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EN MARCHA CONTRA EL CORONAVIRUS | 12

Impresoras 3D que echan humo por ayudar

Un informático en paro de Terrassa coordina a ocho personas que fabrican material de protección contra el virus

Carlos Moreno muestra el material impreso por su equipo para luchar contra la pandemia.
Carlos Moreno muestra el material impreso por su equipo para luchar contra la pandemia.Cristobal Castro

La crisis por la pandemia dejó a Carlos Moreno en paro justo antes del confinamiento, el 12 de marzo. Trabajaba como técnico montador en una multinacional tecnológica con un contrato de obra y servicio. Sin empleo, con su mujer embarazada de cuatro meses y una pandemia en la calle, Carlos no se amedrentó y decidió sacar provecho de la impresora 3D que había comprado ocho meses atrás. Hasta entonces solo la usaba para fabricar piezas para hacer arreglillos en casa o para imprimir figuras para su mujer el día de Sant Jordi. Ahora la dedica, día y noche, a fabricar material de protección. “Mis compañeros y yo somos voluntarios de Protección Civil, estamos implicados con la sociedad y, si hay una necesidad, alguien tiene que hacerlo”, apunta Carlos.

La idea se la dio un amigo suyo, Juan, que es policía local en Terrassa y que también aprovechó su impresora 3D para fabricar una especie de abrepuertas en forma de gancho para evitar tener que tocar superficies. Carlos y su padre se animaron a ayudarlo y pusieron sus máquinas a fabricar estas piezas. Su pasado como voluntario de Protección Civil y sus contactos en la policía, el ámbito sanitario y el Ayuntamiento le sirvieron para saber qué necesitaban y ofrecerse a hacerlo realidad.

Carlos y su equipo —que en estos días ha crecido hasta ocho miembros y los ha bautizado como Terrassa 3D Printers— llevan ya fabricados más de 250 abrepuertas, 500 viseras para máscaras protectoras, 800 láminas de máscaras protectoras y tres adaptadores para convertir máscaras de buceo en respiradores. El trabajo es laborioso. “Un adaptador puede tardar hasta dos horas en fabricarse, pero después hay que limarlos, probarlos y darles calidad y garantía”, asevera.

Los voluntarios llevan ya fabricados más de 250 ‘abrepuertas’ y 500 viseras para máscaras protectoras
Los voluntarios llevan ya fabricados más de 250 'abrepuertas' y 500 viseras para máscaras protectoras

Carlos coordina a los miembros del equipo, que trabajan en sus casas. Así que, salvoconducto en mano, le toca asegurarse de que ninguno de ellos se queda sin materia prima y recoger las piezas acabadas para llevarlas a su destino: centros hospitalarios, residencias y servicios de emergencias como policías o protección civil, entre otros.

El Ayuntamiento de Terrassa tiene contabilizados unas sesenta ofertas de colaboración de empresas, entidades y colectivos, que van desde la cesión de locales, donación de materiales textiles, suministro de alimentos o préstamos de máquinas de coser, impresoras 3D o vehículos de transporte. Paralelamente, y después de múltiples ofrecimientos de ciudadanos, el Consistorio creó una bolsa de voluntarios, que cuenta con 430 personas, destinados a ayudar a Cruz Roja.

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El equipo de Carlos también se nutre de la solidaridad, ya que no recibe ayudas públicas. Además de poner dinero de su bolsillo, han lanzado una campaña de recogida de donaciones a través de WhatsApp. “La gente compra los rollos para alimentar las impresoras o envía donaciones por Bizum. Se están volcando”. Han recaudado 160 euros para comprar materia prima. De cada rollo pueden salir de 10 a 12 adaptadores para respiradores. Pero también han hecho extensivo el llamamiento de colaboración para todos aquellos que tengan una impresora 3D.

Todo el esfuerzo, admite Carlos, también acarrea una factura en forma de desgaste físico. “Hay un nivel de estrés alto y dormimos poco. Las impresoras trabajan 24 horas al día y cada dos horas se paran y hay que cambiar las piezas y reiniciar las máquinas, así que dormimos a ratos”. Con todo, asegura que lo peor es “la falta de recursos”. “Todo son voluntades. Seguimos gastando nuestro tiempo, nuestra luz y nuestros rollos. Lo único que pedimos es poder seguir trabajando para ayudar a más gente”.

Impresores en acción

Nombre. Carlos Moreno (33 años) y siete voluntarios más.

Profesión. Informático.

Qué hacía antes de la crisis. Técnico montador de una multinacional de comunicaciones.

Qué hará cuando acabe la crisis. “Lo primero que haré es buscar trabajo”.

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