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fuera de ruta

Glaciares azul berilo

Ushuaia, cabo de Hornos y Tierra del Fuego, lugares que hablan de aventuras en los confines del mundo. Un crucero por los canales patagónicos en la estela del ‘‘Beagle’ y Charles Darwin

Isidoro Merino
El buque escuela Guayas, de la Armada ecuatoriana, junto a la lengua de hielo azul del glaciar Italia, en el canal Beagle.
El buque escuela Guayas, de la Armada ecuatoriana, junto a la lengua de hielo azul del glaciar Italia, en el canal Beagle. Chilestock

Apenas es posible imaginar algo más bello que el azul berilo de estos glaciares, en especial por el contraste con la blancura mate de la nieve que corona las cimas”, anotó Darwin el 29 de enero de 1833 en su diario. Una ruta en barco sigue sus pasos a bordo del bergantín Beaglepor los misteriosos canales de Tierra del Fuego hasta el mítico cabo de Hornos.

01 Punta Arenas

El viento marca la vida de esta población chilena en la margen continental del estrecho de Magallanes. Cuando sopla fuerte, en ráfagas de hasta 130 kilómetros por hora, se tienden cuerdas por las calles para que la gente se agarre y no salga volando. Desde el mirador del Cerro de la Cruz se alcanza a ver toda la ciudad, con sus “casas de metal pintadas con los colores de un pañuelo eslavo”, según la describe Bruce Chatwin en su libro En la Patagonia (muchos de sus habitantes son de origen croata). Y más allá del estrecho de Magallanes, “la giba negra de la isla Dawson”, Tierra del Fuego y la pirámide helada del Monte Sarmiento.

Colonia de cormoranes en uno de los islotes Tucker.
Colonia de cormoranes en uno de los islotes Tucker.I. M.

02 Islotes Tucker

Tras una travesía nocturna desde Punta Arenas hasta el Seno Almirantazgo, las zódiac acercan a los pasajeros hasta los islotes Tucker para ver las colonias de cormoranes y pingüinos magallánicos que anidan en sus turberas. Por allí acecha el temible skúa (Catharacta antarctica), una especie de gaviota que se alimenta de huevos y pichones de pingüinos.

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03 Bahía Ainsworth

Los picos nevados de la cordillera Darwin enmarcan los bosques subantárticos de bahía Ainsworth, con una playa de cantos rodados y kelp (algas laminares) donde dormita un elefante marino. Una lluvia continua empapa el manto de turba, líquenes y florecillas rojas (Armeria maritima) que cubre la zona intermareal, tras la que se extiende un oscuro bosque de lengas, coigües y canelos: la naturaleza en una forma pura y primigenia.

04 Desfile de glaciares

Hay pocas cosas tan asombrosas como el muro de hielo azul del glaciar Pía, que se eleva hasta una altura de casi 300 metros sobre un fiordo granizado de témpanos junto al canal Beagle, que une el Atlántico y el Pacífico. Un brazo de este canal, el que discurre al noroeste, es conocido como Avenida de los Glaciares: por la cubierta de babor del barco van desfilando cuatro poderosos ríos de hielo que bajan desde la cordillera Darwin: el Romanche, colgado de un acantilado sobre el fiordo, el Roncagli, el Holanda y el Italia, que extiende sobre el mar su bella lengua de color berilo (como la gema del mismo nombre). El azul del hielo glaciar se debe a que es tan puro y compacto, sin burbujas de aire, que absorbe todos los colores de la luz, excepto los de menor longitud de onda: los que van del ultravioleta al azul en la franja del espectro.

05 Cabo de Hornos

El guardián del faro del fin del mundo se llama Manuel Cánepa, y acaba de celebrar su primera Navidad en cabo de Hornos, donde permanecerá casi un año con su esposa y sus dos hijos, de dos y 14 años. El cabo de Hornos es en realidad una isla donde solo se puede desembarcar con la mar en calma, saltando desde las lanchas hasta la escalera de madera que trepa por los acantilados. Vientos de hasta 127 nudos (230 kilómetros por hora) derribaron hace unos meses el albatros de metal que coronaba el islote. Más allá solo está la Antártida.

Javier Belloso

06 Caleta Wulaia

En la bahía Wulaia, un antiguo asentamiento yagán en la costa occidental de la isla Navarino, una placa recuerda que el 23 de enero de 1833 desembarcó allí Charles Darwin. Con él viajaban los tres indios fueguinos que el capitán Fitz-Roy había llevado a Inglaterra en el anterior viaje del Beagle: York Minster, Fuegia Basket y Jemmy Button.

07 Ushuaia

La lejanía tiene nombre: Ushuaia (Argentina), la ciudad más austral del mundo y punto final del viaje. Aunque tiene aeropuerto, la mejor forma de llegar a ella es por mar: una bahía irreal rodeada de montañas tan afiladas como los dientes de un lobo. La ciudad creció alrededor de su presidio, activo entre 1902 y 1947 y hoy convertido en museo.


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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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