Un trago desenfadado

Tuvo fama Cigales por sus claretes (rosados), de típico color piel de cebolla, más alcohol de lo habitual y notable frutosidad. Zona de influencia atlántica y clima continental extremado, permanecía anclada en glorias pasadas que devinieron pesada losa cuando la evolución vitivinícola propició un cambio en los gustos hacia el vino tinto de calidad.

Felizmente, supieron reaccionar, y hoy Cigales cuenta con excelentes vinos, equiparables a los de su vecina Ribera del Duero. El cambio vino de la mano, entre otros, del Grupo Barón de Ley, y su espléndida bodega Museum, que posee, entre otra...

Tuvo fama Cigales por sus claretes (rosados), de típico color piel de cebolla, más alcohol de lo habitual y notable frutosidad. Zona de influencia atlántica y clima continental extremado, permanecía anclada en glorias pasadas que devinieron pesada losa cuando la evolución vitivinícola propició un cambio en los gustos hacia el vino tinto de calidad.

Felizmente, supieron reaccionar, y hoy Cigales cuenta con excelentes vinos, equiparables a los de su vecina Ribera del Duero. El cambio vino de la mano, entre otros, del Grupo Barón de Ley, y su espléndida bodega Museum, que posee, entre otras poderosas razones, 65 hectáreas de excelente viñedo viejo. Plantado sobre terrenos de origen fluvial, extremadamente pobres, pero óptimos, para la elaboración de grandes tintos, ofrece un impactante y duro paisaje cascajoso, donde los cantos rodados se superponen a una capa arenosa y arcillo-calcárea.

Junto a su vino estrella, el Museum Real, de corte tradicional, entregan este Vinea 2009, más desenfadado y actual, y a un precio ajustado. Un tinto que apuesta por la frescura y la intensidad aromática, básicamente frutal, pero enriquecida con la justa aportación del roble. Así, las frutas rojas y negras maduras se enriquecen con apuntes de especias, notas balsámicas y un sugerente fondo de soleado guijarro. Sabroso y vivo, tiene un gusto fresco enriquecido por el característico regusto a regaliz.