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La controvertida respuesta de India al coronavirus

La región más densamente poblada del mundo espera un aumento de infecciones que puede colapsar deficientes sistemas de salud, mientras las pruebas siguen sin ofrecer cifras reales de contagiados

La réplica de elefante con mascarilla que se mueve por las calles de Chennai para concienciar sobre el virus. En vídeo, India afronta el coronavirus.Vídeo: P. RAVIKUMAR

Treinta Estados indios han impuesto el aislamiento forzado, incluido Maharashtra, cuya capital es Bombay para hacer frente a la Covid-19. Los 1.530 infectados (en la mañana de este martes) y los 26 muertos en el subcontinente indio, que acoge a un cuarto de la población mundial, llevaron a la restricción inicial de visados a ciudadanos de países más afectados y a la reciente cancelación de vuelos. A mitad de marzo, solo había 300 casos en Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Bután, Bangladés, Sri Lanka y Maldivas —miembros de la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional (SAARC)— donde viven unos 2.000 millones de personas. Pese al aumento de casos, la baja transmisión contrasta con el patrón de la epidemia en otras regiones. Más aún, considerando que los factores de contagio (proximidad y falta de higiene) abundan en los países densamente poblados del sur de Asia.

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El caso de India —segundo país con más habitantes (unos 1.300 millones)— ha sido laureado y criticado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayaba hace días su “espectacular” respuesta contra el virus que apenas ha infectado a 425 personas, causando solo siete muertes. El cierre inicial de fronteras y el control de viajeros moderaron la transmisión. Pero la cifra real puede ser mucho mayor, ya que India está entre los países que menos pruebas de coronavirus ha realizado. Tan pronto como la OMS insistía en los diagnósticos y la cuarentena como únicas formas de enfrentar al virus, India modificó su estrategia. Al toque de queda simbólico del domingo le siguió el confinamiento completo de varias ciudades, como Nueva Delhi, la capital. Pero las medidas pueden llegar tarde para un sistema de salud deficiente y desigual.

Pocas pruebas falsean el número total de infectados

Los datos del Consejo de Investigación Médica de India (ICMR, en inglés) indican que hasta el pasado 22 de marzo a las 10 de la mañana el número de positivos en India es de 482 y se han realizado 19.974 pruebas. Diez muertos en total. Una cifra insignificante comparada con las que Corea del Sur o Italia, los dos países más castigados por la pandemia fuera de China, habían realizado hasta el 18 de marzo: 295.647 y 148.657 respectivamente. Pero las pruebas son aún menos concluyentes ya que India duplica sus poblaciones. Mientras Corea había hecho 3.692 test por cada millón de habitantes e Italia 2.477; India apenas ha registrado 10 pruebas para esa proporción. Ante la insistencia de la OMS en aumentar los test, responsables del Ministerio de Salud respondían que no había razón para la alarma. Mientras, países vecinos como Vietnam o Tailandia habían hecho, respectivamente, 40 y 140 pruebas por cada millón de personas.

Los laboratorios operativos en India tienen capacidad para hacer unas 800 muestras diarias pero solo diagnostican 90

Según Associated Press, los laboratorios operativos en India tienen capacidad para hacer unas 800 muestras diarias pero solo diagnostican 90. Incluso a ese ritmo, se deberían haber producido más de 180.000 muestras si los centros de diagnóstico abiertos desde hace un mes hubiesen funcionado a pleno rendimiento. Así, los expertos señalan que las cifras no ofrecen una imagen clara de la envergadura de la epidemia. “India será el siguiente epicentro del coronavirus”, confesaba a la BBC el doctor Ramanan Laxminarayan, director del Centro para Dinámicas de Enfermedades, Economía y Políticas de Washington. El experto aventuraba, además, que el país asiático esconde unos 10.000 casos no detectados por las subestimaciones de los datos oficiales.

La postura oficial de India es que el virus aún no se ha propagado dentro de su comunidad y que el país está aún en segunda fase de transmisión; por la que solo viajeros y sus contactos directos son examinados. Bajo esta hipótesis, el ICMR solo hizo una prueba masiva aleatoria a mitad de mes en población con afecciones respiratorias severas. De la muestra de 1.020 (escasa para su demografía, según expertos) 500 pruebas fueron negativas. Recientemente, se sumaron más laboratorios públicos y centros privados a la producción de test, mientras esperan un millón de equipos nuevos. El esfuerzo, sin embargo, puede llegar tarde para aplanar la curva de una transmisión exponencial dentro de la comunidad que colapsaría su débil sistema sanitario.

