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Los caminos de Villarejo para repartir sus amenazas

El comisario buscó un compinche en la cárcel con el que compartió confidencias y planes presuntamente delictivos

El comisario Villarejo abandona la cárcel de Estremera el pasado miércoles. Vídeo: luis sevillano / epv
José Manuel Romero

El comisario José Manuel Villarejo se sirvió de un compinche en la cárcel de Estremera (Madrid), con el que compartió dos años y medio de confidencias y algunos planes supuestamente delictivos, para repartir sus amenazas. La investigación judicial ha descubierto que ese preso escribió un correo electrónico el 15 de noviembre de 2020 a una persona vinculada a un partido político no identificado con el siguiente texto: “[Villarejo] está harto de tanto hijo de puta como anda suelto mientras él se pudre en prisión. Te mando un adelanto para que sepáis que está dispuesto a llevarse por delante a quien sea. Díselo a tus jefes de partido. Lo que quieran. Información jugosa del PP, del PSOE, de Podemos o, si quieren darle la puntilla, de Ciudadanos”.

Alfonso Pazos, imputado en la pieza 28 del caso Tándem que investiga las andanzas de Villarejo, fue el preso que actuó de recadero para distribuir entre abogados, políticos y medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS, algunos de los supuestos secretos que aún conservaba el comisario y con los que pretendía denunciar prácticas delictivas de otras personas e instituciones.

Los diputados de todos esos partidos políticos citados por Pazos en su correo de noviembre forman parte de la comisión parlamentaria de investigación del caso Kitchen y tienen que decidir todavía el día que citan a Villarejo para que explique su participación en el operativo policial de espionaje a Bárcenas y su familia. Algunos grupos temen que Villarejo hable del caso Kitchen y aproveche la ocasión para airear denuncias contra casi todos los partidos allí representados.

Una comisión judicial registró el pasado 23 de octubre la celda 01 del Centro Penitenciario Madrid VII-Estremera donde dormía Villarejo, comisario de casi 70 años, jubilado en 2016 y encarcelado desde el 3 de noviembre de 2017 hasta el 3 de marzo de 2021 acusado de dirigir durante décadas una trama policial corrupta. La comisión intervino seis notas informativas, “documentación generada por el investigado Villarejo” que la Fiscalía Anticorrupción considera que está afectada por la Ley de secretos oficiales y no se puede hacer pública.

El juez instructor sostiene por su parte que el comisario Villarejo conserva una “ingente documentación” con la que pretende “lucrarse y chantajear tanto a particulares como a las instituciones del Estado mediante la difusión programada de esa información sensible, para obtener así su impunidad o, al menos a corto plazo, su libertad”,

El policía jubilado salió de la cárcel el pasado 3 de marzo con un objetivo declarado: “Voy a desenmascarar a todos”. De momento, su próxima cita con la justicia será en diciembre, en una vista oral en la que se enfrenta a una petición fiscal de 99 años de cárcel por tres de las 30 piezas separadas en las que está dividida la causa conocida como caso Tándem.

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Sus amenazas en libertad tienen un antecedente conocido por la justicia: los planes que ideó en la cárcel el segundo semestre de 2020 y que se encargó de ejecutar supuestamente su compañero de módulo Alfonso Pazos.

El correo electrónico de Pazos sobre la información de la que Villarejo disponía de los principales partidos políticos adjuntaba 14 documentos, entre ellos uno sobre la familia Pujol y otro con el manifiesto que tres jefes policiales de anteriores épocas firmaban a favor de Villarejo, aunque después esos avalistas del comisario no mantuvieron ante el juez la misma versión.

La documentación remitida por Pazos a diversas personas mediante correo electrónico o mensajes telefónicos está incorporada al sumario del caso que investiga la Audiencia Nacional y son solo una muestra de lo que el comisario ha amenazado ahora con desvelar.

“La gentuza de la fiscalía”. En sus comunicaciones, Pazos decía que tenía “la orden de Pepe de contactar con las personas que se enfrentan a toda esa gentuza y que ha presentado una querella contra esta gentuza”, le cuenta a una periodista en relación a la Fiscalía Anticorrupción. “Colaborar”, le dice Pazos a su interlocutora, “ya estás colaborando intentando desmontar a toda esta panda de corruptos que es la Fiscalía Anticorrupción”.

Grabaciones a periodistas. El preso relata sus largas conversaciones con Villarejo y asegura que “dando vueltas al patio”, el comisario jubilado le contaba todas las maldades que han hecho periodistas con los que ha hecho muchas comidas que tiene grabadas. “Llegará el momento que se ponga a todos en su sitio porque tiene todas las grabaciones de todas las comidas que ha hecho con ellos, cuando hablaban de sus cositas, ¿eh? Y cuando hacían maldades, así que no te preocupes que todo eso lo tendrás”, le cuenta a una interlocutora, según recoge el sumario.

Caso Gürtel y caso Malaya. Entre la documentación que distribuía el compinche de Villarejo se encuentra parte del sumario que se instruye en la Audiencia Nacional y que el juez pone a disposición de las partes y “alguna otra cosa” que, según Pazos, les llega “de aquella manera”.

Las notas informativas que el compañero de celda de Villarejo distribuye entre distintos periodistas, abogados y políticos hablan de Bárcenas, de la Operación Malaya, del caso Gürtel o del caso Nóos, que afecta al cuñado del Rey.

El recadero de Villarejo dice a sus interlocutores que si sacan la información que ha facilitado, los instructores de la causa se darán cuenta “de que se les va de las manos” mientras “ellos pensaban que lo podían controlar”.

Operación Kitchen. El preso compinche de Villarejo fue seguido durante sus salidas de la cárcel y la investigación judicial acreditó al menos una cita con Francisco Martínez (11 de septiembre de 2020). Entre la documentación que facilitó a diversos periodistas se encuentra un correo electrónico remitido por el comisario Villarejo al que fue secretario de Estado de Seguridad en el que se habla en clave de la operación ilegal de espionaje a Luis Bárcenas, que se investiga en la Audiencia Nacional, por la que están imputados tanto Villarejo como Martínez.

Entre los documentos que distribuía Pazos había algunos relacionados con supuestos informes del Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias de España (Sepblac) sobre la financiación ilegal de Podemos, algo que nunca se pudo acreditar; y otros sobre gestiones relacionadas con el caso Gürtel que afectaban al PP.

Larsen y el rey emérito. El compinche de Villarejo se comprometió con alguno de sus interlocutores a mandarles notas internas que había hecho el comisario advirtiendo “de las posibles implicaciones y peligros que pudiera tener Corinna Larsen [examante del rey emérito] para la Casa Real y sobre todo para Juan Carlos”.

Pazos entregó “audios de Corinna” que formaban parte “de las cuatro horas de conversación que tiene de cuando estuvo en Londres y se fueron a cenar”.


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