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El narcotráfico, la venganza y la piromanía, entre las hipótesis de la investigación del incendio en Sierra Bermeja

Los investigadores no descartan ninguna teoría y confían en que las pesquisas arrojen pronto resultados

Miembros de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales trabajan en el reconocimiento de la zona afectada por el incendio de Sierra Bermeja, en Málaga. / INFOCA
Miembros de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales trabajan en el reconocimiento de la zona afectada por el incendio de Sierra Bermeja, en Málaga. / INFOCA

Cuando del incendio de Sierra Bermeja, que ha asolado casi 10.000 hectáreas de monte y se ha cobrado la vida de un bombero, solo quedan los rescoldos, toca centrarse en la investigación de cómo, quién y por qué originó este siniestro, que todo apunta a que fue intencionado. Los investigadores se muestran cautos a la hora de eliminar hipótesis, no descartan ninguna línea de trabajo y son optimistas sobre una pronta resolución de las pesquisas, que avanzan de manera satisfactoria, teniendo en cuenta las dificultades que entraña la investigación de los incendios forestales.

De lo que no parece haber duda es de su intencionalidad. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, adelantó que los dos focos que originaron el incendio se activaron por el mismo método: “montoncitos de hojarasca y encima una piña, prendida con un mechero”. También se ha confirmado que el fuego se propagó con la ayuda de una sustancia acelerante. La Fiscalía General del Estado apuntala esta teoría en un escrito en el que recoge que los indicios “pueden apuntar a una etiología intencional”. Estas informaciones han contrariado a los investigadores por filtrar datos sensibles para las pesquisas, constatan las fuentes consultadas.

Los trabajos de reconstrucción del incendio que están desarrollando miembros de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) y agentes del Seprona sitúan esos dos focos a un par de kilómetros de distancia entre ellos, dentro del término municipal de Genualgacil, junto a la cuneta que une este pueblo-museo con Estepona. El hecho de que se trate de una carretera poco transitada y la hora en la que se inició, sobre las nueve de la noche, complica la posibilidad de encontrar testigos por lo que la triangulación de señales de teléfonos móviles, las cámaras de vías más transitadas y las pistas que puedan aportar las señales del material acelerante están siendo más útiles para dar con el autor.

El narcotráfico es una de las líneas de investigación de los agentes. Una opción es que el fuego fuera provocado como por organizaciones criminales para desviar la atención policial y facilitar un transporte de droga, señalan las fuentes consultadas. La Costa del Sol está siendo objeto de una intensa presión policial sobre los clanes y esta táctica ya se ha puesto en práctica en otras ocasiones, aunque sin las catastróficas consecuencias de este último incendio.

Dos incendios originados en la zona en mayo —en Genalguacil, donde se calcinaron unas tres hectáreas— y julio ―en Jubrique, con más de 300 arrasadas― y que se han vinculado con las plantaciones de marihuana que proliferan en esta sierra, debido a que su orografía propicia que se camufle entre la vegetación, también se han tenido en consideración a la hora de desarrollar la investigación. Sus causas fueron accidentales y se descartó la intencionalidad.

Tampoco se descarta que el origen del fuego estuviera en una venganza entre vecinos por un problema de lindes, según ha adelantado El Confidencial. Una hipótesis que ha sorprendido a los alcaldes de la zona. “Los focos se originaron en nuestro término municipal, pero ahí no hay fincas particulares, es todo monte público”, explica el regidor de Genalguacil, Miguel Ángel Herrera. “Hay que dejar actuar a los investigadores, pero el fuego se originó lejos del casco urbano y la mayor parte de la tierra quemada es monte público”, coincide el primer edil de Jubrique. Ambos municipios han sido de los más amenazados por el incendio de Sierra Bermeja.

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La venganza, junto con los actos vandálicos y los daños a terceros, estaba detrás del 16,15% de los incendios declarados en 2019, según los datos recogidos en la Memoria de la Fiscalía. De todos los incendios de ese año, del último del que hay datos oficiales, el 46% fueron provocados por “pirómanos”, si bien Greenpeace, en un artículo, matiza que esa cifra debería reducirse al 7,11%, que es la que, sostienen, refleja a quienes sufren esa patología.

