La muralla de Tánger resurge
Tras su restauración, los muros del puerto serán la primera imagen de la ciudad para los viajeros
Hasta el año 2012, cuando se reanudaron los trabajos para restaurarlas, las murallas del puerto de Tánger se habían convertido en un vestigio del pasado oculto en el maremágnum de la ciudad actual. Eran demasiados los edificios que se habían construido tanto delante de ellas como frente al mar, vinculados al antiguo puerto pesquero, ahora en vías de desaparecer completamente con el macroproyecto que pretende convertirlo en deportivo.
Cuando los trabajos de recuperación terminen, Tánger habrá recuperado una fachada marítima con siglos de historia. Y es que las murallas fueron construidas por los portugueses que, aunque no aparezcan muy a menudo en las referencias históricas sobre la ciudad, también la habitaron durante dos siglos, entre 1471 y 1661. Lo que queda de aquella es un largo muro que se extiende desde parte del puerto hasta la zona de Merkala. Mil trescientos metros del mismo forman parte del proyecto de restauración previsto.
El trayecto que ha de realizarse para contemplar las murallas desde el exterior es un recomendable paseo que transcurre paralelo al mar y que fue arreglado hace unos años con aceras e iluminación adecuada. De hecho, se ha convertido en los últimos tiempos en un lugar por el que tangerinos y extranjeros hacen deporte o pasan la tarde del domingo simplemente contemplando el océano. En verano es incluso posible bañarse en la playa que se encuentra al final del recorrido. Por el interior, la muralla discurre en un amplio tramo urbano, desde la kasbah hasta los barrios populares del extrarradio.
Cuando las obras de restauración terminen, el puerto estará mucho más abierto a la ciudad y será la puerta de entrada marítima a Tánger, así como lo primero que verán los viajeros que se acerquen a ella en ferry, tal y como recreaba la serie española El tiempo entre costuras. Se habrán eliminado las fronteras artificiales que impedían el contacto entre estos muros y su entorno natural. Quizás Merkala y sus murallas no tarden mucho en convertirse en uno de los nuevos puntos turísticos importantes de lo que se pretende un “nuevo Tánger”. De momento, y mientras la zona no se masifica, es más que recomendable destinar unas horas de cualquier visita a la ciudad a caminar por este entorno y redescubrir unos muros que han pasado décadas escondidos.
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