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El ‘capo de capos’ que escapó a España por un error de la justicia italiana

Los tentáculos en la ‘Ndrangheta del clan de Domenico Paviglianiti, detenido este martes en Madrid, se extienden desde Lombardía hasta América del Sur

Foto sin fecha de Domenico Paviglianiti difundida por los Carabinieri de Italia. En vídeo, imágenes de la detención en Madrid este jueves.Vídeo: AP

Domenico Paviglianiti es un viejo conocido de la justicia italiana. “Jefe de jefes” llamaban en los años ochenta y noventa a este sexagenario detenido este martes en Madrid, cuando salía de una vivienda en la que había permanecido oculto. Los investigadores que consiguieron meterlo entre rejas en Italia hace décadas lo consideran un miembro destacado del clan de la ‘Ndrangheta que lleva su apellido y que, aunque no con la misma capacidad de antaño, aún sigue operando en algunos municipios de la remota y empobrecida Calabria. También se le conocen tentáculos en la norteña Lombardía y sus ramificaciones llegan incluso hasta Sudamérica, donde compinchados con otros grupos criminales locales gestionan el tráfico internacional de drogas. Desde hace años, esta actividad se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos de la mafia calabresa, que factura 43.000 millones de euros y controla el comercio de cocaína en Europa.

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Paviglianiti está condenado por asociación mafiosa, múltiples homicidios y tráfico de estupefacientes. Al principio fue sentenciado a cadena perpetua, pero después se le conmutó la pena por otra de 30 años de prisión. Aún le quedan por cumplir 11 años y ocho meses de cárcel, pero un error judicial lo liberó antes de tiempo, en octubre de 2019. Fue en ese momento cuando el mafioso ‘Ndranghetista aprovechó para escapar a España. Era la segunda vez que salía en libertad antes de tiempo, la anterior, decretada en agosto de ese mismo año, duró menos de 48 horas. Durante años había protagonizado una intrincada batalla legal entre sus abogados y las distintas autoridades judiciales del país transalpino para valorar y calcular, de distintas maneras, cuánto le quedaba por cumplir de su condena, teniendo en cuenta los escasos beneficios penitenciarios a los que pueden acogerse los condenados por mafia. Cuando el Supremo italiano se dio cuenta de que se había producido una equivocación, a finales del pasado enero, permitió a los fiscales de Bolonia emitir una orden de arresto internacional.


Sus delitos de sangre se encuadran dentro de una de las épocas más oscuras de la historia italiana. Según las investigaciones de los Carabinieri, recogidas por la prensa local, Paviglianiti desempeñó un papel destacado en la denominada segunda guerra de la ‘Ndrangheta, un conflicto abierto entre clanes que se desarrolló entre 1985 y 1991, que se saldó con cerca de 700 muertos y que redefinió la estructura jerárquica y el modo de organización de la mafia en Calabria. En aquella contienda, Paviglianiti y su clan, junto a otros grupos apoyaron a la poderosa familia De Stefano en la sangrienta disputa con la ‘Ndrina Condello —nombre con el que se conoce a las familias mafiosas de esta organización—, aparentemente aliados hasta el momento, en la provincia de Reggio Calabria. La refriega dejó 620 muertos y la mayoría de los jefes de los De Stefano fueron asesinados. Otra familia, como es tradicional en esta hermética asociación criminal, los Tegano, ocupó su lugar y continuaron la guerra. En esos tiempos, Domenico Paviglianiti se paseaba por Calabria a bordo de un coche blindado, por miedo a caer ante los disparos rivales.

Domenico Paviglianiti.
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Los Carabinieri también descubrieron que los Paviglianiti utilizaron su poder en el territorio para manipular las elecciones de 2014 en el municipio de San Lorenzo, de poco más de 2.000 habitantes. El clan, según los investigadores, había conseguido que un empresario de la zona, vinculado a una familia rival, retirara su candidatura para los comicios locales, que finalmente no se llevaron a cabo por falta de candidatos. Atendiendo a la investigación, la familia mafiosa también habría extorsionado de algún modo a dicho empresario. Dentro del crimen organizado en Calabria es habitual que los empresarios de todo tipo se vean obligados a rendir cuentas al clan que domina el territorio en el que están asentados. La extorsión adopta todo tipo de formas, desde la imposición de contrataciones hasta el desembolso de dinero.

Domenico Paviglianiti desarrolló en Milán buena parte de su carrera criminal, en las filas del clan Trovato, a su vez vinculado a los De Stefano. Su principal negocio era el tráfico de drogas y de armas, también de guerra, con Suiza. Giovanni Riggio, un colaborador de la justicia, una figura muy poco común en la mafia calabresa, que se basa en los vínculos de sangre, contaría más tarde que Paviglianiti era el principal encargado de proveer el armamento y que en alguna ocasión llegó incluso a proporcionar bazucas, antiguos lanzacohetes, y granadas de racimo.

Su historial delictivo es dilatado. En 1990 Paviglianiti estuvo implicado en el asesinato de Roberto Cutolo, el hijo de un jefe de la Nueva Camorra Organizada. El crimen se urdió, como ajuste de cuentas, en una insólita reunión en un hotel de Milán entre las principales mafias de Italia: la Camorra napolitana, la Cosa Nostra siciliana, la ‘Ndrangheta calabresa y la Sacra Corona Unita de Apulia. Otro arrepentido y colaborador de la justicia, Nino Fiume, que participó en aquel encuentro definió más tarde esta macabra corporación como el Consorcio, una alianza que se firmó entre 1986 y 1987 a modo de superestructura criminal cuyo objetivo era coordinar todas las actividades delictivas que tenían lugar en el territorio nacional. Los Trovato, destacados acólitos de los Paviglianiti, dirigían la organización en Lombardía.

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