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Barcelona aplaza las multas a los vehículos contaminantes que debía entrar en vigor en abril

El Área Metropolitana busca evitar “que nadie vea afectada su movilidad en caso de emergencia”

Vehículos circulan por la Zona de Bajas Emisiones en Barcelona.
Vehículos circulan por la Zona de Bajas Emisiones en Barcelona.M. MINOCRI
Clara Blanchar

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que agrupa a Barcelona y los 35 municipios de su entorno, ha decidido aplazar la entrada en vigor de las sanciones a los coches y motos contaminantes que circulen por la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). El régimen sancionador debía entrar en vigor el próximo 1 de abril, pero el organismo metropolitano ha decidido aplazarlo, hasta nueva fecha, para "evitar que nadie vea afectada su movilidad en caso de emergencia”, ha argumentado el vicepresidente de Movilidad, Antoni Poveda.

El anuncio se ha producido coincidiendo con el primer día laborable tras la declaración de estado de alarma para frenar los contagios del Covid-19. No ha sido como un domingo. Ni como un día de huelga general. Ni como el puente de agosto. Ni los laborables raros que hay a veces, cuando los niños no tienen cole. Es distinto. El primer laborable de confinamiento general ordenado para detener al coronavirus, Barcelona ha bajado drásticamente de revoluciones, aunque hablar de ciudad desierta vale solo para el centro más céntrico. En los barrios, la apertura de panaderías, farmacias, supermercados, tiendas de fresco y bancos ofrece una foto insólita, con movimiento de vecinos (pocos) que claramente salen para lo justo (o para sacar al perro) y vuelven a casa con ganas de lavarse las manos con el esmero de un cirujano. Algunos llevan mascarillas y guantes para protegerse del contagio. Y desde media mañana, llueve.

Además de escuelas, centros cívicos, bibliotecas cerradas o monumentos y atracciones turísticas sin actividad, también está vetado el acceso a los 148 parques y las fuentes ornamentales no funcionan. En un trayecto en bicicleta de dos kilómetros pasando por la Sagrada Família y la Pedrera, quien firma estas líneas ha contado solo siete turistas (cinco de ellos subiendo a un taxi-furgoneta para ir al aeropuerto). El recuento de niños es de tres. Taxis, apenas hay. Sobran dedos en una mano para contar los pasajeros de los autobuses. Y el Ayuntamiento ha suspendido el servicio del Bicing, las bicicletas públicas.

A media mañana, el tráfico en los accesos de entrada y salida había bajado un 40% y un 43%, respectivamente, según el Servicio Catalán de Tráfico. En el interior de la ciudad, la caída ha sido del 44% y en las rondas, del 40%. La cifra puede parecer pequeña, pero es muy superior a la de agosto, señala un experto en contaminación, que apunta que hay un umbral mínimo de “tráfico obligado” que es muy complicado reducir. La polución también ha caído en picado. Este lunes, el pico de contaminación de la mañana, en torno a las 10 horas, en las estaciones de Gràcia y el Eixample (la que habitualmente da los valores más altos) ha sido de 30 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico, muy inferior a los usuales un lunes de esta época, donde los valores suelen doblar la cifra. Con la lluvia la reducción ha sido todavía más fuerte.

Pinta que durante esta crisis sanitaria se batirán récords de aire “limpio”: el pasado domingo la ciudad registró el vigésimo día con menos contaminación de las últimas dos décadas en las estaciones de medición de Gràcia y el Eixample (cayó a la mitad de lo habitual esta época del año), explican desde el portal divulgativo Contaminacio.Barcelona. Sí circulan patrullas de la Guardia Urbana y Mossos d’Esquadra, que velan para que no se produzcan incidentes y han recordado a panaderías que tienen cafetería que solo pueden vender pan o servir cafés para llevar.

En el transporte ferroviario, mientras, el pasaje ha caído un 70% en la media de las líneas de Renfe. La sorpresa se ha producido en el metro, donde antes incluso de la hora punta matutina había vagones llenos de pasajeros, lo que ha incendiado las redes sociales y no esperaban ni en Transportes Metropolitanos de Barcelona, la empresa municipal de transporte. El Puerto de Barcelona ha informado de que garantiza el cumplimiento de los servicios esenciales para mantener el suministro de mercancías. Las terminales, señala, operan cumpliendo con las restricciones y medidas de seguridad a las que obliga el estado de alarma.

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Con las obras públicas paradas por orden de la alcaldesa, Ada Colau, quienes sí trabajan son bastantes obras privadas: de instalación de electricidad, de construcción de edificios u otras aparatosas. Es el caso del desmontaje de la gasolinera de Diagonal esquina Girona. “Antes nos parará la lluvia que el coronavirus o nuestros jefes”, bromeaban los albañiles en las obras del antiguo cine Niza.

En el Ayuntamiento, el 44% de la plantilla, 6.700 empleados, sigue activa en sus puestos habituales. Entre ellos, el personal de servicios sociales, cuyos centros funcionan como en agosto: hay nueve abiertos. Como es habitual, se repartirán 1.200 comidas a domicilio y mil para recoger y el consistorio está habilitando un sistema para que las familias de los 30.000 escolares que tienen beca comedor puedan comprar comida a través de una tarjeta monedero (la misma de la que ya disponen las familias más vulnerables). Los comedores sociales siguen abiertos, como los centros para personas sin hogar, del Ayuntamiento y de entidades.

Además, para urgencias, el CUESB (Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona) se reforzará con ocho profesionales y capitaneará las situaciones imprevistas que surjan. Respecto al SAD, Servicio de Ayuda a Domicilio, que atiende a 24.000 usuarios, sigue operativo, y presta especial atención a las 3.000 personas que no tienen redes familiares. En vistas a las próximas semanas, a Cáritas le preocupa, a medio plazo (una o dos semanas) la situación de las personas que durante estos días pierdan el empleo y no tienen un colchón económico.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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