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Las Raíces, el campamento ‘maldito’ para los migrantes en Canarias

La instalación tinerfeña supone el principal ejemplo de las dificultades del Gobierno para poner en marcha una red de acogida digna en las islas

Un avión despega desde el aeropuerto de Tenerife Norte cerca del campo de migrantes de Las Raíces. JAVIER BAULUZ
Un avión despega desde el aeropuerto de Tenerife Norte cerca del campo de migrantes de Las Raíces. JAVIER BAULUZ
Guillermo Vega

Resulta imposible encontrar un migrante que tenga algo bueno que decir sobre el campamento que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha instalado en un el antiguo cuartel militar en Las Raíces (municipio de La Laguna, de algo más de 155.000 habitantes). Essam, marroquí de 28 años procedente de El Youssoufia, un barrio de Rabat, hace un resumen en inglés de la situación. “Dentro hay demasiada gente, parece una prisión. La Policía es muy agresiva con nosotros, hace frío, la comida es mala y tenemos muchas peleas con los senegaleses porque se empeñan en jugar al fútbol delante de nuestras casetas. No se puede estar ahí”. Hace 10 días, Essam decidió abandonar la instalación y acampar junto con una cincuentena de magrebíes en el exterior del recinto.

Es jueves. El día ha amanecido frío y lluvioso en la húmeda zona de las Raíces un paraje poblado de eucaliptos a unos 1.000 metros de altitud. Docenas de magrebíes y subsaharianos pasean por las inmediaciones. Dos furgonetas de la Policía Nacional acaban de llegar a las puertas del recinto alertadas por la dirección del campamento por una pelea provocada, precisamente, por las tensiones entre senegaleses y marroquíes y el lugar idóneo donde practicar el deporte rey.

Los migrantes acampados a las afueras de la base militar, reclaman una mejora en las condiciones del campamento donde han sido alojados tras el cese de los hoteles como alojamientos temporales.
Los migrantes acampados a las afueras de la base militar, reclaman una mejora en las condiciones del campamento donde han sido alojados tras el cese de los hoteles como alojamientos temporales. Miguel Velasco Almendral

El campamento de Las Raíces es uno de los seis anunciados en noviembre como parte del Plan Canarias, un despliegue de macrocampamentos inédito en España. El plan consiste en la creación de una red de acogida en las islas de Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura primero en campamentos temporales, y después en edificaciones permanentes. La apertura de los recintos, prometidos para finales de 2020, se ha arrastrado dos meses más de lo previsto y, finalmente, estarán todos en funcionamiento la próxima semana con la apertura de la nave que Bankia cedió temporalmente al Ministerio en el polígono de El Sebadal, en Las Palmas de Gran Canaria. Desde el lanzamiento del plan, además, se han encadenado algunos problemas como una inundación de aguas fecales y la falta de agua caliente en el cuartel de Canarias 50 o las tensiones vecinales, que se tradujeron en ataques a los residentes del Colegio León, ambos en Las Palmas de Gran Canaria.

Ayoub a Kelaa es marroquí y afirma tener 27 años. Ha salido del recinto a dar una vuelta hasta la hora de comida y visitar a los compatriotas resguardados en las casetas de campaña. Llegó a Gran Canaria en noviembre tras pagar 4.000 euros por el viaje (”tres días vomitando, sin agua casi y sin comer”), asegura. Ahora pasa sus días esperando una solución que le permita llegar a la Península. “Pero es imposible. Si voy al aeropuerto, la policía me quita el pasaporte y me manda a Marruecos”. Él es uno de los más de 23.000 africanos que arribaron a las islas en 2020, a los que se suman los 2.044 de enero. En la actualidad, la Delegación del Gobierno, cifra en 11.500 los migrantes irregulares en Canarias. Entre ellos, unos 2.600 menores. Los siete recursos previstos por el Plan Canarias cuentan con un total de 5.810 plazas, ampliables hasta 7.010, para hacer frente a las llegadas, según ha informado este viernes el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

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La mala fama de las otras instalaciones abiertas no rivaliza con la de Las Raíces. Tanto es así, que cientos de migrantes han preferido renunciar a los recursos de acogida (quedan expulsados de él si no regresan en 72 horas) y vivir en la calle antes que ser trasladados a ella. Este antiguo (y desolado) acuartelamiento militar aloja actualmente a 1.010 personas, y puede albergar a 1.200 personas, ampliables a 2.400 en caso de emergencia, lo que lo convierte en el mayor campamento de todos los previstos. Le sigue el de Las Canteras (1.642 plazas), también en el municipio de La Laguna, que se ha inaugurado este viernes y que estará gestionado por la Organización Internacional para las Migraciones.