Falta de información y cuarentenas desordenadas

Aunque el control de viajeros en estaciones, aeropuertos y lugares de interés público fue rápida, la falta de información y recursos genera caos. “Nos requisaron el pasaporte en el aeropuerto. Querían que pasásemos la cuarentena en un lugar sucio y sin camas para todos, incluidos ancianos y un bebé”, dice por teléfono Anoushka K., que aterrizó hace días en Nueva Delhi desde Barcelona, donde estudia. Viajeros se quejan de confinamientos aleatorios e insalubres. “No tiene sentido que nos recluyan durante días en centros infectos para dejarnos salir sin hacer cuarentena. Mi salud ha estado más en riesgo aquí que en España. Nos trataron como animales”, protesta Aastha Goal, que quiso aislarse voluntariamente en un hospital pero fue llevada a un inmundo centro de rehabilitación para drogadictos en Amritsar, norte de India, junto a más personas.

Los testimonios de tratos abusivos contrastan con experiencias de atención justa y en buenas condiciones. “Nos han tratado muy bien. Incluso nos facilitaron una tarjeta telefónica para estar en contacto con nuestras familias”, explica David, trasladado a un alojamiento en Kerala donde dio negativo en la prueba, después de momentos iniciales de confusión cuando la policía local detuvo el bus en el que viajaba. El trato dispar y, sobre todo, la falta de espacios y recursos saludables ponen en duda la gestión; ya que, desde hace una semana, las regiones indias cuentan con un fondo de emergencia para enfrentarse a la crisis. Si los centros para potenciales enfermos tienen este estado al inicio de una presumible crisis, se teme el caos del sistema de salud nacional; donde ni siquiera hay una cama por hospital según datos del Banco Mundial.

El Gobierno indio ha pedido a hospitales públicos y privados que aumenten su personal y dispongan del material necesario ante una posible expansión. Con una inversión de apenas el 1,28% de su PIB en sanidad, India solo tiene 8 doctores por cada 10.000 habitantes —comparados con los 41 de Italia y los 71 de Corea del Sur— y un hospital público por cada 55.000 personas. El hecho de que India tenga una población joven puede mitigar los niveles de mortalidad, aunque el 8% de la población india que supera los 60 años se traduce en 100 millones de personas en riesgo.

Además, los inaccesibles hospitales privados y los insuficientes centros públicos condenan a los más desfavorecidos del país. Así, la salud de los 365 millones de indios que viven por debajo del umbral de la pobreza dependen de cómo ellos mismos se batan con un virus siguiendo recomendaciones de distancia social que desconocen en hacinados barrios de chabolas, así como medidas de higiene en entornos que ya eran caldo de cultivo de enfermedades prevenibles en el resto del mundo.

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Turistas españoles buscan respuestas

“No sabemos lo que pasará. Hace días nos obligaron a hacernos pruebas médicas para quedarnos en el hostal. Solo nos tomaron la temperatura y nos dieron un justificante. Me preocupa que falte comida, sobre todo por mi hijo de 6 años”, cuenta Lluvia Darocas, atrapada junto otros 20 españoles en Pushkar, en el Estado indio de Rajastán, aislado desde la cancelación de trenes, hoy, y de vuelos internos, a partir del miércoles.

El aislamiento de ciudades ha llevado al cierre de establecimientos; complicando la supervivencia de turistas, que se quejan de dificultades para encontrar comida y alojamiento, después de haber sentido el rechazo de la comunidad local por ser extranjeros. “Los críos nos señalaban por la calle y otros susurraban 'corona, corona' a nuestro paso”, explica Carlos Serrano, que esperaba volar este lunes desde Bombay después de la cancelación de varios vuelos. Algunos turistas informaron de que ya la semana pasada muchos alojamientos recibieron órdenes de no aceptar viajeros procedentes de determinados países, entre ellos España, o de notificarlo a las autoridades locales para su reconocimiento médico.

La cancelación de todos los vuelos internacionales hasta el 30 de marzo, ha dejado a centenares de turistas en tierra. La Embajada de España en India recopila datos de los centenares ciudadanos nacionales que aún se encuentran en India, SriLanka, Maldivas, Nepal y Bután. Ante el cierre de las fronteras dentro de los estados indios, las autoridades consulares están emitiendo salvoconductos para permitir la circulación de españoles en el caso de que necesiten coger su vuelo programado cuando se reestablezca el tráfico aéreo.

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