_
_
_
_
_

¿Qué diferencia hay entre una báscula de 10 euros y una de 200?

Las hay que calculan el índice de masa corporal, el volumen de tejido muscular, la grasa que tiene tu cuerpo... parámetros que no siempre son útiles si lo que quieres es adelgazar

Soy una de las miles de personas que han incluido adelgazar entre sus propósitos para los próximos meses. También de las que lo primero que hacen cuando toman una decisión relacionada con la salud es dejarse la pasta. Cuando me dio por salir a correr, me gasté un dineral en ropa fosforita, zapatillas de pronador, una funda para colgarme el móvil y hasta una cinta para que no volaran las gafas. Cuando se me metió la idea de nadar, adquirí raudo gafas de natación, un trozo de tela minúsculo que hacía las veces de bañador, aletas, tubo y hasta unas chanclas de esas en las que cabe todo el empeine y evitan que te resbales. Salí a correr tres veces; nadé dos. Pero sigo creyendo en el aspecto motivacional de la inversión económica, y puesto que mi vieja báscula ya no me inspiraba confianza, opté por sacar a pasear de nuevo mi tarjeta de crédito. Año nuevo, báscula nueva.

Por supuesto, opino que comprar una báscula de baño es como comprar pescado fresco: hay que ver el producto. Cierto es que efectué una batida previa en la red, donde ya me di de bruces con el sorprendentemente amplio abanico de precios. Pero a continuación me planté en un centro comercial dispuesto no solo a ver el producto, sino a subirme a él.

La primera sensación fue de congoja. Si pesarse en la intimidad del hogar, en ayunas y en pelotas, ya es traumático (por lo menos para mí, que no estoy en mi peso ideal), hacerlo en público, con abrigo y botas, y después de haber desayunado medio panettone, le sume a uno en una súbita desesperación. Esa desesperación me hace desear empezar cuanto antes la dieta y comprarme con apremio la báscula. La cuestión es: ¿cuál de ellas? Las hay desde 11 euros hasta 226, y me asaltan dos dudas: 1) ¿cuanto más caras, más precisas? y 2) ¿las que más cuestan ofrecen una mayor garantía de adelgazar, que es de lo que se trata?

¿Cuánto puedes gastarte en una báscula?

El universo de las básculas de baño (no sé por qué se llaman así, pues yo la tenía en el dormitorio) está dividido más o menos en estos términos:

- De 11 a 29 euros: puede que vengan con aspecto futurista, incluso con pantalla digital, pero, en general, no te dan más que el peso.

- De 30 a 99 euros: a partir de ese precio, no solo te proporcionan el peso sino también el índice de masa corporal (IMC), que es el resultado de divididir el peso por la altura al cuadrado.

- De 100 euros en adelante: es como poner los pies encima de un iPhone. Las básculas "diagnósticas" están sincronizadas con alguna app a través de bluetooth, de modo que recibes tal aluvión de datos (grasa corporal, masa muscular, masa ósea y más) que te entra complejo de Pitágoras.

Solo hay una manera de medir el peso

Lo primero que necesito saber es si las más baratas son menos fiables en lo que al cálculo del peso se refiere, si emplean un sistema más rudimentario. Para ello, contacto con los portavoces de la firma alemana Beurer, quienes me dicen que no. "El sistema de medir el peso es el mismo", afirma Merixtell González, directora de Márketing y comunicación de River International, la empresa que la distribuye en España. Las básculas de disco de antaño funcionaban mediante unas palancas y muelles directamente anclados al disco, de forma que a mayor peso, más se movía el disco. En los nuevos sistemas, describe González, "el peso se calcula con sensores y microelectrónica. Es tan simple y complejo a la vez como medir la torsión de unas barras sobre las que se apoya la plataforma donde nos subimos".

"Pero en las diagnósticas además hay unos electrodos que permiten medir los porcentajes de masa muscular, grasa corporal, etcétera", añade González. Y certifica que todas están preparadas para resistir la humedad del baño y que la diferencia de precio responde únicamente a las prestaciones que ofrecen. "Las diagnósticas son más caras que las que solamente miden los kilos, y las que funcionan con bluetooth evidentemente tienen un precio superior".

