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Cuatro preguntas comprometidas para las empresas alimentarias

Se celebra en Roma, en la sede de la FAO, una gran reunión de expertos por el Día Mundial de la Alimentación. El economista Jeffrey Sachs, orador invitado, ha instado a las compañías a asumir responsabilidades frente a los desafíos mundiales de la obesidad, el cambio climático y las desigualdades

Un puesto de frutas y verduras, en Voronezh, Rusia. En vídeo, La FAO alerta del alto coste de las dietas de mala calidad en el mundo.
Ángeles Lucas
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¿Contribuye la compañía a patrones dietéticos saludables y sostenibles a través de su producto y sus estrategias? ¿Son sostenibles los procesos de producción de la empresa desde el punto de vista económico, social y ambiental? ¿Son sostenibles las cadenas de suministro de la compañía? ¿Es la empresa un buen ciudadano para el beneficio colectivo?

Bajo el epígrafe Cuatro preguntas para la alineación corporativa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el economista estadounidense Jeffrey Sachs ha reproducido estas cuatro preguntas durante su conferencia el Día Mundial de la Alimentación a los altos cargos presentes en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma.

"Si se produce comida rápida, la respuesta a si la empresa contribuye a patrones dietéticos y saludables será probablemente que no. La comida rápida y los productos ultraprocesados probablemente contribuyan a la epidemia mundial de obesidad que estamos viviendo. Y esto no puede soportarse más. No podemos tener al sector de la alimentación matándonos. Tenemos que tenerlo alimentándonos y eso significa productos sanos", ha declarado Sachs durante su conferencia como invitado en la celebración. "Las grandes compañías no están produciendo comida sana, producen comida basura y dicen que no es su responsabilidad", ha añadido el experto, que ha vinculado estos productos con el aumento de la obesidad en el mundo, que alcanza las 830 millones de personas y se extiende por todas las regiones del planeta.

El panorama actual de la alimentación responde así a una obesidad que deja un mundo de malnutridos, a los que se les unen las 821 millones de personas que todavía en el siglo XXI sufren hambre en el planeta. A esto se le suma el tercio de alimentos producidos que se derrochan sin ser consumidos y los efectos de la agricultura en el cambio climático, que a su vez complican la producción agrícola y la soberanía alimentaria, sobre todo en países en desarrollo. Una espiral para la que los altos dirigentes de la ONU piden una transformación de los sistemas alimentarios y la promoción de dietas sanas, nutritivas y respetuosas con el medio ambiente.

"El exceso de peso y las enfermedades no transmisibles tienen un serio coste para los individuos, las familias, las comunidades y los países. Hay que expandir las políticas para investigar e invertir en alimentos como frutas, verduras y legumbres, y llevar el mercado a los pequeños agricultores", ha instado el nuevo director general de la FAO, Qu Dongyu, que ha sugerido hacer estos modelos más inclusivos, eficientes y responsables. Una modificación también destacada en un mensaje por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que ha recordado la celebración de una Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios en 2021 para tratar precisamente los cambios de los sistemas productivos del sector.

"La lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque solo la ganancia a toda costa, relegando los alimentos a un mero producto de comercio, sujeto a la especulación financiera y distorsionando su valor cultural, social y marcadamente simbólico", ha pronunciado durante el acto el observador permanente de la Santa Sede ante la FAO en nombre del Papa Francisco en un mensaje entregado al director de la FAO durante este evento que lleva por lema Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo Hambre Cero.

"La lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque solo la ganancia a toda costa, relegando los alimentos a un mero producto de comercio, sujeto a la especulación financiera", transmite el Papa

"Necesitamos a todo el sector alimentario implicado. No solo a la ONU, no solo a los donantes, no solo a los millones de personas que dependen de ello, también los nombres de las grandes compañías mundiales de la alimentación", ha redundado Sachs en referencia a las cuatro preguntas planteadas a las empresas, extraídas del informe recién lanzado en Nueva York Arreglando el negocio de la comida, en el que se plantean estas cuestiones a las empresas para reporten sobre sus prácticas.

