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Consejos para evitar que los niños se ahoguen en la piscina

La supervisión constante y una labor previa de concienciación con los niños son vitales para evitar que el agua se convierta en el escenario de una tragedia

Vídeo: SUMMA
Nacho Meneses

La pequeña Ruth, de siete años, tiene claro cómo actuar en la piscina este verano: “Es importante aprender a nadar, estar bajo la supervisión de un adulto y sin hacer juegos peligrosos cerca del agua, porque te puedes caer”, cuenta, aún mojada, tras salir de la piscina del Colegio Litterator de Aranjuez (Madrid). Allí se acaba de celebrar un simulacro de ahogamiento y rescate en piscina del que esta estudiante de Segundo de Primaria ha sido la protagonista. Y algo más: “Tampoco se puede molestar al socorrista, porque él está para ayudar, no para jugar con nosotros”.

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Puede que el colectivo infantil no sea el que más ahogamientos sufra, “pero sí es el más evitable. Si la persona adulta asume su responsabilidad, el accidente se puede evitar”, sostiene Laura Muñoz, responsable de Comunicación de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, organizadora de este simulacro celebrado el pasado 4 de junio y que contó con la colaboración del SUMMA 112 y de la Policía Municipal. En los primeros cinco meses de 2019, han fallecido 85 personas por ahogamiento; cifra que ascendió a 373 el año pasado, según la Federación Española de Salvamento y Socorristas.

¿Qué hacer en caso de accidente? Lo primero es avisar a los servicios de Emergencias, es decir, marcar el 112: “Cuando se lo explicamos a los niños pequeños, les insistimos mucho en esto, y la verdad es que funciona muy bien”, explica Julián Sánchez, coordinador de Equipos Técnicos del SUMMA 112. “Luego, valorar los signos vitales: si se mueve, si tose o si intenta respirar, algo que cualquier persona puede valorar y que le servirá al SUMMA para saber rápidamente si la víctima está viva. Y, por supuesto, explicar lo que ha pasado y dónde se está”.

Las precauciones de los adultos

A lo largo de los últimos cuatro años (de 2015 a 2018), el número de fallecidos ha alcanzado los 1.706, de los que 111 eran niños y 595 ancianos. Y aunque pueda parecer que las piscinas de casa son más seguras, uno de cada tres ahogamientos sucede en piscinas privadas. Por eso, se esté donde se esté, es fundamental que los padres tomen una serie de precauciones: “Los niños siempre tienen que estar con un responsable adulto; hay que respetar las horas de máximo calor; no dejar juguetes en la piscina o cerca de ella, porque nos podemos despistar, que el niño vaya a por ellos y se pueda caer; y también evitar las comidas copiosas en la piscina”, recuerda Julián Sánchez. Y es que la labor del padre o madre comienza en el mismo momento en que llegamos al recinto:

¿Qué es lo que no debes hacer?

Socorrer a una persona en apuros es una reacción lógica que, por supuesto, también tenemos cuando estamos en la piscina o en la playa. Pero conviene pensar primero si se está capacitado para prestar esa ayuda: se han dado muchos casos de personas que, queriendo ayudar, acabaron pereciendo junto a la persona que estaba en peligro.

Si hay un socorrista y este no se ha percatado, lo mejor es avisarle y dejarle actuar; si no lo hay y la víctima está activa (es decir, aún se está moviendo), facilitarle un flotador o pértiga a la que se pueda agarrar. Pero si no la tenemos ni estamos entrenados para socorrer a la víctima, “lo mejor es esperar. Si estamos en un lugar donde no hacemos pie, conviene ponerse cerca de la víctima y dejar que se ahogue, es decir, que pase a ser víctima pasiva”, afirma Marcos Andrés, socorrista y trabajador social de Fundtrafic, la fundación de la Asociación DIA. “Entonces ya se le puede abordar y sacar del agua, para iniciar la valoración” y, en su caso, reanimación.

En cualquier caso, la rapidez de acción (siempre con sentido común) es fundamental. Ante un ahogamiento, hay que aplicar la regla del 10%: “Desde que pierde el conocimiento, cada minuto que pasa sin que se actué reduce en un 10% las posibilidades de recuperación de la víctima”, explica Andrés. Puede que, si pasa demasiado tiempo y no hemos hecho nada, la posible recuperación deje secuelas importantes.

También hay otra serie de actuaciones que siempre conviene evitar:

Y los niños, ¿qué pueden hacer?

Como padres, es esencial asegurarse de que los niños son conscientes de las medidas de precaución que han de tener siempre presentes, entre ellas ejercer el máximo cuidado al caminar por el borde o áreas aledañas a la piscina (la denominada “zona de playa”), para evitar caídas imprevistas; respetar el tiempo de digestión; que, si ven a alguien que ha sufrido un accidente, o pierden de vista a un hermano o a un amigo, avisen rápidamente a un adulto; y, finalmente, no tirarse de golpe al agua, porque pueden hacerse daño.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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