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Los ejercicios con los que futbolistas y 'crossfitters' consiguen más músculos

Dolor y lágrimas en un entrenamiento que es de todo menos rosa... Se trata de una de las tendencias en bienestar que repasamos en el pdf de abril

Manuela Sanoja

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Tutús, tul y mallas de color pastel. Es lo primero que le viene a todo el mundo a la cabeza cuando escucha la palabra ballet, que por algún motivo se asocia a lo ñoño y cursi. Pocos imaginarán que tras esa delicadeza de movimiento se esconden músculos tan duros como el acero y la piedra a la par que flexibles y elásticos como el bambú. Cuerpos delgados y largos a la vez que fibrosos y tonificados. En definitiva, el sueño de cualquier escultor renacentista y, para qué engañarnos, de la mayor parte de los seres humanos. Acercar las rutinas físicas de los bailarines a los mortales es la idea que hay detrás del ballet fit, una disciplina impulsada en nuestro país por la bailarina Gloria Morales, que, como podrán intuir por su nombre, mezcla la danza con el fitness. Es la recomendación deportiva del mes de la sección Lo mejor de nuestro número de abril, donde cada mes esbozamos unas pinceladas sobre lo más inspirador que se cuece en el terreno del bienestar. Puedes consultar el resto descargándote gratis BuenaVida en formato digital, haciendo click aquí.

El ballet fit se practica en gimnasios, en salas amplias y con las paredes recubiertas de espejos para poder ver nuestros propios movimientos y, al igual que en su versión más clásica, con barras que sirven de sujeción a numerosos ejercicios. Las sesiones duran 45 minutos: tres cuartos de hora con los músculos en tensión y sin parar. "Se dividen en tres bloques de 15. Los primeros son para un estiramiento muscular y articular en el que aprovechamos el apoyo para realizar pliés [un movimiento en el que desde la primera posición de pies —talones juntos, puntas mirando hacia afuera— o quinta —misma dirección de los pies pero separados la distancia que marque nuestras caderas—, se doblan las rodillas para que descienda el tronco lo más recto posible]. Después, pasamos a un calentamiento más movido [aquí tocan algunos saltos y piruetas], en el que metemos cardio [trabajo cardiovascular], subimos las pulsaciones y quemamos grasa. Acabamos en el suelo con abdominales, glúteos y estiramientos finales", explica Morales. Es un ejercicio, asegura, "para todo el mundo. Hayas hecho o no deporte antes". Lo único que se pide es dejar la vergüenza en la puerta antes de entrar.

La clave de su alta exigencia física (y por tanto, grandes resultados) está en que hay que sostener las posturas con el cuerpo en equilibrio, objetivo que solo se consigue trabajando todos y cada uno de los músculos. "Así, mientras ejercitas los glúteos, mantienes en tensión los abdominales", aclara Morales. Se suda. Menos que en una clase de alta intensidad, pero se suda. Y, sobre todo, se sufre. La tensión de aguantar la posición, muy similar al esfuerzo que se hace en pilates, hace que los músculos ardan. Pero, a una servidora, todo le merece la pena tras ver los abdominales de la experta y de los instructores que la acompañan. No hay un gramo de grasa en esas tripas. Solo músculo. Pero no como el que se fabrica a base de máquinas de gimnasio, no. El suyo no parece hipertrofiado y rígido, sino flexible y delicado.

Son precisamente estos resultados los que han llevado a numerosos deportistas de distintas disciplinas y aficionados del ejercicio físico a apuntarse sin pudor. "Trabajamos con boxeadores, con gente que hace crossfit, que corre y que hace triatlones. Buscan mejorar su rango de movimiento y coordinación y aprenden a alargar sus movimientos, a ser más elásticos y flexibles para evitar lesiones típicas como las de ligamentos", indica Morales. Además, con las sinergias entre esta adaptación de la danza clásica y otros deportes su impulsora también busca que se vayan eliminan- do estereotipos, hasta llegar al punto en el que los padres de los Billy Elliot del mundo no tengan problema en que sus hijos decidan ponerse unas mallas para hacer ejercicio y hasta quizás se animen ellos mismos. Aunque sigue habiendo más mujeres que hombres en las clases, Morales reconoce que ellos cada vez se animan más. "Nos han llegado futbolistas con fotos preguntando cómo pueden conseguir determinados músculos. Y la respuesta está en el ballet".

Encuentra esta y otras historias sobre el buen vivir en el número de abril de BuenaVida, descargable gratis en este enlace.

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