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“Muchas mujeres en Sudán han salido a luchar y han liderado a la gente”

Lana H. Haroun es la autora de la foto que hizo que la mayor parte de los medios internacionales se fijasen en la revuelta que está protagonizando la sociedad del país africano

La famosa foto de Alaa Salah subida a un coche durante la revuelta, la foto que dio la vuelta al mundo.
La famosa foto de Alaa Salah subida a un coche durante la revuelta, la foto que dio la vuelta al mundo.Lana H. Haroun
Carlos Bajo Erro
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Hace unas semanas una joven sudanesa, Lana Hago Elfadil Haroun, se debatía entre la euforia de la caída del dictador Omar al Bashir y las cautelas ante la junta militar que se hizo cargo del gobierno. Había sido una de las responsables del aumento de la atención internacional hacia la movilización ciudadana en Jartum y otras ciudades sudanesas. Lana H. Haroun, como se la conoce en las redes, fue la autora de la fotografía que se convirtió en el icono de la revuelta sudanesa, la de Alaa Salah subida a un coche cantando a la revolución en un país que se encontraba todavía bajo el yugo de Al Bashir, pero que ya había perdido el miedo. Ahora que la represión ha vuelto a recrudecerse sus reflexiones son especialmente interesantes.

El pasado 8 de abril, Lana H. Haroun participaba en la concentración frente al Estado Mayor de la Defensa desafiando a Al Bashir. Hizo varias fotos con su teléfono móvil, compartió una de ellas en Facebook; la imagen cobró vida y empezó a circular. Después la compartió también en Twitter y el alcance de la imagen se descontroló. En cuestión de horas, las interacciones se contaban por decenas de miles. Cuando los medios de todo el mundo la hicieron suya, dejó de ser una foto y pasó a ser un símbolo. En los días siguientes los portales de noticias más influyentes estaban explicando la historia de Alaa Salah, la joven que desde el techo de un coche arengaba a un pueblo sudanés movilizado. Esta lideresa circunstancial parecía iradiar la mismísima revolución y tanto los medios como los usuarios de las redes se rindieron a su espontaneidad.

A través de esa imagen icónica, las webs que modelan la opinión publica global empezaron a hablar de Kandaka, las antiguas reinas nubias sudanesas; de la revolución pacífica del país donde se unen el Nilo Blanco y el Azul; de #SudanUprising y #SudanRevolts; y del papel de las mujeres en el levantamiento popular. La joven Haroun no era consciente de lo que estaba haciendo. “Hice la foto y la compartí”, explicaba desde Jartum hace unas semanas, “porque Salah se estaba dirigiendo a la gente lanzando consignas. Ha habido muchas mujeres que han salido a luchar y han liderado a la gente, pero lo que estaba ocurriendo era diferente. Ella representaba a la mujer del momento, brillaba como el oro. Era como si reflejase la luz del sol, era resplandeciente y hasta me deslumbraba. Por eso, subí un par de escalones e intenté hacer la foto. Todo el mundo estaba intentando hacer vídeos. Había muchas grabaciones pero no había fotos”.

La captura de Lana H. Haroun ha demostrado el extraño poder de la fotografía. Muchos de esos vídeos circularon después de manera masiva y terminaron de completar la escena con una Alaa Salah que cantaba a la revolución, pero el detonante, la llamada de atención fue la imagen estática. El pueblo sudanés se reveló contra el regimen de Al Bashir en diciembre de 2018. Hubo muy pocas portadas. La desmedida subida del pan les sacó a la calle pero la protesta acabó diluyéndose en una dura represión. En abril se reavivó la contestación. De hecho hace ocho años en 2011, los sudaneses ya habían salido a la calle exigiendo reformas profundas pero sus reivindicaciones pasaron desapercibidas fuera del país.

La épica que transmite la imagen de Lana H. Haroun, una joven de 22 años entusiasta de la fotografía y de la música, ha facilitado que los medios fijen su atención en la efervescencia de las calles de Jartum, algo que no había ocurrido hasta ahora. Cuando explica lo que ocurrió en aquellos días Lana H. Haroun repite una y otra vez que su sentimiento es de orgullo. “Tuve la suerte de poder reflejar lo que estaba pasando realmente en mi país. Eso es lo más honroso para mi y la cosa más importante en toda mi vida”, señalaba. Su motivación para estar en la concentración es muy sencilla: “Todos los sudaneses, toda la gente ha salido a la calle. Al Bashir tenía que irse por todo lo que hemos vivido. Hemos dicho ¡Ya está bien! ¡Ya es suficiente!”. Y los militares acabaron deponiendo a Al Bashir, pero la sociedad civil, mantuvo la tensión. “En el momento de la foto, no le di importancia porque estábamos más pendientes de la protesta y después hemos continuado en la concentración”, explicaba Haroun, antes del desalojo violento protagonizado por las fuerzas de la junta militar.

