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El Pirineo estrena la temporada de nieve con un puente en blanco

El Patronato de Turismo de Lleida confirma que no hay reservas y que muchos hoteles se mantendrán cerrados

Vista de uno de los remontadores de telesillas de la estación de esquí de Vallter 2000 (Girona), cerrado aún al público.
Vista de uno de los remontadores de telesillas de la estación de esquí de Vallter 2000 (Girona), cerrado aún al público.©Toni Ferragut (EL PAÍS)
Cristian Segura

No ha habido reservas para el puente de la Constitución en el Pirineo, asegura el Patronato de Turismo de Lleida. Las estaciones de esquí tienen previsto abrir a partir del 9 de diciembre, y las limitaciones al movimiento entre municipios y entre regiones todavía lo ponen más difícil para la industria turística. “Es una situación perversa porque las autoridades consideran que puedes estar abierto, pero no permiten que nuestros clientes suban a la montaña”, dice Ramon Aités, propietario del Hotel Pessets de Sort, en el Pallars Sobirà. El Pessets está cerrado, como la mayoría de hoteles de las comarcas de montaña leridanas.

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Los establecimientos que estén cerrados, que se lo piensen muy bien antes de volver a abrir”, pidió el 27 de noviembre el secretario general de la Federación de Hostelería de Lleida, Ramon Solsona. El Patronato de Turismo informa de que 10.000 empleos dependen de la temporada de invierno en las comarcas de Lleida.

“Un altísimo número de establecimientos no ha abierto para el puente”, confirma Juli Alegre, director del Patronato. El estado de alarma el pasado marzo ya precipitó el final de la anterior temporada de esquí y comportó perder los ingresos de Semana Santa. Ahora, la peor parte se la llevará el Valle de Arán. La mayor parte de sus visitantes de invierno proceden de fuera de Cataluña —sobre todo de Madrid, Levante y País Vasco— y estos, como mínimo hasta el 6 de enero, no podrán salir de sus comunidades. Juan Antonio Serrano, alcalde de Viella y consejero de Turismo del Conselh Generau d’Aran —el gobierno autónomo de la comarca—, apunta que solo con los visitantes catalanes no pueden salvar la temporada.

Es el caso del restaurante Era Torrada, de Casarilh. Su jefe de sala, Oriol Palau, explica que en el puente de 2019 atendieron a un centenar de comensales por día. Sin embargo, el viernes esperaban tener como mucho una veintena: “Si dependemos solo del turismo catalán, no podremos ni cubrir gastos”. El 26 de noviembre se produjo un hecho excepcional en la comarca aranesa: el Gremio de Hostelería convocó una manifestación en Viella que reunió a unas 400 personas. La principal exigencia de los convocados era que se levanten los cierres perimetrales de fin de semana para que los vecinos y, sobre todo, el turismo pudieran moverse entre los municipios del Valle.

Era Torrada contrató desde verano a tres empleados que este diciembre no han podido renovar. El servicio dependerá del personal familiar. Lo mismo sucede en el histórico hotel Edelweiss de Arties. Este establecimiento sí se mantiene abierto, “por si se presenta alguien, aunque no haya reservas”, explica Francisca Rodríguez, de la familia propietaria. El hotel todavía no tiene al personal dado de alta porque no están seguros de cuándo podrá abrir la estación de esquí del Valle de Arán, Baqueira-Beret. El Edelweiss funciona con servicios mínimos gracias a que en la familia cada uno pone de su parte, aunque Rodríguez revela que la crisis sanitaria les ha tocado de lleno: su marido está ingresado en cuidados intensivos en un hospital de Lleida.

