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Abascal cerrará en Euskadi la doble campaña electoral buscando réditos en el resto de España

Vox da prioridad al País Vasco a pesar de que parte con mejores perspectivas en Galicia

Miguel González
El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un mitin en Lugo, el pasado viernes.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un mitin en Lugo, el pasado viernes.Eliseo Trigo (EFE)

¿Galicia o el País Vasco? La coincidencia de las elecciones gallegas y vascas el próximo 12 de julio ha obligado a los partidos estales a elegir dónde celebrarán este viernes el cierre de la doble campaña electoral.

Para un partido como Vox, al que las encuestas no dan representación en ninguno de los dos parlamentos autonómicos, se trataba de una apuesta arriesgada, pues suponía dar prioridad a una sobre otra.

A priori, todas las papeletas apuntaban a Galicia: aunque no consiguió ningún escaño en las elecciones del 10 de noviembre, logró allí 114.000 votos; el 7,8% del total. En la provincia de A Coruña obtuvo 50.000 sufragios (8,2%) y se quedó a solo 8.000 de arrebatar un diputado al BNG.

Por el contrario, en el País Vasco solo recibió 28.700 votos (el 2,45%) del total. En Álava, donde tuvo su mejor resultado, no llegó ni siquiera al 4% (3,78%), menos de la mitad que en A Coruña.

La campaña gallega tenía una ventaja añadida para Vox: su contrincante es Alberto Núñez Feijóo, heredero del discurso moderado de Rajoy, símbolo de la “derechita cobarde” contra la que nació el partido ultra y a quien ha tachado de “nacionalista” gallego. En cambio, en Euskadi, Abascal se disputa el electorado con Carlos Iturgaiz, quien fue su jefe de filas en el PP y en cuya lista conjunta con Ciudadanos no hubiera tenido problema en integrarse. Si le hubieran dejado.

Vox confía en desmentir a las encuestas y entrar en los parlamentos de Santiago de Compostela y Vitoria, lo que pasaría por obtener representación tanto en A Coruña como en Álava, el territorio vasco donde los escaños son más baratos.

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Sin embargo, la elección de la capital vasca como escenario para el mitin final de campaña de Abascal –en Santiago de Compostela estará este jueves-- no es una apuesta por conseguir más votos en el País Vasco, sino más rédito en el resto de España. El hostigamiento al que los grupos radicales han sometido cada uno de los mítines de Vox en Euskadi ha proyectado en la sociedad española una imagen de valentía y a la vez victimismo que el partido ultra ha explotado a fondo.

La campaña de Vox, dirigida por el diputado por Barcelona Ignacio Garriga, no se ha hecho pensando en el 12 de julio, sino en el día después. Por eso, el principal anuncio que ha hecho Abascal en estos 15 días no ha tenido nada que ver ni con Galicia ni con el País Vasco, sino con el futuro a corto plazo del partido ultra: la creación de un sindicato de Vox para intentar disputar el voto obrero a la izquierda. Pero eso será ya en otras elecciones.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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