La hipótesis del pirómano también está sobre la mesa. El propio Moreno ha hecho hincapié esta semana en que el autor o los autores conocían perfectamente que iba a descender la humedad, que iban a soplar vientos racheados y fuertes y que se esperaba una subida de las temperaturas. “Los pirómanos son un chivo expiatorio de los incendios”, advierte Víctor Resco, profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lleida, que sostiene que, en muchas ocasiones, carecen de la pericia y los conocimientos medioambientales que se les atribuyen.

La dificultad de investigar incendios forestales

Los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil piden paciencia, si bien reconocen que la investigación avanza y que esperan tener pronto resultados. Miguel Ángel Ramos, secretario de comunicación de la Asociación Unificada de la Guardia Civil en Cádiz, estuvo 14 años destinado en el Seprona en Huelva y sabe de la complejidad de estas pesquisas, realizadas habitualmente con la colaboración del Infoca. La BIIF está trabajando sobre el terreno junto al Seprona para tener listo el informe técnico que se traslada a la Fiscalía y en el que se incluirán daños medioambientales y el coste de toda la intervención que, en el caso de que se condene al culpable, se le trasladarán en forma de indemnización.

En todos los casos, la investigación suele ser “larga y compleja”, recalca Ramos. Entre los efectivos de Infoca y los guardias civiles tienen que trazar el origen del incendio que marca la propia calcinación del monte, analizar la tierra para conocer si hay restos de acelerantes, triangular señales de móviles, tomar declaración a testigos… “Hemos llegado a hacer hasta moldes de rodadas de coches, de todo”, explica este agente sobre investigaciones que suelen durar, “como mínimo, seis meses”. Pero ni eso garantiza el éxito y la mayoría de los casos suelen quedarse sin resolver. “Es más fácil aclarar un asesinato que un incendio forestal. El 70% y el 80% de las investigaciones en las que yo participé en Huelva se quedaron sin resolver. Y si no hay detenidos, el caso ni llega a juicio, se archiva”, alega.

En un informe reciente de la Fiscalía General del Estado se señala que el número de personas detenidas o investigadas por su intervención en incendios en 2020 fue de 437 personas, de acuerdo con los datos aportados mensualmente por los cuerpos policiales al Fiscal de Sala, un 14,81% menos que en 2019, donde se detuvieron a 31 y se investigó a 482, según la Memoria de la Fiscalía. Un descenso que se justifica en la pandemia y que evidencia, de acuerdo con el documento, “la huella del hombre en la producción de incendios forestales”.

Más medios y no penas más duras

El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, ha pedido un endurecimiento de las penas para los responsables de los incendios forestales, pero los expertos consideran que las sanciones, que, en el caso de fuegos con peligro para la vida, como el de Sierra Bermeja, contemplan entre 10 y 20 años de prisión y el pago de los daños y perjuicios causados, ya son suficientemente altas. Para Greenpeace el debate debe centrarse en dotar a las fiscalías de medios suficientes y medios sobre el terreno para realizar todas las investigaciones pertinentes y evitar que los casos acaben siendo sobreseídos por falta de pruebas y que los culpables, por tanto, queden en libertad.

 

En esa misma línea se manifestaba este miércoles en Canal Sur Fernando Benítez, fiscal delegado de Medio Ambiente de Málaga. “Que todo el mundo sea consciente de que no solo es difícil hallar a los culpables, sino que el delito de incendio es de los más fáciles de cometer y de los más sencillos de quedar impunes por lo fácil que es ir al monte y pegar fuego sin que nadie te vea. La autoría es lo más difícil, y luego que haya pruebas suficientes”. Benítez también reclamó más medios para acelerar los tiempos de la justicia y recordó que el incendio de Barranco Blanco, en el que murieron dos personas y se quemaron 8.000 hectáreas, aún no hay señalado juicio nueve años después de su comisión.

 

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