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Un Cruïlla XXS alternativo ofrecerá en julio más conciertos para menos espectadores

El festival planea programar diariamente al aire libre todo tipo de espectáculos de pequeño formato en Barcelona, ajustándose a las normas sanitarias

Imagen del escenario principal del Cruïlla.
Imagen del escenario principal del Cruïlla.

Tal y como se esperaba, el festival Cruïlla ha aplazado al año que viene su edición convencional en el Fórum, pero su director, Jordi Herreruela, ha planteado una alternativa para dinamizar un sector, el musical y del espectáculo, hibernado sine die. Se trata del Cruïlla XXS, un certamen que pretende ofrecer actividad diaria durante el mes de julio, en emplazamientos de la ciudad de Barcelona al aire libre, con control de accesos y llegada y salida escalonada de una asistencia que estará sentada y en localidades que cumplirán con las normas de distanciamiento social. La capacidad de estos recintos no superará en ningún caso las 400 personas, cifra que las autoridades autorizan ya en la fase 2 del desconfinamiento. “Hemos recibido una respuestas entusiasta tanto de autoridades, como de patrocinadores como del mismo sector. Se trata de una fórmula que nos permitirá a todos salir de una inactividad que amenaza muchos puestos de trabajo, y de paso puede insuflar un aire de optimismo a una sociedad que quiere sonreír. Todo el mundo desea olvidar el “no se puede”, resume Herreruela. La iniciativa es similar a la que plantea también en Barcelona este verano el festival Jardins de Pedralbes, que aún tiene que concretarla.

La programación y los espacios del Cruïlla XXS, que se espera no sean menos de diez, se harán públicos a partir de la semana que viene, y las entradas para estos espectáculos se situarán entre los 15 y 45 euros con una media de unos 25 euros. En la programación se plasmará el espíritu ecléctico del festival, e incorporará todo tipo de música, desde la clásica al jazz pasando por el rock, la música mestiza, monólogos, flamenco, acciones teatrales y circo entre otras ofertas. Ello supone que durante el mes de julio, la intención es ofrecer programación diaria, para lo que los organizadores aseguran disponer de suficiente músculo. “Se ha de considerar que el sector está en paro y cualquier actividad que lo ponga en movimiento cuenta con su complicidad. Hace falta iniciar la actividad en un ámbito poblado por autónomos y empresas de luz, carga y descarga, sonido y producción que si no se activan habrán de suprimir sus estructuras”, prosigue un Herreruela que se siente capaz de incluso de ampliar programación. “Hay artistas que nos están pidiendo varias fechas porque han comprendido que, al menos de momento, hemos de pasar de trabajar un día ante muchas personas a hacerlo varios ante pocas. No hay otra: ganar menos para ganar algo”.


Los artistas han de ayudar rebajando la energía del directo y adaptándola al formato", afirma el director del festival.

En realidad, lo que esta iniciativa pone sobre la mesa es la viabilidad de los acontecimientos masivos mientras no se disponga de una vacuna contra la covid-19. Según Herreruela: “Hemos de repensar el modelo. Ya antes de la pandemia ya se estaba planteando lo irracional de organizar acontecimientos para que miles de personas se desplacen en avión. Hay un tema de sostenibilidad medioambiental que se ha de considerar. También estaba en cuestión el disfrute masificado, cambiándolo por modelos de menor aforo, con el público mejor atendido y con diversas actividades simultáneas para evitar la concentración en un solo espacio”. Todo el diseño del Cruïlla XXS se ha realizado con la estrecha complicidad del Institut de Salud Global de Barcelona, y sugiere la realización de los denominados Ensayos de Protocolos Para Actividades de Pública Concurrencia: “Es importante probar protocolos para ver si funcionan, pues en caso contrario hasta que no haya vacuna no podremos salir de los pequeños formatos. Y los protocolos no son sólo útiles para la música, también para congresos, ferias, aeropuertos, centros comerciales etc. Por ejemplo, en los conciertos podría darse el caso que, dependiendo de la salud de cada espectador, este disponga de diferentes zonas delimitadas de movimiento restringido para evitar riesgos”.

Todo ello pone de manifiesto un punto peliagudo: la responsabilidad social y personal. Volviendo al Cruïlla XXS, ¿se mantendrá el público sentado en conciertos bailables? “Tendremos agentes cívicos pidiendo que el público cumpla con esa norma, pero lo importante es que el público ha de entender que lo ha de hacer, hemos de ser responsables y nosotros, como organización, lo hemos de poner a prueba. Nos han dicho que nos quedemos en casa y lo hemos hecho, creo que la gente se ha portado bien en general. También creo que los artistas han de ayudar rebajando la energía del directo y adaptándola al formato. Lo que no podemos hacer es vivir los conciertos como antes de la pandemia, pues nos pondremos todos en riesgo. Mientras no haya una vacuna, lo único efectivo son la distancia física y la higiene. O cumplimos o nos quedamos sin espectáculos y con un sector en la ruina.”

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