Los internos también se quejan de la falta de asistencia legal. Ahmed Mbour, un taxista senegalés de 27 años que llegó en noviembre a Gran Canaria, pretende trasladarse a Barcelona o a Almería, donde dice contar con dos primos. “Me fui de mi tierra por problemas personales”, explica. “Pedí asilo a Cruz Roja cuando estaba en el hotel en Puerto de la Cruz, pero aún no me han respondido. He hablado con algunos abogados de Accem, pero siempre me dicen mañana, mañana...”. El delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, ha asegurado sin embargo este viernes en declaraciones a la Radiotelevisión Canaria que “el asesoramiento legal se está haciendo y está garantizado”. El delegado ha asegurado a su vez a Radio Nacional de España que la ausencia de asesoramiento legal “es algo que se dice mucho”. “Hasta ahora no he visto irregularidades”.

Migrantes del campo oficial de Las Raíces, Tenerife, hacen cola para recibir la comida.
Migrantes del campo oficial de Las Raíces, Tenerife, hacen cola para recibir la comida. Javier Bauluz

Menores

Cerca de la decena de agentes parapetados con chalecos antibalas deambula Mohammed Jabarteh acompañado de un grupo de compatriotas. Es un senegalés de estatura media y rostro aniñado y que asegura tener casi 16 años, si bien las pruebas óseas practicadas recientemente sostienen que ya es mayor de edad. “Tengo mi partida de nacimiento que demuestra que soy menor”, asegura.

La detección de menores, de hecho, constituye otro de los grandes problemas a los que se han enfrentado las autoridades, y se han dado numerosos casos de personas de menos de 18 años alojados en recursos junto con adultos. El Defensor del Pueblo se ha dirigido en varias ocasiones a la Fiscalía General del Estado para transmitirle las quejas que recibe sobre el mal funcionamiento de la detección de “perfiles especialmente vulnerables, tales como menores, mujeres, potenciales víctimas de trata y personas con necesidades de protección internacional”. Esta semana, el concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de La Laguna, Rubens Ascanio, se sumó a las quejas y alertó de la posibilidad de que haya niños entre las personas alojadas en el campamento.

Accem cifra en unos 49 los posibles menores que hay en el recinto, procedentes de Senegal, Gambia, Marruecos, Mauritania y Guinea. “Nos los envían como mayores, detectamos que podrían no serlo y tratamos de trabajar”, aseguran fuentes de la organización. “Lo que hacemos es hacer un estudio individualizado con toda la cautela, incluyendo informes psicosociales. Posteriormente trasladamos escritos a la Fiscalía con un listado de los posibles casos”. Fuentes de Migraciones consultadas por este periódico se han limitado a asegurar a este respecto que “durante la filiación, las personas menores de edad son derivadas a centros de las comunidades, cumpliendo así todos los procedimientos”.

Ya es mediodía, aunque el frío y la humedad siguen reinando. La relativa calma en el exterior de Las Raíces se ve alterada momentáneamente con la llegada de dos guaguas con una nueva remesa de 100 migrantes. Un grupo de migrantes deja de pelotear en el camino para observar la entrada de sus nuevos vecinos. Ayoub a Kelaa los observa y suspira levemente. “Ahora será todo un poco más difícil”.

Recursos sanitarios de emergencia

Una cincuentena de magrebíes decidió hace aproximadamente dos semanas salir del recurso de acogida de Las Raíces y acampar a las afueras del campamento. La solidaridad de los vecinos no se hizo esperar. Entre ellas la de Sandra (nombre ficticio), una enfermera del Servicio Canario de Salud que ha coordinado una red de una decena sanitarios voluntarios que atiende diariamente a unas 70 personas. “No solo a las que están acampadas, también salen muchos de del interior para que les tratemos los dolores más leves”, asegura. “Nos hemos encontrado algunos más graves”. En ese caso, en primer lugar, tratan de derivarlos a Accem o si no contemplan su enfermedad, han llegado a llamar a una ambulancia para derivarlo a un centro de salud.

Las Raíces aun no cuenta con médico propio, reconocen fuentes de Accem. “Seguimos con el proceso de contratación de personal”, aseguran”, “pero hay asistencia sanitaria en todos los turnos y estamos coordinados con el SCS, que cuenta con un programa exclusivo, con transportes hacia centros de salud”.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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