"Si usted es un comprador internacional y sus productos vienen de Brasil ahora, y esa comida viene del Amazonas y de una de las regiones que se deforesta, eso no es aceptable. No puede haber comercio internacional que empeore la situación de crisis medioambiental. Una empresa no puede decir que lo ha comprado, pero no lo ha fabricado. Necesitamos corresponsabilidad. Esto no puede funcionar así en nuestro mundo", ha insistido Sachs en respuesta a la cuestión sobre las cadenas de suministro.

Y con relación a ver a la empresa como un buen ciudadano para el beneficio colectivo, Sachs lo resume con la siguiente pregunta: ¿Pagan sus impuestos? "Tenemos un sistema internacional totalmente desviado. Hay centenares de millones que se toman de países en desarrollo y se ponen en paraísos fiscales. Es una situación que no podemos permitir, hace mucho que esto está en manos de los países poderosos, y saben lo que hacen. Vivo en Nueva York donde las empresas de abogados ganan ayudando a sus clientes a esconder el dinero, y necesitáis estos impuestos en vuestros países para que los niños puedan ir al colegio", ha declarado Sachs.

Durante su intervención Sachs ha vinculado la educación y la sanidad a la igualdad de oportunidades y el equilibrio entre los países industrializados y los que están en vías de desarrollo y a su vez, la posibilidad de ir a la escuela y la formación con el fin del hambre o la malnutrición. Ha señalado a África subsahariana como uno de los lugares prioritarios sobre los que trabajar. Diapositiva tras diapositiva, ha mostrado con cifras y datos la inseguridad alimentaria en la región, la falta de ferrocarriles o las altas tasas de natalidad, que ha vinculado con el hecho de que las niñas abandonen la escuela a temprana edad.

"La comida rápida y los productos ultraprocesados probablemente contribuyan a la epidemia mundial de obesidad. No podemos tener al sector de la alimentación matándonos", dice Jeffrey Sachs

"Las niñas no se quedan en las escuelas, no se les permite. Si las mujeres se educan entran en la fuerza de trabajo y la demografía cae", ha considerado Sachs, que también ha expuesto en mapas la deficiente electrificación de África subsahariana, la potencialidad de las energías renovables, o el bajo índice de conectividad a Internet, lo que impide que los pequeños agricultores puedan tener acceso a innovación, aplicaciones y datos que faciliten comercialización y la labor en el campo, acuciada en la región por sequías, lluvias erráticas o desertificación.

"Nosotros no somos responsables del cambio climático pero sufrimos sus impactos en el sector agropecuario", ha señalado Edward Francisco Centeno, ministro de Agricultura de Nicaragua, que también ha intervenido en el acto en referencia a un fenómeno que degrada sus tierras y condiciona su soberanía alimentaria, al igual que en Asia o en África subsahariana.

"En Malí, cada día, hombres, mujeres, familias con niños tienen que abandonar sus casas. La supervivencia en el campo puede contribuir para dar trabajo a los jóvenes, para dar a la población una elección de futuro. Hay que invertir en el desarrollo rural", ha declarado el ministro comisionado para la seguridad alimentaria en Mali, Kassoum Denon, sobre un país en conflicto que registra 1,2 millones de personas subalimentadas y donde el cambio climático agrava la situación de violencia entre ganaderos y agricultores en su lucha por mantener sus menguantes terrenos fértiles. Las consecuencias para los sistemas alimentarios de las migraciones desde zonas rurales a las urbanas o la promoción de las tecnologías de información y comunicación para reducir disparidades entre estas zonas residenciales han sido otras de las cuestiones tratadas en el evento.

Giussepe Conte, primer ministro italiano, ha instado a cooperar de forma multilateral y con acción colectiva para enfrentarse a la que ha considerado el reto principal de esta época: aportar alimentos de calidad y cantidad. "Sobre todo en África", ha señalado. Y ha instado a promover dietas sanas y sin desperdicio ante el ingente desgaste que supone de energía, esfuerzo, tierra y agua. "Hay que encontrar un sistema equilibrado virtuoso entre lo que se produce y se consume", ha declarado el político, que ha ofrecido a Italia para acoger la próxima cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios. "Hay una frase que dice, todos los caminos llevan a Roma, aquí nos ofrecemos", ha propuesto.

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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