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El pop ecologista de Vampire Weekend

Los neoyorquinos han cambiado la ciudad por un golpe de aire fresco en 'Father of the Bride'. Un disco capaz de crear su propio ecosistema sonoro y con un claro enfoque medioambiental

Vampire Weekend, en una actuación en Madrid.
Vampire Weekend, en una actuación en Madrid.Santi Burgos
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Todo su planeta Tierra cabe en 18 canciones. Del gigante azul a las lluvias de California. Después alguien pinta un globo terráqueo flotando sobre la nada en la portada del disco y, a simple vista, la filosofía ecologista de Father of the Bride, el último álbum de Vampire Weekend, no daría más de sí. Pero en los seis años que han tardado en lanzar este nuevo trabajo, la banda neoyorquina parece haber logrado escapar de la gran urbe en la que se refugiaron durante aquel Modern Vampires of the City. Ahora buscan aire limpio y naturaleza.

Como si fuera un nuevo ecosistema sonoro, en Father of the Bride cada pieza cumple su papel. Hay una luminosidad vibrante, que avanza a lo largo de disco y lo carga todo de vida. Como si latiera algo dentro. Los elementos naturales salpican las composiciones y las melodías. Hay lluvia, montañas, girasoles y amor en tiempos de cambio climático que nacen cuando la nieve cae en plena primavera. Así transcurre Spring Snow: “La nieve cae sobre ellos / es solo un día / pero aquí viene el sol / con esos viejos rayos tóxicos”.

El propio Ezra Koening, compositor del grupo, confesaba en una entrevista concedida a la revista Coup de Main que había una conexión entre su disco y el enfoque medio ambiental. La primera pieza del álbum, How Long? expone -junto a la voz de Danielle Haim- preguntas que bien podrían acompañar a los últimos informes medioambientales: “¿Hasta cuándo nos hundiremos? / ¿Hasta el fondo del mar? / ¿Cuánto tiempo queda? / ¿Cuál es el propósito de los seres humanos?”. No se trata de alusiones directas, en la canción late constante una historia de amor a punto de terminar. Pero a lo largo del disco se va moldeando un universo sonoro en el que los Vampire Weekend enfrentan hombre y naturaleza.

En Harmony Hall, una canción llena de texturas orgánicas y arreglos sobreabundantes, logran crear una biosfera propia. La canción grita directa al tiempo que se acaba, a un mundo que se resquebraja en mitad de la catástrofe. “No quiero vivir así”, canta Ezra. “Pero tampoco morir”. Aún quedan las promesas de los días soleados, la alegría de la que también se empapa Father of the Bride.

En Harmony Hall logran crear una biosfera propia. La canción grita directa al tiempo que se acaba, a un mundo que se resquebraja en mitad de la catástrofe

Porque hay algo detrás de ese pop elevado, que empuja una conciencia verde, a pesar de los errores (My Mistake) y el temor al futuro (2021). “Nuestra enfermedad es la misma que la de los árboles / Sin saber que han estado viviendo en un bosque”, concluye la adictiva This Life. A través de la sensibilidad y elegancia de sus melodías van creando un paisaje sonoro que da cabida a una relación que se rompe, pero también a un planeta que ha quedado atrapado, orbitando en medio de un blanco insoportable, con nieve que sigue cayendo en primavera, lluvias en California y un sol de rayos tóxicos que elevan la temperatura. Afortunadamente los de Ezra traen consigo melodías capaces de frenar el desastre.

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