Leonor de Aquitania, palacio dieciochesco
Panorámica sobre la hoz conquense del Huécar en un hotel de Cuenca

Lo propio en Cuenca es asomarse al abismo desde una de sus célebres casas colgadas. Y, si puede ser, pernoctar en una de ellas. Tal es el atractivo de hoteles como la Posada de San José, el Convento del Giraldo y el Leonor de Aquitania, que, aunque no forman parte del conjunto monumental conocido como las Casas Colgadas, se sitúan sobre la crestería urbana que bordea la hoz del Huécar y ofrecen vistas espectaculares de dicha hondonada.
Puntuación: 5,5 | |
Arquitectura | 7 |
Decoración | 7 |
Estado de conservación | 4 |
Confortabilidad | 5 |
Aseos | 5 |
Ambiente | 6 |
Desayuno | 4 |
Atención | 6 |
Tranquilidad | 5 |
Instalaciones | 6 |
Este último es un palacio del siglo XVIII que alojaba a una familia noble conquense cuyo nombre quedó eclipsado por el más regio de Leonor de Aquitania. No el de la aquitana que acabaría originando la guerra entre los capetos de Francia y los Plantagenet ingleses, sino el de su hija, también Leonor, hermana de Ricardo Corazón de León y esposa de Alfonso VIII de Castilla, el héroe de las Navas de Tolosa.
En su memoria, por haber ordenado la construcción de la catedral de Cuenca, lleva el hotel su nombre. Será por historia que las instalaciones destilen tanto aire viejuno, con algunas humedades en los muros, polvo acumulado sobre los muebles y unas puertas y ventanas añosas que aíslan más bien poco los ruidos procedentes del movimiento interior y las temperaturas siempre radicales del exterior. No solo la limpieza del edificio es mejorable, todo él parece dispuesto para una actualización a conciencia.
El equipo profesional es amable, pero escaso y sobrecargado de trabajo. Hace notar mucho la diferencia de una temporada a otra, de los fines de semana a los días laborables, en los que cada uno de los empleados puede expresar lo mejor de sí mismo. Sobre todo en los dominios del restaurante, instalado en los antiguos establos, dentro de la roca, cordial en su atmósfera, en las elaboraciones culinarias y en atenciones personales.

Boletín
La panoplia de habitaciones incluye unas muy formales, con vistas a la turística calle de San Pedro, y otras más experienciales, abiertas a la hoz del Huécar. Unas se sitúan junto al cimborrio de la iglesia de San Pedro. Otras, en la vertical del parador y el puente de San Pablo. Su estética es fina, con láminas contemporáneas y litografías decimonónicas, pero caduca por su exposición al uso. Algunas, como la 104, adolecen de colchones gastados, muy blandos, a los que les suenan los muelles. Otras, como las 105 y 106, ofrecen camas de matrimonio con colchones duros y almohadas quizá excesivamente rígidas. Quienes busquen un mayor confort tendrán que rascarse el bolsillo y solicitar una suite como la 301 o 303, con mejor tono vital, luminosidad enfática, hidromasaje sensual y una panorámica sin igual desde sus terrazas.
Es lo que tiene eso de pernoctar en el casco histórico de Cuenca.
Leonor de Aquitania
- Categoría: 3 estrellas.
- Dirección: San Pedro, 60.
- Teléfono: 969 23 10 00.
- Internet: www.hotelleonordeaquitania.com.
- Instalaciones: spa con baños de vapor, sauna finlandesa, bañeras de hidromasaje y espacio fitness, salón, cafetería, restaurante.
- Habitaciones: 46 dobles y junior suites.
- Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados; animales domésticos prohibidos.
- Precios: desde 43 euros la doble, IVA incluido; desayuno, 10,50 euros.
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