portavoz del sindicato de funcionarios.

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Además, este sindicato ha pedido la instalación urgente de mamparas en los servicios de admisión de urgencias de los centros que no dispongan de ellas aún, así como en aquellas unidades que reciben pacientes de primer contacto. “En La Paz lo han hecho relativamente rápido, pero el virus avanza más que la difusión”, continuó Hontangas.

Limpieza y mantenimiento

También las trabajadoras de la limpieza y mantenimiento se quejaron de que sus superiores no les informaron de qué equipo de protección individual debían utilizar en caso de entrar a una habitación de aislamiento. Las mascarillas, en todo caso, estaban custodiadas bajo llave, y no tuvieron acceso a ellas durante horas, aseguran. Se ha convertido en el material más buscado. Y la calma inicial ya ha empezado a quebrarse.

“Llega más gente susceptible de contagio, con posibles síntomas, y todo se está ralentizando”, afirmó González, de CC OO. “Mandos intermedios empezaron después de las quejas a ofrecer más material a las trabajadoras de la limpieza”, concedió.

Los delegados sindicales al completo del hospital La Paz y del Carlos III plasmaron esa desinformación ayer en una carta dirigida a la dirección de los centros para que se les informara de todas las medidas que se iban a tomar en relación al virus. La calma chicha con la que aparentemente empezó a gestionarse la crisis va dejando paso a una tensa espera. Primero empezaron los políticos, con el choque entre Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado por la información que se da sobre la evolución del virus. Y ahora se incorporan los profesionales, que piden más medios e información frente a la amenaza.

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