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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado
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Ese fútbol que todavía emociona

Los libros ‘Indomable’ y ‘Fútbol africano’ cuentan la pasión que siente África por este deporte

Dos libros que transmiten todo lo que el fútbol representa en África.
Dos libros que transmiten todo lo que el fútbol representa en África.Ch. C.

El fútbol en África es más que una religión. Esta afirmación podría ser uno más de los muchos estereotipos que se tienen sobe el continente, pero, posiblemente, esta vez, no sea un simple tópico y sí refleje una realidad. No hay espacio baldío en cualquier ciudad africana en el que no se sucedan los partidos o pachangas. Dos piedras, dos montones de chanclas o unas cañas de bambú, entre otros muchos objetos, sirven para marcar las porterías.

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Chavales de todas las edades y condiciones, uniformados con equipaciones y botas o sin camisetas y descalzos (o combinando ambos estilos) corren detrás del balón como si les fuera la vida en ello. Y cuando no hay espacio, las calles se convierten en campos. Y en las zonas rurales es igual: el patio de un colegio o un trozo de selva desbrozado sirven para el mismo propósito. Y luego están las tardes y noches en cualquier maquis, bar, cine o chiringuito improvisado donde los aficionados se reúnen para ver a sus equipos favoritos de La Liga, la Premier y la Ligue 1; o las competiciones africanas y europeas, los mundiales y tantas otros encuentros.

Son momentos mágicos delante de la pantalla en los que todo el mundo opina, anima, discute, apuesta, jura, maldice, comparte cervezas, licores o refrescos y suda a raudales (bueno, no todos, porque los más privilegiados pueden acudir a locales dotados con aire acondicionado). Y claro, también está la fiebre por las camisetas: Real Madrid, Barça, Manchester City, Liverpool, PSG, los equipos locales, las selecciones… que gracias a las imitaciones llegadas, principalmente, de China son accesibles a casi todos. Por no hablar de los sueños de tantos y tantos jóvenes de dar el salto a jugar en una de las grandes ligas mundiales y convertirse en el nuevo gran ídolo de masas.

En cualquier país africano, si juega la selección nacional o el club de la región, todo se paraliza

Posiblemente sea más fácil meter todo el agua del mar en una botella de cerveza que resumir cómo se vive el fútbol en el continente africano y lo que este deporte significa para la mayoría de sus ciudadanos. Sin embargo, en el último año, dos autores lo han intentado y lo han conseguido con bastante acierto en poco más de 250 páginas. Nos referimos a Alberto Edjogo-Owono en Indomable. Cuadernos de fútbol africano (Panenka) y Pancho Jáuregui con Fútbol africano. Crónicas, historias e investigación (librofutbol.com). Dos libros que se complementan y aportan grandes dosis de pasión.

Edjogo-Owono trae la experiencia del deportista que ha jugado en varios clubes como el Sabadell, el Sant Andreu o el Olímpic de Xàtiva, además de haber sido seleccionado por el equipo nacional del país de sus padres, Guinea Ecuatorial. Por eso aporta el conocimiento del que ha vivido por dentro algunas de las competiciones africanas. Él ha participado en partidos internacionales celebrados en distintas ciudades del continente y ha experimentado en primera persona la fuerza y las contradicciones que este deporte presenta en los distintos países que pudo visitar durante su tiempo con la Nzalang Nacional. En su libro, quizás se tambalee algo el contexto. Da la impresión de que el ahora comentarista deportivo en televisión y distintas publicaciones hubiera tomado en sus manos el ya clásico artículo de Binyavanga Wainanaina, How to write about Africa, y lo hubiera seguido al pie de la letra, saltándose toda la ironía que contiene.

Así, empieza su obra haciendo referencia a Mandela, sigue con niños sin zapatos, describe ritos de magia negra o solo habla de comida para contar que probó murciélago, evidentemente, algo muy exótico, durante una visita a Abuya, la capital de Nigeria. Pero todo eso no pasa de ser una anécdota, porque lo importante es que cuando el sabadellense describe los partidos, las jugadas o el ambiente en las gradas de los estadios y en las calles antes y después de los encuentros es capaz de transmitir toda la emoción y fuerza que este deporte tiene en África. “En cualquier país africano, si juega la selección nacional o el club de la región, todo se paraliza. Durante 90 minutos de pasión y disfrute, se olvidan los problemas territoriales, las injusticias del pasado, los abusos coloniales, las luchas internas entre vecinos, los enfrentamientos tribales e, incluso, los tiempos mejores que están por venir”, asegura.

Por su parte, la obra de Jáuregui es más enciclopédica. Su primera parte es un verdadero tesoro para el aficionado futbolístico. En ella se puede consultar cualquier información, incluido el resultado de los partidos, de toda competición internacional o regional en la que haya participado una selección o equipo africano. Entre bastantes datos curiosos, nos recuerda que “mucho antes que la UEFA Champions League o la Copa Libertadores el primer torneo continental de clubes ya se disputaba en África”. El argentino adolece de no contar con un mayor conocimiento personal del continente, pocas han sido sus visitas a él, aunque intensas. Además, tiene la suerte de que la primera vez que lo pisó fue recibido en el aeropuerto de Dakar por el periodista Pepe Naranjo y con él compartió su primera cerveza en África.

Nadie mejor para un curso acelerado sobre la esencia de África y eso se nota luego en el texto. Como sucede con el libro anterior, la segunda parte de Fútbol Africano transmite toda la energía que el balompié tiene en África y lo que significa para sus miles de seguidores. Las historias elegidas para representar a cada una de las regiones del continente son buen ejemplo de ello y emociona leerlas.

Indomable y Fútbol Africano son dos obras que a pesar de las yuxtaposiciones que, lógicamente, presentan se complementan perfectamente y ambas son necesarias para conocer por qué en África, el fútbol "es mucho más que un simple deporte”, como bien apunta Edjogo-Owono.

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