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El álbum ilustrado informativo se cuela en las aulas

Los libros con ilustraciones son un poderoso y atractivo recurso visual para que los niños aprendan sobre distintos campos

GETTY

Las clases de 1º de Primaria del colegio Siglo XXI de Madrid se han llenado de álbumes ilustrados informativos. En el colegio, que trabaja por proyectos desde sus orígenes, la literatura está muy presente: es habitual ver rincones de lectura, carteles de charlas en torno a obras como Harry Potter o actividades literarias en horario escolar en su biblioteca. “Tenemos la suerte de encontrarnos aún con muchos niños “devoralibros”, que disfrutan de sus imágenes y sus lecturas”, aseguran al unísono Sonia Fernández Lendrino y Julián Arce, maestros de Primaria que este año se han embarcado con sus alumnos en una aventura espacial para abordar acercarse a los planetas del Sistema Solar. Lo hacen acompañados de álbumes ilustrados sobre los planetas, las galaxias, la Tierra o los viajes espaciales que los propios niños y niñas llevan a clase desde sus casas. Les pregunto qué puede aportar el álbum ilustrado a su proyecto y su respuesta es también unánime: curiosidad.

Y es que, según explican Sonia y Julián, para los niños el álbum ilustrado es un poderoso y atractivo recurso visual. “En edades más tempranas, donde aún el proceso lector está en camino, son las ilustraciones las que ofrecen información al futuro lector y a la vez son las que le motivan y animan a descifrar lo que para ellos es aún un conjunto de letras, que poco a poco van a tener sentido. Es cierto que en ocasiones estos álbumes tienen mucha información pero no es necesario leerlo todo, sino quedarnos con lo que más nos llama la atención. Descubrir cosas nuevas siempre va a ser motivador para ellos”, aseguran. Sobre esto, Nadia Revenga, cofundadora de Andana Editorial y responsable de la Librería Encantada, destaca como interesante que los álbumes informativos cuentan con diversas capas de lectura, lo cual les aporta un largo ciclo de vida a los libros. “A través de las ilustraciones se aprenden cosas que resultan complejas si solo las leemos; por tanto, los primeros lectores acceden a esta capa de conocimiento. Y, por otro lado, los lectores más especializados nutren su curiosidad a través del texto y de las imágenes más complejas”, afirma.

Recientemente la Asociación Álbum, que engloba a 23 editoriales independientes dedicadas al álbum ilustrado, organizaba en Madrid el fórum ‘El álbum en el aula’, unas jornadas en las que diversas voces del mundo de la literatura infantil y de la educación analizaban lo que este género puede aportar. Para Fernando Diego García, presidente de la asociación y editor de Libros del Zorro Rojo, y Arianna Squilloni, una de las responsables de la organización del fórum y editora de A buen paso, la clave está en que el libro álbum “es un formato que requiere por parte del lector un espíritu detective, una mirada capaz de recopilar pistas que se encuentran en las palabras, las imágenes y en el propio soporte del libro; juntar todos estos elementos en la cabeza y sacar conclusiones interpretativas”. En este sentido, creen que la lectura del libro álbum puede llevar también al deseo de estudiar los temas o las cuestiones que surgen a raíz de su lectura. “A partir de la lectura de un álbum de ficción podemos decidir estudiar otras culturas: ¿cómo se percibe el concepto de buena o mala suerte, por ejemplo, o cualquier otro concepto, como el valor de la familia en otras culturas y otros tiempos? Podemos decidir ver qué pasó en la historia o cómo era el paisaje urbano y agrícola anterior. Podemos estudiar personalidades, viajar por el mapa mundo, podemos dialogar entre nosotros y llegar a entendernos un poco mejor”, explican. Siempre sin perder de vista su “cometido”, que no es otro que disfrutar de la lectura.

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Ana Garralón, librera, especialista en literatura infantil y juvenil y autora de Leer y saber. Los libros informativos para niños (Tarambana libros), establece por su parte una distinción entre los álbumes ilustrados con intención literaria, que en su opinión “no pueden ser un recurso pedagógico” (“La literatura es leer por placer y no tiene nada que ver con enseñar cosas”) y los álbumes ilustrados informativos, que sí tienen “un rol importante en la escuela y la educación y deberían usarse como recursos pedagógicos para crear ciudadanos críticos y preparándoles para la avalancha de información que van a tener cuando crezcan”.

