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La jefa de gabinete de Marlaska abandona Interior tras los últimos ceses en el ministerio

Rocía García llevaba en el cargo poco más de un año

Rocío García.
Rocío García.Europa Press
Patricia Ortega Dolz

“Marlaska se está quedando cada vez más solo”, se dice por los alrededores del Ministerio del Interior tras conocerse que Rocío García, la hasta ahora jefa de gabinete de Fernando Grande-Marlaska, se va, según adelantó este martes elDiario.es. Su nombramiento “fue transitorio” y su salida “estaba pactada” hace meses, aseguran en Interior, donde desvinculan su salida de la ola de ceses vivida hace unos meses. El último, y el más sonoro y polémico, el de coronel Diego Pérez de los Cobos, al frente de la comandancia de Madrid.

Rocío García llegó al ministerio hace dos años. Posteriormente ascendió de cargo cuando el ministro decidió “configurar su propio equipo” tras las elecciones generales de noviembre de 2019. En ese momento cesó a la que era secretaria de Estado, la socialista valenciana Ana Botella, al director de la Guardia Civil, el juez Felix Azón, y a la directora de comunicación, Mar Hedo. El ministro nombró a Rafael Pérez Ruiz, su compañero de carrera judicial y amigo, como Secretario de Estado de Seguridad. García, que había trabajado codo con codo con ambos, asumió entonces el cargo de jefa de Gabinete. Hasta hoy.

Fuentes internas del ministerio aseguran que estaba “un poco quemada”, ya que es un puesto "muy complicado” porque debe hacer “de cortafuegos, de filtro del ministro y de asesora” al mismo tiempo. Las mismas fuentes apuntan a que el equipo del ministro, reticente a las críticas, acaba siendo al final un grupo de personas muy reducido. “Es muy exigente, pero exquisito en el trato”, aseguran quienes trabajan con él.

No se conoce aún el nombre de quien ocupará el puesto de García, aunque fuentes del ministerio aseguran que la persona está elegida “desde hace meses”, a la espera de que pueda materializarse el cambio. “La evolución de la pandemia ha condicionado los tiempos”, aseguran en el ministerio, que esperan que el nuevo fichaje se incorpore en breve. Esa situación de espera de relevo, también habría podido pesar sobre García, que formaba parte hasta ahora del círculo de trabajo más íntimo del ministro.

En estos dos años, Marlaska, el ministro que lleva tatuado en su muñeca “ni pena, ni miedo”, ha destituido a una quincena de cargos relevantes de su ministerio, entre altos mandos policiales y de la Guardia Civil, y representantes políticos, incluyendo a la secretaria de Estado y al director general de la Guardia Civil. El ministro cesó también el pasado mes de enero a la Directora de Apoyo a las víctimas, Sonia Ramos, en el cargo desde diciembre de 2011, y que había criticado con dureza que no se impidiera al etarra José Ramón López Abechucho pronunciar una conferencia en la universidad de Vitoria.

Las primeras destituciones las realizó Marlaska al poco de tomar posesión en su cartera dentro del Gobierno de Pedro Sánchez. En julio de 2018 cesó al comisario José Luis Olivera, hasta entonces jefe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), que había sido mano derecha del ministro Jorge Fernández Díaz y que continuó en su puesto con Juan Ignacio Zoido, pese a sus vinculaciones con el excomisario Villarejo y los escándalos de la llamada policía patriótica. Comenzaba la purga policial. A Olivera le siguieron (ese mismo mes de agosto) tres policías destinados en embajadas de España y colocados por Eugenio Pino, el exdirector adjunto operativo de la Policía sobre el que presuntamente pivotaba la corruptela policial.

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Ese mismo verano, Marlaska fulminó a otro hombre fuerte de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), también por “pérdida de confianza”, tras la filtración a la prensa de un correo interno en el que criticaba la escasez de fondos reservados para investigar. En octubre de ese mismo año 2018, el ministro destituyó también al subdirector del Gabinete Técnico de la Policía, José Manuel Pérez, tras invitar a la presentación de un libro sobre ética policial a Juan Cotino, exdirector general de la policía procesado en el caso Gürtel y recientemente fallecido por coronavirus.

Poco más tarde salía por “falta de sintonía” el comisario principal Germán Rodríguez Castiñeira, que apenas llevaba un año en la Comisaría General de Información al frente de la lucha antiterrorista de la Policía Nacional y de quien se decía que tenía buena relación con la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes. Con él cayó el comisario de Baleares, Antonio Jarabo de la Peña, por no interrumpir sus vacaciones durante las inundaciones de Mallorca.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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