Pero no todas son igual de fiables

Sin comerlo ni beberlo (nunca mejor dicho), me veo sumido en uno de esos dilemas ineludibles de la vida moderna, igual que decidir si renovar o no la suscripción a Amazon Prime. Me doy cuenta de que no estoy capacitado para tomar una decisión (algo que me ocurre con frecuencia), de modo que busco asesoramiento. Joaquín San José, miembro del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), es escéptico con las básculas que te dan el IMC. "No son demasiado exactas. Para que te hagas una idea, a la hora de estudiar si los pacientes pierden grasa o músculo, esas básculas no se utilizan, sería impensable. No son fiables. Incluso los métodos que nosotros empleamos (ya sea una resonancia magnética, ya sea una tomografía), bastante más sofisticados y precisos, también tienen sus errores de medición. Imagínate las básculas que se venden al gran público", afirma.

"Sabemos que, bastante más fiable que el peso o el IMC, es la medición del perímetro de cintura", Joaquín San José (miembro del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria)

Lo atribuye, primordialmente, a que "no distinguen entre grasa y agua. Si uno retiene líquidos, la máquina va a dar un índice de grasa muy alto y va a ser completamente erróneo", explica San José. Además, "la medición que hacen depende de los algoritmos que les incorporan. Esos cálculos están basados en la población que se va a pesar, y no es lo mismo la americana que la española o la japonesa. Las que valen para adultos no valen para niños, las que valen para niños no valen para mujeres, las que valen para mujeres no valen para hombres… El IMC, en cualquier caso, no vale para ancianos ni para niños".

José Manuel Fernández García, coordinador del grupo de trabajo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), opina que la medición del IMC "debe realizarse de manera adecuada para obtener datos correctos. No debe ser una medida que la población realice de manera rutinaria sino que cada individuo debe conocer en qué franja de obesidad, sobrepeso o peso adecuado se encuentra para personalizar el peso ideal que debe alcanzar". El IMC hay que saber interpretarlo, por eso "es más importante controlar y ajustar el peso y, por tanto, usar la báscula", añade en alusión a los modelos más básicos.

Los estudios, además, señalan que, más que el peso o el IMC, el dato relevante en lo que respecta a la salud es la grasa visceral. De ahí que San José añada que "lo que estamos últimamente propugnando es medir la cintura abdominal. Hay una muy alta correlación entre lo que mide tu cintura abdominal y la grasa visceral, la que rodea el hígado, el riñón…, que es la grasa mala, digamos. Es la metabólicamente activa: produce una sustancia que mantiene una inflamación que no es beneficiosa para los órganos. Sabemos que, bastante más fiable que el peso o el IMC, es la medición del perímetro de cintura. Si nos ponemos a dieta y empezamos a hacer ejercicio físico, y hay cambios en la cintura, significa que no solo estamos perdiendo peso, sino que estamos perdiendo grasa. Un individuo puede ponerse a dieta y bajar peso pero no sabemos hasta qué punto está perdiendo más músculo que grasa. Eso se comprueba midiendo la cintura o, simplemente, con los agujeros del cinturón".

¿Y las básculas "inteligentes"?

Sobre las apps conectadas a las básculas, San José opina: "No hay ningún estudio serio que demuestre que funcionan para perder peso. Detrás de ellas, casi nunca hay profesionales que saben de lo que hablan". Según Fernández García, pueden hacer que nos obsesionemos y, en conscuencia, "desmotivar en caso de que no se consigan los objetivos".

La verdad es que la posibilidad de ir comprobando día a día en una báscula los gramos que he perdido me seduce, y así se lo digo a San José. "En Estados Unidos, se comprobó que las personas que habían perdido peso y lo habían mantenido en el tiempo se pesaban todos los días o cada dos", responde. "Pero eso no significa que pesarse a diario resulte eficaz para perder peso, sino que es lo que ellos hacen. La manera de saber si pesarse a diario influye en la pérdida de peso es realizar un estudio clínico. Se ha hecho: y se ha visto que no. Puedes estar pesándote todos los días, que no depende de eso que mantengas el peso perdido. Como técnica psicológica de automedición, sirve de motivación: compruebas que todos los esfuerzos que estás haciendo merecen la pena. En definitiva, pesarse todos los días puede ayudar, pero no es el factor más importante".

A modo de conclusión, San José estima que, si estamos empeñados en comprarnos una báscula, cuanto más simple, mejor. "Si monitorizar mi peso con una báscula, la más barata, de cuarto de baño, sirve para motivarme y controlarme, adelante. No me gastaría dinero en la báscula más sofisticada, porque hay un error de medición brutal. Hasta que no me demuestren que sirven para algo, yo me gastaría más dinero en un gimnasio, en un buen preparador físico o en alimentos sanos que en una báscula", sentencia. Visto lo visto, al final me compré un cinturón.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_