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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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Perú

In memoriam de los héroes de la generación del Bicentenario en el Perú

La historia democrática de Perú ha sufrido por la corrupción desde que tengo memoria. Ahora, las manifestaciones pacíficas logran la renuncia del presidente Manuel Merino y dejan dos jóvenes asesinados

“Lo que surge acá es una división generacional muy importante: Un gobierno como este que representa, encarna, a un país viejo, amargado, rancio, cerrado al mundo, y las manifestaciones, que son más bien de un Perú joven, alegre, abierto al mundo que no quiere un país de clientelismo, de impunidad, que quiere un país de igualdad ante la ley aunque sea y que por lo tanto van a ganar”. Entrevista a Alberto Vegara, politólogo, Radio Programas del Perú.

Un grupo de jóvenes sostienen la bandera peruana durante la marcha nacional del sábado 14 de noviembre contra la destitución de Martín Vizcarra en Lima
Un grupo de jóvenes sostienen la bandera peruana durante la marcha nacional del sábado 14 de noviembre contra la destitución de Martín Vizcarra en LimaSebastián Castañeda (Reuters)

La historia democrática de Perú ha sufrido por la corrupción desde que tengo memoria. Con 28 años vividos he pasado desde una dictadura (la de Alberto Fujimori) hasta lo que muchos consideramos un golpe de Estado (el que ha llevado a cabo el Congreso hace poco y nombró como “presidente” a Manuel Merino). Esta generación, mi generación, una con mayor acceso a la información y desilusionada de la política actual ya está cansada. Estamos hartos de la corrupción desmedida, del extractivismo sinvergüenza de los recursos, de las desigualdades tan profundas y de la soberbia de esos sujetos que creen que son más listos por dirigir un partido sin mayor logro o estudios que los miles de universitarios que salieron a las calles tras esa escandalosa toma de poder.

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Ese sábado miré con terror las noticias: dos jóvenes de 24 y 22 años fueron asesinados en las manifestaciones en Lima, fueron abatidos con proyectiles disparados por aquellos que deberían defendernos: la policía. No solo destruyeron a dos familias; la policía nacional peruana se consagró como el enemigo del orden y la paz para todos los peruanos. La manifestación pacífica terminó por registrar al menos 112 heridos y 41 desaparecidos, según información de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.

Desde personal de salud que vigilaba las marchas hasta la Defensoría del Pueblo fueron agredidos por los agentes policiales quienes no dudaron en obedecer las órdenes de represión. No solo usaron perdigones de goma para disparar contra los cuerpos de los manifestantes, también usaron proyectiles de metal, canicas, bombas lacrimógenas, bombas de conmoción. Algunos jóvenes reportados heridos podrían perder la vista, otros podrían no volver a caminar, muchos quedaron con heridas de proyectil por todo el cuerpo. Nadie estuvo a salvo, pero sin embargo el pueblo peruano siguió y sigue reclamando justicia.

Tal como lo mencionó el politólogo Alberto Vergara, los jóvenes peruanos somos alegres y abiertos al mundo. Pero también somos soñadores y por eso aspiramos a un cambio sustancial, uno que venga desde las entrañas: la Constitución política que ahora nos rige es una que es vivo recuerdo de la dictadura de Alberto Fujimori, creada para beneficio de quien nos gobierne y abiertamente en contra del bienestar del pueblo.

Es lamentable e indignante ver como existen seres sin escrúpulos, que han decidido descaradamente repartirse el país en beneficio propio y por ello la llamada “generación del Bicentenario”, mi generación, salió a las calles a defender sus derechos. Por ello, con orgullo y tristeza por mis hermanos caídos en batalla escribo estas líneas.

En la tarde del domingo escuché con indignación y alegría la renuncia de un oportunista, de un usurpador llamado Manuel Merino. Un hombre que llegó al poder avalado por un congreso sin credibilidad y que con este atentado dejó al país acéfalo y lleno de incertidumbre por más de un día. El pueblo unido logró sacar del poder a un impresentable, pero la lucha no termina aquí, todavía quedan los 105 congresistas que avalaron la vacancia de Martín Vizcarra y nos sumergió en una crisis sangrienta en plena pandemia.

Vigilia en honor a los dos jóvenes asesinados el sábado 14 de noviembre en las manifestaciones contra la vacancia presidencial
Vigilia en honor a los dos jóvenes asesinados el sábado 14 de noviembre en las manifestaciones contra la vacancia presidencialRicardo Moreira (Getty Images)

Hasta el cierre de este artículo se continúa buscando a varios jóvenes que salieron a marchar y no regresaron a casa: “Mamá, salí a defender la patria y si no vuelvo, me fui con ella” recitaba como cruel presagio alguno de los carteles que se vieron durante las manifestaciones. Vamos a llegar al bicentenario de la independencia con una crisis política que ha visto al menos a cuatro distintos personajes declarados presidentes (de forma legítima y no legítima) en los últimos cuatro años y aún no encontramos líderes que merezcan la pena apoyar democráticamente para las elecciones generales de abril 2021.

Aunque el domingo, el Perú pasó un por un primer bloqueo del Parlamento para nombrar la Mesa Directiva que daría paso a la sucesión del poder, finalmente, el lunes por la tarde se nombró como presidente interino al congresista Francisco Sagasti. Las tristes coincidencias han llevado al Perú a repetir exactamente luego de 20 años un gobierno de transición, el cual ahora será presidido por el ingeniero y cofundador del Partido Morado (centro-derecha).

Lo que pasará en adelante sigue siendo desconocido, el mandato de Sagasti durará menos de un año, pero la generación del Bicentenario no permitirá otro paso en falso. A pesar de este primer logro, los jóvenes seguimos en pie de lucha y además pedimos justicia por las vidas que no debieron apagarse. Seguimos manifestándonos en la calle o desde nuestras casas y no descansaremos hasta que por fin libremos al país de aquellos dinosaurios que buscan perpetuarse en el poder, porque el futuro nos pertenece y como bien dijo Manuel Gonzalez Prada en su Discurso en el Politeama (1888): “¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas y frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”

In memoriam de Inti Sotelo Camargo (24) y Bryan Pintado Sánchez (22), asesinados por la represión policial en Lima, Perú (14/11/20).

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