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La casa que promete alargar la vida de sus habitantes

Los arquitectos creadores de la Fundación Destino Reversible dicen haber dado con el diseño de vivienda capaz de hacernos vivir más. Eso sí, hay que tener 1,3 millones de euros en la cuenta y el equilibrio de un trapecista para poder vivir en ella

Hace tiempo que los médicos han dado un paso adelante y se han puesto a hablar de cómo configuramos las ciudades. "En 2020, un 90% de los habitantes del planeta viviremos en núcleos urbanos", justificaba María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una intervención en el CSIC con motivo del undécimo aniversario del Instituto Tomás Pascual Sanz. De esta incursión hemos aprendido, por ejemplo, que quienes viven en edificios más pequeños caminan más. Y también que unas malas vistas o la falta de luz natural nos arrastran con más facilidad a estados depresivos o a la ansiedad, según la encuesta Lares de la OMS. Pero, y cómo configuramos la casa por dentro, ¿también influye directamente en nuestro bienestar?

Arawaka y Madeline Gins, arquitectos creadores de la Fundación del Destino Reversible, dedicada a estudiar el uso de la arquitectura para prolongar nuestras vidas, dicen haber dado con el modelo de hogar que puede hacernos vivir más. Se trata de la Casa Bioscleave, en East Hampton (Estados Unidos), un edificio de dos plantas y 315 metros cuadrados distribuidos en cuatro habitaciones, dos baños y un aseo, que se puede comprar por 1,5 millones de dólares (1,3 millones de euros).

Creas o no que esta casa puede alargar tu esperanza de vida, su interesante diseño es otro de los argumentos que se ponen en la balanza con su precio. La vivienda, pintada en 52 colores, tiene dos estructuras: una en forma de A diseñada por el arquitecto Carl Koch e inspirada en la Bauhaus, y Bioscleave, de influencia cubista. Pero lo más destacado es quizá su interior psicodélico, con suelos inclinados y burbujeantes, postes para que puedas agarrarte cuando estás a punto de resbalar, y estancias sin puertas: todas las habitaciones se abren, sin mediar barrera de intimidad, a un atrio central coronado por una cocina hundida.

Según los responsables de la fundación, este diseño estridente y accidentado conduce a un saludable estado de alerta: "Esta mayor conciencia del cuerpo y el desafío de los sentidos pueden permitir que el cuerpo se reconfigure constantemente y con el tiempo se convierta en un medio para fortalecer el sistema inmunológico", declaran. Parece que se contempla la posibilidad de que romperte la crisma te aboque a una muerte prematura.

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