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La fuerza y el colorido de Qudus Onikeku desatan el entusiasmo en el festival Grec

Largos aplausos para ‘Re:incarnation’ del coreógrafo y bailarín nigeriano en el Mercat de les Flors

Danza Festival Grec
Una imagen del espectáculo de Qudus Onikeku.Hervé Veronese

Este año la edición del Festival Grec está dedicada a África y el primer grupo de danza en actuar ha sido el de Qudus Onikeku en el Mercat de les Flors, donde el pasado martes, logró un notable éxito, que avala un entusiasta público, que al final de su espectáculo, Re:incarnation, le dedicó más de tres largos minutos de aplausos.

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Este montaje destila la esencia del África actual: la danza contemporánea y los bailes urbanos se trenzan en el lenguaje coreográfico ideado por este artista nigeriano para explorar la riqueza cultural de su continente. El coreógrafo y bailarín fundó hace años en Lagos, la capital de Nigeria, The People Centre, un laboratorio en el que trabaja con bailarines, diez de los cuales interpretan Re:incarnation.

La pieza se refiere a las creencias del pueblo yoruba, un grupo étnico y lingüístico originario de la zona de Nigeria y Benin, que centra sus mitos en el nacimiento, muerte y renacimiento. Al principio del espectáculo los diez magníficos intérpretes bailan con alegría y con una energía desbordante, su vestimenta multicolor es actual y lucen rastas de diferentes tonos, incluso rosa y azules. Su danza contemporánea es vibrante sin elaboradas frases coreográficas, sin embargo resulta interesante por la expresividad que exhibe; lo mejor es cuando se adentran en las danzas urbanas especialmente el break dance. Muestran la alegría por un nacimiento, bailan sus emociones y las escenas cotidianas se reflejan con una gran plasticidad; el trabajo coral es lo mejor.

Posteriormente los intérpretes se adentraron en secuencias que transcurren a lo largo de una vida; amor, miedo y violencia se plasman a través de solos o de un impecable trabajo coral; tradición y modernidad se entrelazan en esta parte del espectáculo, que resultó un poco reiterativo.

Lo mejor de Re:incarnation es la danza final, donde el ciclo de la vida comienza de nuevo a través de la reencarnación. Es un fragmento hipnótico en el que los diez intérpretes se entregan a una danza tribal en la que lucen máscaras y sus cuerpos untados con un material brillante logran resplandecer en la oscuridad, únicamente iluminada por un fuego catártico.

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Mención especial merece la partitura musical del espectáculo, formada por pasajes sonora que transportan al espectador a los sonidos de la naturaleza del continente africano y que se combinan con fragmentos de trompeta de jazz y muy especialmente con música moderna de guitarra eléctrica, que es interpretada en directo por Olatunde Obajeun.


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