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La CUP tiene la llave de un Govern independentista al doblar sus escaños

Dolors Sabater, candidata anticapitalista, emplaza a los soberanistas a consensuar una hoja de ruta

La candidata por la CUP, Dolors Sabater, acompañada de otros miembros de la formación antes de su comparecencia ante los medios de comunicación.
La candidata por la CUP, Dolors Sabater, acompañada de otros miembros de la formación antes de su comparecencia ante los medios de comunicación.Enric Fontcuberta (EFE)
Àngels Piñol

La CUP ha logrado en este 14-F el escenario posiblemente deseado: han doblado sus escaños al pasar de cuatro a 9 y tienen la llave para poder apuntalar a un nuevo Govern independentista formado por Junts y ERC, que entre ambas suman 65 diputados (la mayoría está fijado en 68 escaños). El resultado devuelve el protagonismo a los anticapitalistas que habían quedado eclipsados en un subgrupo en el Parlament. De la mano de Dolors Sabater, exalcaldesa de Badalona y candidata de última hora, la CUP vuelve a tener representación en las cuatro provincias y vuelve a ser determinante. Y ha desplazado además de un plumazo al PDeCAT que pugnaba por encarnar el rol de ser el hermano pequeño y decisivo del independentismo.

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En una intervención en Can Capablanca, el casal independentista de Sabadell (Barcelona) que lleva el nombre de un bandolero a lo Robin Hood, Sabater ha anunciado que ya ha llamado a Pere Aragonès (ERC), Laura Borràs (Junts) y Jéssica Albiach (En Comú Podem) para poder consensuar “los grandes de temas de país en esta hora, ha dicho, “de extrema gravedad y extrema represión”. La cabeza lista ha situado en cuatro ejes el futuro Govern: “la amnistía y el fin de a represión la autodeterminación con un referéndum; un plan de choque social y otro de transición ecológica”. No ha contestado el gran interrogante de qué harán en la investidura. Sabater solo ha matizado que aspiran a un nuevo ciclo en favor de las políticas sociales y de la autodeterminación. “Una y otra vez este país persiste en dos cosas: en reclamar ese derecho y un cambio social y económico en favor de la mayoría y no de las élites”, ha dicho.

Con el resultado, la CUP ha empezado a remontar el vuelo tras el batacazo que sufrió en las elecciones de 2017 cuando se desplomó y pasó de 10 diputados a cuatro escaños; perdió 141.000 votos y en global el 3,74% de los sufragios. El balance fue desolador porque pasó de tener representación en todas las provincias a limitarse a tres por Barcelona y uno por Girona. Ahora, han obtenido cinco por Barcelona, dos en Girona, uno en Tarragona y otro en Lleida. Vitales en el impulso del procés y en impulsar el referéndum del 1 de octubre, los anticapitalistas quieren recuperar el protagonismo pidiendo al Govern que abandone las políticas autonomistas y que dé pasos en favor de la autodeterminación. “Cuando la CUP es fuerte, siempre pasan cosas”, afirman. El cantautor Lluís Llach les ha dado su apoyo.

Las asambleas de la CUP y Guanyem, la formación de Sabater, acabarán debatiendo y decidiendo si aceptan o no una eventual investidura de Aragonès. La gran duda es si sus diputados servirán ahora para apuntalar la reedición de un Govern entre ERC y Junts o si seguirán en la oposición. Durante la campaña, Sabater ha recalcado que las condiciones para apoyar ese hipotético ejecutivo es no hacer políticas autonomistas e iniciar un giro social y no dar apoyo a ninguna formación del 155. Desde que irrumpió en el Parlament en 2015, la CUP forzó, por ejemplo, la renuncia de Artur Mas -“Le hemos enviado a la papelera de la historia”, dijeron- y votó en contra de la investidura de Jordi Turull justo antes de declarar en el Supremo y de entrar por tanto en prisión. Por contra, se quedó solo defendiendo la investidura de Carles Puigdemont.

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En cualquier caso, el resultado final ha supuesto un gran alivio para los anticapitalistas en una campaña un poco errática en el que la dirección de la formación ha llegado a corregir dos veces a Dolors Sabater por discrepancias sobre la estrategia de campaña. La candidata dijo en alguna intervención que estaban dispuestos a gobernar para condicionar las políticas y eso no gustó en todos los grupúsculos de la organización. Esas discrepancias han reflejado las tensiones de un pacto de última hora entre la CUP y Guanyem que gobernó Badalona. Pese a esas divergencias, han doblado sus diputados. “La situación es de emergencia y hay que lograr consensos mayoritarios y prioritarios. Y no solo de los partidos en el Parlament. Hay que plantar cara a este marco autonomista que persigue la autodeterminación, que castiga y exilia. Hay que hacer una acción política valiente y rescatar el país”, ha afirmado Sabater.

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