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Niños con autismo y el carnaval en los colegios

Simples acciones que suponen un divertimento para cualquiera pueden convertirse en una angustia para un niño con Trastorno del Espectro Autista

Desfile de carnaval.
Desfile de carnaval. álvaro garcía

Los festivales en las escuelas suelen ser eventos llenos de ilusión y emoción en los que las expectativas mandan. Carnaval, Navidad, Día de la Paz y otros días especiales suelen ir emparejados de determinadas convenciones y normas sociales que el alumnado con necesidades educativas especiales no siempre comprende. Además, también traen consigo todo ese bullicio tortuoso para la mayoría de los niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Estamos en las fechas clave de celebración del Carnaval. En las escuelas ya se han pregonado las consignas: un calcetín de cada color, ir al colegio en pijama, llevar la cara pintada…etcétera. Simples acciones que suponen un divertimento para cualquiera pueden convertirse en una angustia para un niño con autismo.

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que puede suponer dificultades para la comunicación, dificultades para la comprensión del entorno social, alteraciones del procesamiento sensorial (hipersensibilidades o hiposensibilidades) y conductas rígidas y repetitivas. Todo esto se traduce en numerosas necesidades individuales que deben ser respondidas y atendidas a todos los niveles en la escuela. Desde la adaptación de los contenidos curriculares, hasta la inclusión en los eventos programados en el centro.

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El TEA es muy variado, y es posible que no todos necesiten de una adaptación especial en eventos como el Carnaval, pero no es la norma. Y es precisamente por estos alumnos que debemos tener en cuenta desde el principio las necesidades que deberán ser cubiertas de forma inclusiva. Y a partir de ahí, comenzar a planificar el evento en función de ello. Creo firmemente que si llevamos a cabo pequeñas medidas muy discretas se puede conseguir la máxima inclusión posible del alumnado con TEA.

Lo primero es partir de una buena anticipación. Es necesario anticipar a este alumnado el tipo de evento que se va a realizar, las actividades programadas (incluida la duración y los espacios), los profesionales implicados y una serie de normas extraordinarias para ese día. Este último punto es muy importante si se van a realizar desfiles. Todo esto debe realizarse con suficiente antelación y reforzar el día de antes y el día en cuestión. Se deben emplear las agendas, calendarios, pictogramas…etcétera.

Aspectos como el ruido y el jaleo pueden ser mitigados facilitándole unos tapones o cascos aislantes del sonido. En el caso de los desfiles se puede colocar al grupo de referencia y al alumnado en cuestión en una zona alejada de la batucada o la banda de música.

Dentro del propio recinto se pueden acotar las zonas con carteles, instrucciones adaptadas y apoyos visuales que hagan posible el principio de accesibilidad cognitiva. Y, a ser posible, asignar una zona tranquila a la que puedan acudir aquellos alumnos que se saturen durante el evento. Siempre acompañados por algún maestro de confianza.

Respecto al uso de disfraces, debemos asegurarnos con antelación que lo va a tolerar el tiempo programado y que es de su agrado. Es posible que el niño o la niña tenga alguna sensibilidad y reaccione ante el roce o la textura del propio disfraz rechazándolo. O que simplemente no le guste ver a otros disfrazados y no ser capaz de reconocer quien hay detrás (prosopagnosia), generándole una enorme frustración.

Además de todas estas medidas debemos contar también con un “plan B” basado en el respeto total hacia el niño o niña con TEA. Se les debe permitir no participar en la actividad si no quieren o si en algún momento no se sienten bien. En esos casos es necesario contar con una actividad alternativa y supervisada únicamente para ellos. La inclusión falla en el momento en el que se les obliga a participar en una actividad contra su voluntad porque “es igual a todos”.

Un Carnaval inclusivo es posible solo desde el respeto.

Iris Carabal Reyes es maestra de educación primaria con mención en Pedagogía Terapéutica y su blog es Avanzandoconemociones.com

Su denuncia en un hilo de Twitter

Iris Carabal denunció el pasado 18 de febrero en Twitter que "no había que forzar al alumnado con espectro del #autismo a participar en las actividades programadas. Buscad un plan B o C para ellos y ellas. Están en su derecho". Un mensaje que argumentó, según su experiencia como maestra, y cuyas razones eran que este tipo de actividades suelen provocar malestar en los pequeños con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), "por el ruido, jaleo, ruptura de la rutina (...); como cada niño es único, nos podemos encontrar a menores TEA a los que les encante el evento, pero no es lo más habitual".

En resumen, la demanda Carabal incidía en "conseguir que el Carnaval fuera inclusivo, y con "inclusivo no quiero decir que jueguen todos juntos, sino que se adapte a las necesidades de todos". Su denuncia consiguió más de 1.000 me gusta y muchos comentarios en la red social.

Recordemos, que, según la Asociación Americana de Pediatría, uno de cada 68 niños padece este trastorno durante su escolarización y que son jóvenes que suelen padecer acoso escolar con más frecuencia, debido a su comportamiento estereotipado y repetitivo o a la incapacidad, algunas veces, de entender, de comunicarse o de simplemente establecer una relación personal con sus iguales. En Europa, se estima que es uno de cada 100, los pequeños con un TEA.

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