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Manual para manipular elecciones

La ‘brigada antibulos’ de la UE detecta cinco narrativas que usan los medios rusos para desinformar sobre Europa. Casi todas están presentes en la campaña electoral española

Patricia R. Blanco
Imagen tuiteada por Íñigo Errejón de un acto de campaña con Manuela Carmena.
Imagen tuiteada por Íñigo Errejón de un acto de campaña con Manuela Carmena.

Acusar a las élites de ser las responsables de los males que atraviesa un país y repetir el mensaje una y otra vez, aunque no haya pruebas, puede crear la idea de que el sistema, en general, es el responsable de la corrupción y que, por tanto, hay que cambiarlo. Y si no hay hechos en los que basarse, también puede resultar exitoso intentar ridiculizar a sus líderes con apelativos descalificativos para minar su credibilidad. Estas son dos de las técnicas que usan medios de comunicación rusos para influir en la percepción sobre la Unión Europea, según ha detectado el grupo UE versus desinformación, un equipo especializado en combatir las mentiras y medias verdades que la prensa rusa difunde sobre Europa.

La brigada antibulos de Europa ha elaborado una especie de manual en la que ha identificado las cinco narrativas (“mensajes generales comunicados a través de texto, imágenes, metáforas o cualquier otro lenguaje”) que emplean los medios pro-Kremlin contra Europa y que adquieren una especial relevancia durante los periodos electorales. A veces son mentiras burdas. En otras ocasiones, verdades a medias. Casi todas ellas también han estado presentes en la campaña española para las elecciones autonómicas, municipales y europeas del próximo domingo:

1. Las élites versus el pueblo

Esta narrativa, basada en la idea de que las “élites malvadas” no son conscientes de las verdaderas necesidades de la gente, es especialmente poderosa en periodos electorales. El partido o candidato que la utiliza se proclama a sí mismo “la voz del pueblo” o el representante de la “mayoría silenciosa”, ofrece soluciones simples a problemas complejos y busca un chivo expiatorio a quien atribuir la responsabilidad de los males que atraviesa el país, por ejemplo, la banca, los musulmanes o los inmigrantes. Da igual que el mensaje no sea cierto: lo importante es repetirlo.

Un claro ejemplo es culpabilizar a los inmigrantes de la situación económica de un país para atacar al gobernante de turno y acusarle, por ejemplo, de fomentar la inmigración irregular o de favorecer a los extranjeros antes que a sus compatriotas. Tanto es así, que los bulos sobre la inmigración se multiplican en periodo de elecciones. Durante la campaña electoral del 26-M, se ha vuelto a difundir una falsa información publicada en 2015 sobre una pareja de paquistaníes que cobraba 10.000 euros en ayudas sociales, con el objetivo de extender que los extranjeros reciben estas prestaciones en detrimento de los nacionales. La realidad es que se trataba de un fraude. También ha utilizado el discurso del miedo al inmigrante el candidato de Vox a las elecciones europeas, Jorge Buxadé, que denunció la entrada de 400 inmigrantes en Ceuta, en un salto a la valla ocurrido el 12 de mayo. El incidente es cierto, pero la cifra es sensiblemente inferior: un centenar lo intentó y 52 lo lograron, según fuentes de la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma.

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Las acusaciones de fraude electoral también se inscriben en esta narrativa: si no gana tu candidato es porque las élites, que controlan todo el sistema, han manipulado los resultados. Desde las elecciones generales, celebradas el pasado 28 de abril, circulan por las redes sociales más de una decena de acusaciones de pucherazo basadas en fórmulas matemáticas o algoritmos que, en ningún caso, demuestran que los resultados hubiesen sido alterados, tal y como ha desmentido Maldito Bulo.

2. Amenaza a los valores tradicionales

El objetivo de esta narrativa de desinformación, que usa especialmente la ultraderecha, es atacar la posición de los sistemas democráticos con asuntos como los derechos de la mujer, de los grupos LGTBI o de las minorías étnicas y religiosas porque suponen una amenaza a conceptos como la “tradición”, la “decencia” o el “sentido común”. Según el grupo de la UE que lucha contra la desinformación, el paradigma de esta narrativa, que alude a términos con connotaciones positivas, pero sin una definición clara, es el discurso de Rusia contra Bruselas, algo así como que “Occidente se está pudriendo bajo la embestida de la decadencia, el feminismo y la corrección política”.

Pero en España también ocurre. Tanto en las pasadas elecciones generales como en las del próximo domingo han vuelto a extenderse bulos que atacan el feminismo con cifras manipuladas al alza de denuncias falsas por violencia machista, de suicidios a causa de estas denuncias o de hombres asesinados por parejas o exparejas, siempre que esta sea una mujer, claro está. ¿Cuál es su objetivo? Desprestigiar el auge del feminismo y, en última instancia, los partidos que lo promueven.

Otro ejemplo, que en esta ocasión enfrenta el islam al cristianismo, es un viejo montaje difundido estos días en redes sociales que muestra al fallecido líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba inclinándose ante el rey marroquí, Mohamed VI, frente a una imagen en la que da la mano —sin inclinarse— al papa Benedicto XVI.

3. Pérdida de la soberanía o de la identidad nacional

Otra técnica para atacar al contrincante es difundir la idea, aunque no sea cierta, de que el país en el que se celebran las elecciones ya no es soberano. El grupo de la UE que combate la desinformación ha analizado numerosos ejemplos de mensajes ampliamente difundidos en medios rusos: que Estados Unidos es quien manda en la UE, que en Ucrania gobiernan extranjeros o que Estonia, Letonia y Lituania no son Estados verdaderos.

En el caso español son recurrentes las cadenas de WhatsApp que acusan sin pruebas al líder socialista de haber pactado la independencia de Cataluña con los partidos soberanistas y, por lo tanto, de provocar la “ruptura” de España. Esto es solo un ejemplo de uno de estos mensajes:

4. Colapso inminente

Se basa en extender la percepción de que un determinado país, o la propia Unión Europea, está al borde de una guerra civil. Según el equipo de la UE especializado en desinformación, la cobertura que han hecho los medios rusos de la protesta de los chalecos amarillos en Francia se puede inscribir en este apartado. El mensaje es que Francia estaba al borde del colapso, cuando, según defiende el grupo, “el derecho a expresar el descontento contra un Gobierno es una parte integral de la democracia”.

5. La ‘jajaganda’

Sin evidencias ni hechos que apoyen el mensaje que se desea transmitir, siempre se puede recurrir al humor como estrategia. El término hahaganda —que en español podría traducirse como jajaganda, por la onomatopeya de la risa fue acuñado en 2017 en un informe de la OTAN sobre cómo los medios rusos desinforman a través del humor. Su objetivo no es convencer al público al que se dirige, sino atacar al adversario mediante el ridículo y la humillación para socavar su credibilidad.

Según el equipo de la UE contra la desinformación, muchos medios rusos presentan la democracia como “una batalla entre bastardos”, al tiempo que recomiendan como alternativa el modelo de Gobierno de Vladímir Putin.

En España, los apelativos que los líderes de Vox dedican al Partido Popular y a Ciudadanos, “la derechita cobarde” y “la veleta naranja”, podrían incluirse en este apartado. También puede considerarse jajaganda la cobertura que algunos medios han dado al beso que se dieron en un acto de campaña Manuela Carmena e Íñigo Errejón, los candidatos de Más Madrid a la alcaldía y a la presidencia de la comunidad. "¡Pillados!", ha llegado a titular cierta prensa, bromeando con un romance entre los dos políticos.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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