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Iván Sokólov brilla más que un genio

El neerlandés tumba a Shírov con un ejemplo ideal del peligro de no enrocar si el centro está abierto

Leontxo García

Para ganar de manera muy brillante a Alexéi Shírov, el Leonardo da Vinci del ajedrez, hay que estar dotado de un enorme talento. Como el de Iván Sokólov (Jajce, 1968), nacido en la extinta Yugoslavia, víctima de la guerra civil en Bosnia -huyó por medio mundo hasta nacionalizarse neerlandés-, y muy apreciado en el circuito profesional por su creatividad y buen carácter. Su enfoque se resume en esta frase: “Nunca quise renunciar a disfrutar de la vida, pero tampoco a esforzarme al máximo en el ajedrez”. Fue campeón de Yugoslavia (1988), bicampeón de los Países Bajos (1995 y 1998), campeón de Europa de partidas rápidas (2000). Ha ganado torneos importantes en Sarajevo (Bosnia, 2003) y Hastings (Reino Unido, 1998) entre otros, así como dos medallas por equipos, con Bosnia (plata, Europeo de 1994) y Países Bajos (oro en el Europeo de 2005), por citar lo más brillante de su historial.

Un dato muy interesante para entender mejor la obra de arte de este vídeo es que el único entrenador del joven Iván fue nada menos que Dragoljub Velimírovic, uno de los atacantes con más brillo de la historia del ajedrez. Eso marcó mucho sin duda el estilo de Sokólov, quien firma en esta partida un ejemplo ideal de cómo se debe aprovechar la presencia del monarca rival en un centro abierto, o que puede abrirse a costa de generosos sacrificios.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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