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Tribuna
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Los bosques y la biodiversidad: demasiado preciosos para perderlos

Albergan 60 000 especies arbóreas que ayudan a mantener saludables el aire, el suelo y el agua y nos brindan alimentos, combustible y abrigo. Aproximadamente mil millones de personas buscan directamente en ellos su alimento

Veeterzy (Unsplash)

Este 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques 2020, se pone la atención en la gran variedad de vida que albergan. De hecho, el lema escogido es: Los bosques y la biodiversidad: demasiado preciosos para perderlos. Si bien esta conmemoración impulsa a apreciar la variedad de especies —desde la secuoya costera hasta los manglares de las zonas tropicales— más que una celebración se trata de una propuesta de acción.

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Los bosques albergan la mayoría de la vida sobre la tierra, aproximadamente el 80% de la biodiversidad terrestre del mundo. Esta riqueza natural va más allá de las 60 000 especies arbóreas que se han identificado hasta la fecha: incluye plantas, animales, organismos y ecosistemas que ayudan a mantener saludables el aire, el suelo y el agua y nos brindan alimentos, combustible y abrigo. Aproximadamente mil millones de personas buscan directamente su alimento en ellos y esta cifra no incluye las fincas que dependen de polinizadores, como abejas y murciélagos.

Esta enorme biodiversidad se encuentra gravemente amenazada por los efectos del cambio climático y otros factores que están deteriorando cotidianamente su calidad. A nivel mundial, alrededor del 73% de la deforestación es producida por el acondicionamiento de las tierras para la agricultura. ¿Cómo podremos, entonces, resolver las exigencias de una población en constante crecimiento sin causar más daños?

La conservación y la gestión sostenible de los bosques son fundamentales para la diversidad biológica del mundo. De igual importancia lo es comprender mejor las condiciones y actividades que les afectan, por ejemplo, las tendencias en la producción de alimentos y madera, la urbanización, la pobreza y el acceso a la tierra.

El año pasado, el primer informe sobre la biodiversidad para la alimentación, producido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), puso de relieve el aumento constante de las prácticas de producción alimentaria respetuosas con la biodiversidad; y el 80 por ciento de los 91 países encuestados informó que estaban utilizando enfoques como agricultura orgánica, gestión forestal sostenible, restauración del ecosistema u otras prácticas y enfoques de conservación y restauración de los recursos forestales.

Sin embargo, es necesario hacer aún más. Muchos países han empezado a introducir normas y otras herramientas de apoyo al uso sostenible del suelo y la conservación pero, a menudo, estas no son suficientes para lograr los resultados. Hay varias razones que lo explican, incluyendo la falta de implementación o de enfoque en las verdaderas causas de la pérdida de biodiversidad.

Es necesario priorizar nuestras acciones si queremos manejar nuestros bosques de formas más sostenibles. También es necesario respaldar estos esfuerzos aumentando el seguimiento de los efectos de los diferentes factores en la biodiversidad, además de mayores incentivos jurídicos y financieros para las personas y los inversores que influyen en las decisiones sobre el uso de la tierra.

A nivel mundial, alrededor del 73% de la deforestación es producida por el acondicionamiento de las tierras para la agricultura

La FAO adoptó recientemente una nueva estrategia para ayudar a los países a incorporar prácticas respetuosas en los sectores agrícolas. El objetivo es apoyar la formulación de estrategias, normas y prácticas que reflejen la función esencial que tienen los bosques en los diferentes aspectos de nuestra vida, ya sea que se encuentren en áreas protegidas, al margen de los campos agrícolas o en las zonas urbanas.

También es importante reconocer que muchas de las personas cuyas actividades diarias producen el mayor impacto sobre la sanidad de nuestros bosques, son también las más pobres y marginadas del mundo. Su situación se debe tomar en cuenta al fomentar un uso más sostenible del bosque.

En Gambia, por ejemplo, donde la enorme pérdida de alimentos silvestres ha obligado a las comunidades a consumir con mayor frecuencia alimentos industriales para complementar sus dietas, el Gobierno está tratando de restaurar la variedad de los bosques locales devolviendo a las comunidades la propiedad directa de la tierra de la cual dependen desde siempre. Hoy día, la población participa más en el mantenimiento del entorno. Están aprendiendo a plantar cultivos, controlar plagas, cazar y recolectar leña de forma más eficiente, reduciendo el estrés en las tierras y aguas aledañas.

Los esfuerzos emprendidos por los países para mejorar la forma que tiene la gente de interactuar con los bosques del mundo se recopilan en un listado de indicadores internacionalmente acordados, conocidos como las Metas de Aichi para la Biodiversidad, adoptadas en 2010 y que serán objeto de revisiones a finales del presente año. En medio del rumor mediático sobre las medidas para afrontar urgentemente los desafíos mundiales como el cambio climático y el hambre, no se subraya con suficiente energía la importancia de que los países conviertan estas metas en una prioridad de la planificación y lo vital que es para todos nosotros interesarnos en las decisiones normativas y organizativas que pueden afectar nuestros bosques.

No hay una forma veloz para sustituir todas esas criaturas y ecosistemas forestales que han evolucionado durante millones y millones de años. Hagamos lo que hagamos, es necesario conservar nuestros bosques naturales antiguos, utilizándolos y manteniéndolos de forma más sostenible.

Los bosques, con su riqueza en biodiversidad, siempre han sostenido nuestras vidas. Ha llegado el momento de devolverles el favor.

Hiroto Mitsugi es subdirector general del departamento forestal de la FAO.

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