En esa línea de fomentar el espíritu crítico, Fernando Diego García y Arianna Squilloni, opinan que si el objetivo de la educación es posibilitar que niños y niñas crezcan como libres pensadores –personas capaces de evaluar la situación en que se encuentran, el contexto y tomar decisiones moralmente conscientes­–, la literatura es una gran compañera. Ahora bien, la gran cuestión que plantean es qué es lo que entendemos por lectura literaria en la infancia. “Es como si, hablando de niños, no buscáramos una lectura con la que dialogar, cuestionar y cuestionarnos, una lectura simbólica, estratificada, sino que, en cada libro que se busca La Biblia. Es decir: una norma clara de comportamiento, de vida. Una regla de buen vivir. Pero la lectura literaria no es eso”, plantean.

El álbum informativo: un camino por explorar

Mucho han cambiado los libros informativos en las últimas décadas. Cuenta Nadia Revenga que suele ser habitual que al hablar de álbumes ilustrados informativos, pensemos en los libros con fotografías que tuvieron tanto éxito en los años 80 y que, emulando a las enciclopedias, profundizaban en temas concretos. La tendencia en la actualidad, según la cofundadora de Andana Editorial, es muy diferente: gran formato con una encuadernación de calidad y un diseño muy cuidado; destacando ante todo, la imagen, que suele predominar por encima del texto. “Suelen tener una excelente calidad gráfica y de ilustración, así como una composición del texto y de la imagen muy cuidada. De hecho, viene siendo habitual que reconocidos ilustradores de álbumes infantiles (Britta Teckentrup, por ejemplo) ilustren libros informativos”, afirma.

El interés por el álbum ilustrado informativo se refleja en el considerable aumento en el número de publicaciones de este género en los últimos años. Una prueba de ello es, para Nadia Revenga, que en La Feria del Libro de Boloña, el evento más importante dentro de la industria editorial, el libro informativo tiene cada vez mayor presencia, lo cual se ve reflejado en un incremento de publicaciones de libros informativos en España, tanto de traducciones como de obras de producción propia. “Resulta curioso que llegados a un punto en el cual parecía que Internet lo abarcaba todo y que los libros de conocimientos ya no eran necesarios, porque el conocimiento completo estaba disponible en red para todo el mundo, irrumpa en el mercado el libro ilustrado informativo. Y es que ante la vorágine de datos e información dispersa, tanto niños como adultos disfrutamos de la información creada con rigor por especialistas y presentada en un formato bello y de calidad”, declara.

Por su parte, Fernando Diego García y Arianna Squilloni consideran que en el ámbito del álbum informativo se están explorando caminos tanto a nivel temático como a nivel expositivo. A nivel expositivo ponen como ejemplo las cajas de filosofía de Wonder Ponder o Mar y Teatro (Ekaré). Con respecto a “ir a buscar aspectos peculiares de la realidad” recomiendan Lo que imagina la curiosidad (Libre Albedrío), de Eva Manzano y Mo Gutiérrez Serna; Seres asombrosos (A buen paso) de José Ramón Alonso y Riki Blanco; y La vida amorosa de los animales (Takatuka), de Katharina von der Galten y Anke Kuhl. Opinan que también es interesante leer obras donde ficción y relato fantástico van de la mano, como por ejemplo El misterio del diente (Libre albedrío) o la novedad de Viajeros extraordinarios / Roque (Tres Tigres Tristes), de Gaston Hauviller. “En definitiva, se trata de proponer obras que te lleven a mirar la realidad a tu alrededor con espíritu de explorador. Obras de descubrimiento. Obras que llevan a reflexionar sobre los mecanismos que rigen la realidad”, concluyen, no sin antes confirmar que obras de este tipo tienen buena aceptación por parte de niños, padres y mediadores, lo que anima a las editoriales a experimentar, pensar, proponer.

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