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Encerrados y con el cole en casa

Lunes 7 de la mañana del primer día laborable que vivimos confinados. Todo es muy extraño. Los niños siguen en pijama. Las clases ‘online’ empiezan

Un niño realizando sus tareas escolares en casa durante el confinamiento por el Coronavirus.
Un niño realizando sus tareas escolares en casa durante el confinamiento por el Coronavirus.Carles Ribas (EL PAÍS)
Ana Pantaleoni

Lunes, 7 de la mañana. Suena el despertador, pero la ropa no está preparada encima de las sillas. De hecho, nadie se mueve de la cama. No hay que sacar los bocadillos del congelador. Ni poner los pantalones de motricidad en la mochila. El entreno de fútbol lleva días suspendido. Los libros de inglés están sobre la mesa. La profesora ya ha anunciado que la próxima clase será por videoconferencia. No hay que correr hasta la parada para no perder el bus. Jamás pensé que echaría tanto de menos esos lunes de estrés.

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A member of the Military Emergencies Unit (UME) carries out a general disinfection at Malaga airport on March 16, 2020. - Spain has registered nearly 1,000 new COVID-19 infections over the past 24 hours, raising the total number of cases to 8,744. In order to rein in the virus, Spain has declared a state of alert, shutting all but essential services and ordering its population of 46 million people to stay at home. People are only authorised to go out to buy food or medicine, to go to work or to get medical treatment. (Photo by JORGE GUERRERO / AFP)
España en cuarentena por el coronavirus, en imágenes

Lunes, 7 de la mañana del primer día laborable que vivimos confinados. Todo es muy extraño. Los niños siguen en pijama. No quieren vestirse. Para qué: no pueden salir. Compaginar el teletrabajo con el cole en remoto es el reto de los próximos 15 días, aunque el ministro Ábalos acaba de anunciar que el estado de alarma se extenderá. Mejor apagar un rato la tele. A las 9 de la mañana, centenares, miles de padres, profesores y estudiantes se ponen a trabajar: el cole en remoto está en marcha. Muchos alumnos ya tienen desde primera hora el material en las intranets para hacer los trabajos. “A las nueve en punto de la mañana hemos recibido un mail con los deberes”, explica Nuria, madre de Bruno. Otros hacen clases por videoconferencia o comparten con sus compañeros las dudas. En el pasillo de la casa se oyen voces de muchos niños. Ya no somos cinco. En este hogar, entre las videoconferencias y el Fornite, somos muchos más.

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En la habitación, el niño dice: “¿Qué me toca ahora? ¡Ah me toca patio!”. También se escucha: “Tengo 40 mensajes con una exposición oral, un trabajo de plástica, un examen de competencias básicas. No puedo ver a mis amigos y me siento solo”. Se carcajea. “Bueno tampoco hay que dramatizar. Tampoco es tan malo. Puedo jugar más a las máquinas. En el cole nos han dado un tocho de hojas y piensan que lo vamos a hacer así como así, como si lo supiéramos todo”.

Los chats de padres son una ayuda estos días. Ver cómo otros se organizan sirve para coger ideas, aunque también para hundirte cuando te das cuenta de que no eres capaz de hacer esa manualidad tan elaborada o que nunca pensaste en ese plato de arroz con una cara que sonríe con zanahorias y aceitunas. La tecnología es la salvación y ellos son nativos digitales. “Establecer un horario visual para los pequeños que incluya ratos de entretenimiento solos, ratos de ayuda en casa, ratos de manualidades y de descanso”, recomienda Amelia, maestra infantil, a través de Instagram.

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Silvia es una de las madres que afronta la mañana de este lunes de confinación. Tiene dos niños, de cuatro y dos años. Explica que la noche ha sido mala. “Salir a aplaudir al balcón a los sanitarios asustó mucho a los niños, no entienden nada de lo que está pasando. Y aunque intentamos entretenerlos y jugar con ellos, hay ratos que nos ven preocupados. Tenemos un familiar hospitalizado con el virus y las noticias llegan con cuentagotas…Además yo no trabajo estos días (tampoco cobraré claro)”. Silvia sigue escribiendo en el chat: “Son las 10 y los niños y yo hemos desayunado (y tirado la leche por el suelo), nos hemos vestido (van disfrazados), hemos arreglado la casa (básicamente hemos hecho las camas), nos hemos confinado en la habitación a jugar al ping- pong, carreras de coches, después cocineros, construcciones y peluqueros”. Moira es madre de tres churumbeles y manda otro mensaje de los que vale pena: “Intentaré hacer horarios un poco estrictos… sobre todo por el tema de las pantallas. Y dedicar un tiempo al ejercicio: pensaba en subir y bajar dos veces al día las escaleras de la comunidad… vivimos en un cuarto”. Silvia acaba su texto con un “mucha suerte a todos los que estos días trabajan desde casa con la maravillosa compañía de sus hijos pequeños”. Son las 13 horas. Toca comedor, recuerda el niño. Pero la comida no está hecha.

ENCERRADOS EN CASA CON...

Lugar de cuarentena: Una vivienda del barrio de Gràcia (Barcelona).

Número de personas y edades: Dos adultos y tres niños.

Principales carencias del confinamiento: En este caso en concreto, la falta de profesores.

Recomendaciones para estas dos semanas: Consulto a Eva Millet, experta en educación: Ver pelis en familia / Pintar / Gritarse un poco ¿por qué no? / recuperar la sana costumbre de jugar solos / recuperar juguetes abandonados


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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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