_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Plácido

Puede que a sus casi 80 años sea un artista en la cumbre, pero es un hombre en Marte

Luz Sánchez-Mellado
Plácido Domingo, el pasado noviembre en la Ópera Metropolitana de Nueva York.
Plácido Domingo, el pasado noviembre en la Ópera Metropolitana de Nueva York.ANGELA WEISS (AFP)
Más información
Plácido Domingo: “En algunos sitios no se puede ya decir nada a una mujer”
Plácido Domingo, ovacionado en su regreso a España tras las acusaciones de acoso

Una mañana de hace 25 años fui a entrevistar a un caballero a un señorial piso madrileño. El entrevistado, un señor principalísimo y casadísimo, ya difunto, me abrió con un batín de seda sin nada debajo, me dio la mano blanda sosteniendo la mía mucho más de la cuenta y me llevó a un salón con los cortinones echados y un aria sonando de fondo. Así, a la luz de un aplique, me ofreció una butaca, se repantigó en un diván enfrente y se puso a perorar de sus problemas genitales como para romper el hielo. De tanto en tanto cruzaba las piernas y alababa mis atributos. No le increpé, no salí corriendo, no le puse en su sitio. Hice la entrevista, aguanté el tipo y me fui con más asco que miedo, dado que al minuto vi que era inofensivo. Me llamó al trabajo. No contesté. Debió de aburrirse. Conté lo sucedido, sin culpar a nadie, a algún colega y algún jefe. ¿Escándalo? No. Cosas que pasaban. Nótese el pretérito imperfecto.

Lo narro tantos años después porque, de la entrevista de Jesús Mantilla a Plácido Domingo en este diario, me fascinó el aire de genuino desconcierto de las respuestas. Meses después de las acusaciones de acoso sexual, Domingo sigue pareciendo un boxeador sonado. Él solo fue galante. Nadie le increpó, nadie le puso en su sitio, nadie salió corriendo. Las costumbres han cambiado, llora. Ciertamente. Hoy yo no entrevistaría a un señor en bata. Quizá tampoco nadie me recibiría de tal guisa, lo digo antes de que lo digan. Domingo no se querellará contra sus acusadoras, dice, magnánimo. No es su estilo. El estilo de cierto caballero, no solo español, que no entiende que las señoras ya no toleran lo intolerable. “Ya no se puede decir nada a una mujer”, se lamenta el divo. Y digo yo: ¿en qué planeta vive? Entre quienes defienden a ciegas al acusado o a las acusadoras, me quedo con ese extrañamiento. Puede que, a los casi 80, Plácido sea un artista en la cumbre, pero es un hombre en Marte.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_