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EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación
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Así se hizo el podcast ‘La teoría del paréntesis’

Los periodistas Fernando Peinado y Juan Diego Quesada explican la gestación de este trabajo que aborda los días más duros de la pandemia en las residencias de ancianos madrileñas

Foto: portada del podcast 'La teoría del paréntesis'. Vídeo: los periodistas Juan Diego Quesada y Fernando Peinado explican el trabajo a un grupo de suscriptores.

"Recuerdo aquellos días de verdadero pánico. Pánico que se te transmite porque empiezas a pensar en los tuyos”. Fernando Peinado es periodista de la sección de Madrid de EL PAÍS y se refiere al inicio de la pandemia, cuando los primeros muertos y el poco conocimiento sobre el virus sumieron a España en un Estado de alarma político y emocional. Él y su compañero Juan Diego Quesada fueron dos de los periodistas del diario que salieron a la calle para contar qué estaba pasando en las residencias, los hospitales, las avenidas vacías de la Comunidad. El pasado viernes estrenaron el podcast La teoría del paréntesis, un trabajo producido en colaboración con Podium Podcast en el que recogen las principales voces de aquellos días, tanto de los responsables sanitarios y políticos, como las de algunas de las más de 600 personas que escribieron al diario pidiendo ayuda, angustiados por el estado de sus familiares. Los periodistas avanzaron este trabajo de manera exclusiva a un grupo de suscriptores del diario como parte del programa de actividades de EL PAÍS+.

Aunque Quesada es periodista de local, en febrero de 2020 viajó hasta Canarias para informar de uno de los primeros casos de covid-19 en España. Era un ciudadano proveniente de Italia, un país que ya presentaba numerosos casos, alojado en un complejo de lujo. “Las noticias que llegaban entonces de China sí eran muy alarmante, pero nos parecían lejanas y que eso no podía ocurrir aquí”, lamenta Quesada sabiendo que en pocos días el virus se expandió por todo el país.

Sonorizar un drama

El formato podcast se define por su evocación a través del sonido, no solo de las voces, sino de la ambientación. Inés Vila, bajo la dirección de Álvaro de Cózar, ha sido la responsable de trasladar todo el contenido que los periodistas de EL PAÍS Juan Diego Quesada y Fernando Peinado tenían al mundo sonoro. “Lo que buscábamos era meter al oyente en la historia, que empatizara con las víctimas, acompañar los testimonios”, explica.

Los retales a juntar eran las grabaciones dentro de residencias, entrevistas a sanitarios y políticos, también las grabaciones que realizaron los propios familiares de las víctimas, llamando a los centros para preguntar por sus abuelos y padres o leyendo algunos de los mensajes que enviaron a EL PAÍS para pedir ayuda. Para hilarlo todo han usado el recurso del flashback, dándole al oyente momentos en los que entra de lleno en las experiencias particulares y otros en los que obtiene contexto.

Vila enfatiza que las pausas, acompañadas de música o simplemente en silencio, son fundamentales en este podcast para "dar tiempo al oyente a que asimile lo que acaba de escuchar, porque hay testimonios muy duros". La ambientación sonora no ha querido subrayar el drama, sino acompañar la propia historia. "La clave es escuchar a Juan Diego y a Fernando, a las víctimas y todos los testimonios, el sonido no puede entorpecer, no puede ser ruido", aclara Vila.

Cubrir aquella información exigía tener un equilibrio desconocido, ya que no había experiencias previas en una cobertura así. El periodista recuerda que se puso mucho énfasis en no crear alarmismo por un solo positivo, pero al poco en aquel hotel salieron una veintena más. “He repasado las crónicas del inicio y siempre se intentaba no ser cargantes, hubo una ola de reacciones contra los periodistas de televisión, que eran los que se veían, por llevar puesta una mascarilla; visto eso desde hoy, era una crítica muy injusta, pero en ese momento no éramos conscientes de lo que estaba por llegar”.

El punto de inflexión Peinado lo tiene marcado en el calendario. Martes 17 de marzo. La agencia Europa Press lanza un teletipo en el que informa de que la residencia madrileña de Monte Hermoso ha sufrido al menos 17 muertes por la covid-19, según familiares de residentes. “Fue un antes y un después”, asevera y se refiere a aquella semana como “la que abrimos los ojos”. Con la redacción ya trabajando desde casa desde hacía una semana, Quesada se fue hacia la residencia y Peinado cogió el teléfono para intentar confirmar esa información. En aquel primer artículo sobre el brote incluyeron, al final del texto, un llamado a la colaboración ciudadana. “¿Conoces algún otro caso de brote de coronavirus en una residencia de la Comunidad de Madrid? Contacta con los reporteros de esta información”, se podía leer.

Empezaron a recibir decenas de correos hasta alcanzar los 600 en unas semanas. Quesada, en aquel momento, se dio cuenta de lo importante que era su tarea como periodista. Aquellas personas recurrían a EL PAÍS en última instancia, tras intentar hablar con las residencias, los hospitales y la policía. “Nos escribían mensajes SOS literal, lo decían así, socorro y era bastante angustiante leer esos correos y tener aquellas conversaciones”, admite.

Las crónicas, las llamadas y los apuntes de los primeros días, los testimonios que llegaron al correo y por falta de tiempo no pudieron ser atendidos, otros que sí... Todos han sido recuperados para este podcast. Los propios familiares que escribieron al periódico han releído aquellos mensajes con sus voces. También están las de los responsables políticos y empresas contra las que los periodistas tuvieron que luchar, en un trabajo de presión grupal, para lograr contar qué sucedían en el corazón de la pandemia: los hospitales y las residencias. “No podíamos salir de nuestro asombro de que aquí se cuestionase que pudiésemos tener acceso a lugares como cementerios o hospitales”, admite Quesada, señalando que en otros países sí se realizaban este tipo de reportajes.

La lucha contra la opacidad de las fuentes, con la que los periodistas están acostumbrados a lidiar, se volvió “un acto casi pasional” por la sensibilidad del momento. Estaban en juego muchas vidas, incluidas las suyas propias. A pesar de que ambos periodistas tienen experiencia en reporterismo internacional y han bregado en terrenos difíciles, reconocen que contar una crisis de tal calibre “desde casa” es algo extraordinario que nunca se habían imaginado.

Los tres episodios que componen La teoría del paréntesis recorren todas esas vivencias, el tapón hospitalario, la cerrazón de organismos públicos y privados, los dirigentes que tomaron partido en el momento más crítico en el que hubo que escoger quién vivía y quien no.

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