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Al otro lado del Puerto de la Bonaigua, en el hotel Pessets vislumbran un futuro inmediato un poco mejor. Aités confirma que ya tienen un buen número de reservas a partir del 26 de diciembre, cuando está previsto que se levanten, por las vacaciones navideñas, las restricciones de movilidad dentro de Cataluña. El pueblo de Sort vive en buena parte, a diferencia del Valle de Arán, del turismo catalán, y Aités avisa de que las dos semanas entre Navidad y Reyes suponen el 60% de su facturación en los meses de nieve: “Si perdemos la Navidad, la travesía para salvar el año será durísima”. “Seamos sinceros”, dijo Solsona, “si estamos abiertos es porque no podemos mantenernos cerrados. Pero es muy difícil cubrir gastos con estas restricciones”.

Segundas residencias

Serrano valoraba el pasado viernes que, sobre todo, eran propietarios catalanes de segundas residencias los que habían sorteado el jueves la prohibición de desplazamiento fuera de sus municipios. El efecto que pueda tener este grupo es relativo, según el consejero de Turismo aranés: “El puente significa un volumen de ingresos importante para las tiendas de deportes, por las compras navideñas y porque la gente se prepara para la nieve. Pero para la restauración, el puente significa quizá un 10% de la facturación de los cuatro meses de la temporada”.

Guillermo España, propietario del restaurante Ticolet de Baqueira, estima en hasta un 35% la facturación que representan las semanas del puente de la Constitución, Navidad y Reyes. Sin la estación abierta, las urbanizaciones de Baqueira son lugares casi vacíos, por lo que España no abrirá estos días el restaurante, pero sí un espacio de raclettes que regenta la familia: con los alimentos que se necesitan para este plato no se corre el riesgo de tener que tirar comida que al final no se sirve. En el Ticolet, en cambio, la cocina requiere más preparación y la plantilla asciende a 15 personas. España cree que si Baqueira no abre para Navidades, cerrará el restaurante toda la temporada.

El equipo directivo de Baqueira se reunió el pasado viernes para analizar si valía la pena abrir el 11 de diciembre, como está previsto. La imposibilidad de los usuarios procedentes de fuera de Cataluña —cerca del 70%— de trasladarse al Valle de Arán genera dudas sobre la viabilidad de abrir la estación.

Juli Alegre asegura que Francia y Alemania no permiten que sus estaciones entren en funcionamiento, pero subsidiarán a sus empresas operadoras con partidas que cubren la mayor parte de los gastos. La Federación de Hostelería de Lleida también pide un plan de ayudas específico para el sector. “Tenemos que resistir hasta finales de primavera, y eso es mucho tiempo”, avisó Solsona en un mensaje a sus asociados.

Francia relaja las entradas y salidas con Andorra

Las limitaciones de movilidad en España y Francia para las fiestas navideñas han supuesto un nuevo jarro de agua fría para Andorra. Desde octubre, el pequeño Estado de los Pirineos no puede recibir turistas de sus países vecinos, visitantes que generan la mitad de los ingresos del Principado.

La esperanza de su Gobierno era que finalmente Cataluña levantara el 21 de diciembre el confinamiento perimetral que imposibilita cruzar la frontera para viajes de ocio. Pero el freno en el plan de desescalada de la Generalitat y la ampliación de las restricciones hasta el 6 de enero en España han aumentado la incertidumbre. El director de la Unión Hotelera de Andorra, Jordi Pujol, ha calificado el escenario de “desastre”. Las estaciones de esquí andorranas han pospuesto su apertura y su tarea más acuciante ahora es buscar una solución para el personal temporal que ya había sido contratado.

Una noticia esperanzadora fue el anuncio el pasado viernes de que las autoridades francesas vuelven a permitir a andorranos y residentes de los departamentos de la Arieja y Pirineos Orientales que crucen la frontera para visitas de compras.

El Gobierno andorrano también lleva semanas negociando un acuerdo similar con la Generalitat para que autorice la comunicación comercial y de ocio con la comarca vecina del Alt Urgell. El Govern, por su parte, ha asegurado en varias ocasiones que mantiene en estudio todas las propuestas, pero no ha aclarado si finalmente lo permitirá. Por lo pronto, el freno en el plan de desescalada del Govern mantiene, además, otros 15 días el confinamiento perimetral municipal los fines de semana.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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