“Lo que persigo es ser parte de la gente que está haciendo historia en Sudán”, confesaba Lana H. Haroun. “Simplemente, pretendo que mi país esté bien porque para mi es el mejor lugar en el mundo para vivir” insistía. Esas han sido las motivaciones de una joven que se ha mostrado discreta con la prensa. Ha intentado responder a las múltiples peticiones, pero no ha buscado ningún protagonismo. “Soy una ciudadana sudanesa normal y mi objetivo no ha sido hacerme famosa”, comentaba tímida la autora de la que se puede considerar la imagen de la revuelta en Sudán.

Las fotografías que generan movilización, las que acumulan fuerza suficiente para atraer la atención sobre una crisis acostumbran a ser fotos en negativo, dramáticas, luctuosas. Sin embargo, la que Lana H. Haroun es pura luz, esperanza y optimismo y le ha dado un golpe de timón a la agenda mediática. “Alaa Salah estaba liderando las protestas. Era fuerte. Era como si pudiese transmitir la motivación. Muchas mujeres han liderado a la gente pero esto era cien por cien diferente porque además se escuchaba esa música, esas voces, esos instrumentos...”, advertía Haroun. Sus inquietudes le llevan a llamar la atención sobre el papel de la cultura en la revuelta: “Hay que hablar del arte, es importante en este proceso. La música, la pintura, la fotografía, cualquier otra expresión artística, porque cada artista tiene la capacidad de transmitir sentimientos en sus mensajes y esta vez Sudán necesitaba que todo el mundo sepa qué está pasando en Sudán, hacia donde estamos yendo”.

La épica que transmite la imagen de Lana H. Haroun, una joven de 22 años entusiasta de la fotografía y de la música, ha facilitado que los medios fijen su atención en la efervescencia de las calles de Jartum

“Hasta este momento, los medios no han prestado atención ni a Sudán, ni a su pueblo”, se lamentaba la joven que continuaba explicando las consecuencias de este desconocimiento. “Durante los últimos 30 años Al Bashir ha dejado a todo el mundo al margen de Sudán y eso ha hecho que circule información errónea. Por ejemplo, no querían que el mundo supiese que muchas mujeres sudanesas trabajan y tienen un papel de liderazgo en muchos ámbitos. Yo, por ejemplo, gestiono una empresa de exportación y hay muchas mujeres como yo que trabajan en las empresas más grandes del país”, aseguraba esperanzada. “Aunque hay que decir que no estamos separadas de los hombres. Siempre hemos estado todos juntos. No se trata de si es un hombre o una mujer, sino del proceso de construcción y de lo que queremos para Sudan”, matizaba.

Lana H. Haroun bromea con la relación que se ha establecido con Alaa Salah: “La primera vez que nos vimos (después de la foto) me dio las gracias y me dijo que tenía muchas ganas de conocerme”. Y señala también la modestia de la protagonista de la foto: “Creo que ella no pretendía nada especial, solo estaba allí y continuó asistiendo después a la zona de las protestas”.

Antes de la última ola de represión, Lana H. Haroun transmitía el sentimiento del pueblo sudanés en términos de esperanza, pero también de insatisfacción. “Claro que estamos contentos, pero no del todo. Esto no habrá terminado hasta que no podamos ser libres al cien por cien. Seguimos en las concentraciones porque tenemos que acabar con todo el antiguo sistema de Al Bashir y construir el Sudan que queremos”, afirmaba Lana H. Haroun desde Jartum.

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Sobre la firma

Carlos Bajo Erro
Licenciado en Periodismo (UN), máster en Culturas y Desarrollo en África (URV) y realizando un doctorando en Comunicación y Relaciones Internacionales (URLl). Se dedica al periodismo, a la investigación social, a la docencia y a la consultoría en comunicación para organizaciones sociales.

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