_
_
_
_
_

El pueblo en el que cada 6 de enero los niños fuman

Un vídeo que explica esta peculiar tradición enciende la polémica en Twitter: los menores se pasean por las calles de Vale de Salgueiro (Portugal) libremente con cigarrillos en la boca

Un niño se enciende un cigarrillo.
Un niño se enciende un cigarrillo. GETTY

Un año más, y como cada 6 de enero, el pequeño pueblo de Vale de Salgueiro (Portugal) es noticia. Ese día, y desde hace décadas, los menores de edad pueden fumar. Por lo que durante esa jornada es algo normal ver a niños, incluso muy pequeños, con un cigarrillo en la mano. La localidad es una freguesia portuguesa del concelho de Mirandela, en la que viven menos de medio centenar de personas. Un vídeo mostrando tan pintoresca tradición se ha hecho viral en redes para sorpresa y espanto de muchos usuarios.

En el vídeo distribuido en Twitter, con miles de reproducciones y publicado esta semana por RT Español, los comentarios más repetidos han sido contrarios a tan insana conducta, con mensajes como “No toda tradición merece mantenerse” o “Pues para tener permiso solo ese día cogen muy bien el cigarro”, redactaba otra usuaria.

Carlos Cadavez, alcalde del pueblo, explicaba en 2019 a AFP que "darles tabaco a los niños es una tradición que se celebra el día de la Epifanía (6 de enero), que se lleva haciendo desde hace años y que es un símbolo de emancipación, del paso de la niñez a la adultez". A pesar de que el alcalde menciona que esto se suele dar a los 14 o 15 años, en el vídeo sobre estas líneas se pueden ver niños de menos edad. En dicha celebración, estos habitantes también llenan sus calles de música, baile y fuegos artificiales.

Más información
Un tercio de las mujeres embarazadas sigue fumando durante la gestación
Día mundial sin tabaco: “Fumar multiplica por dos el riesgo de infertilidad”

Hace un par de años, el corresponsal de este periódico en el país luso, Javier Martin Del Barrio, indagó más sobre esta sorprendente y poco saludable tradición: “El día 6 de enero, al alba, una banda de gaitas y tambores despierta a la aldea con sus muñeiras, seguida por niños felices que, durante esa jornada, reciben de sus familiares adultos cigarrillos para que se desvirguen en el vicio del fumar. La tradición, como buena tradición, es secular, remontándose a los tiempos paganos, aunque lo del tabaco es más reciente, y nadie de la aldea recuerda cómo empezó la historia, probablemente departiendo con los vástagos placeres de un día excepcional”.

A pesar de que en Portugal existen leyes antitabaco como, por ejemplo, habilitar áreas separadas para fumadores y no fumadores en restaurantes o bares o multar a aquellos que tiran colillas en sus calles, entre otras, parece que nadie se acuerda de que existe un pueblo en el que un día al año, sus niños se creen mayores por tener un pitillo en la boca.

Cabe recordar que, cada año, más de ocho millones de personas fallecen a causa del tabaco. Más de siete millones de estas defunciones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición involuntaria al humo de los cigarrillos, según la Organización Mundial de la Salud.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_