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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ultraderecha marca la agenda

El rechazo a la inmigración responde al discurso del miedo azuzado en Europa

Marine Le Pen, a su llegada a la capital de Bulgaria para asistir como invitada de un partido local de extrema derecha.
Marine Le Pen, a su llegada a la capital de Bulgaria para asistir como invitada de un partido local de extrema derecha.DIMITAR DILKOFF (AFP)

La agenda marcada por la extrema derecha ya ha conseguido influir en la opinión pública europea en temas tan importantes como la inmigración, un asunto central en los comicios al Parlamento Europeo del día 26. Se trata de una peligrosa circunstancia que debería ser tenida muy en cuenta por las fuerzas democráticas del continente, enfrentadas a un rival cuyo mensaje de miedo está calando con éxito entre el electorado.

La encuesta realizada por YouGov para EL PAÍS y otros siete periódicos miembros de la alianza LENA concluye que el 46% de los europeos prefieren que su país no acepte más refugiados de zonas en conflicto. Asuntos que en otras ocasiones estaban en lo alto de las preocupaciones de los votantes, como el desempleo o la estabilidad económica, han sido eclipsados por una distorsionada visión del fenómeno que en 2015, con la crisis de los refugiados, transformó el statu quo de la sociedad europea.

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Desde entonces, la extrema derecha ha enarbolado el miedo a la inmigración como arma táctica para mejorar sus resultados electorales y aumentar su cuota de poder. No es casualidad que países como Italia, Hungría o Polonia, regidos por Ejecutivos marcadamente nacionalistas y enfrentados a las políticas de integración de la Unión Europea, lideren el grupo de naciones donde hay más población a favor de detener totalmente la llegada de inmigrantes. El discurso del temor difundido por la extrema derecha ha conseguido que conceptos como la eliminación de fronteras ya no sea visto por numerosos europeos como una conquista de la UE, sino como un peligroso deslizamiento hacia la inseguridad y la pérdida de libertad. La libre circulación y la convivencia entre personas diferentes, uno de los pilares básicos en el proyecto de construcción europea, se ve así directamente amenazado por un planteamiento profundamente xenófobo y antieuropeísta. Peor aún, apenas un 25% de los encuestados es consciente de que los tratados internacionales obligan a sus países a seguir concediendo el estatuto de refugiado a las personas que cumplan los requisitos para ello. Es decir, la ultraderecha ha conseguido deslizar la creencia de que el cumplimiento de los acuerdos firmados por un país puede ser una cuestión opcional y no una obligación ineludible.

Del mismo modo, no es casualidad que la encuesta refleje que el rechazo a la inmigración va acompañado de la negativa a que la Unión Europea asuma mayores competencias en temas como el empleo o las pensiones. Exaltados políticos populistas excitan a sus audiencias con un mensaje que quiere transformar Europa; que pase de ser ejemplo de éxito en la eliminación de fronteras a paradigma de lo positivo que es blindarlas. En España, el porcentaje de personas que sostienen que nuestro país no debería acoger más inmigrantes ya alcanza el 42%. Sin embargo, siguen siendo mayoría quienes defienden los mecanismos de solidaridad y creen que la permanencia en la UE es muy positiva. Es ese el mensaje, real y eficaz, que puede contrarrestar el intento de manipulación de la discusión política orquestado desde la extrema derecha.

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