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Descolonizar la imagen de África en Europa y la de Europa en África

El encuentro Periodismo y África en Gandiol, Senegal, reúne a profesionales de las dos orillas para explorar nuevas maneras de cooperar en el derribo de estereotipos

Inauguración del encuentro Periodismo y África en Gandiol, Senegal.
Inauguración del encuentro Periodismo y África en Gandiol, Senegal.Almata Ka
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Mauritanos, senegaleses, gambianos y españoles compungidos, entre lágrimas, tapándose los ojos con las manos ante las sobrecogedoras escenas del documental El naufragio. 30 años de memoria sumergida, sobre las tres décadas de inmigración de África hacia Europa por las costas andaluzas y canarias. Esta ha sido una de las imágenes más impactantes del encuentro Periodismo y África, celebrado estos días en la localidad senegalesa de Gandiol y que ha contado con la presencia de más de medio centenar de profesionales de los dos continentes. Era la primera vez que esta película, con guion de Nicolás Castellano, se difundía en África y con subtítulos en francés. “Representa la realidad más dura de ese fenómeno complejo que es la inmigración”, dijo en la introducción del filme José Naranjo, corresponsal de EL PAÍS en el país africano y coordinador técnico de este encuentro, en una de las localidades senegalesas que más simbolizan la inmigración hacia Europa.

África y los africanos tienen mucho más que contar que el racismo al que a menudo se enfrentan. Son mucho más que inmigrantes sin rostro ni nombre llegados en patera. Y para derribar estos estereotipos que aún dominan la comunicación alrededor del continente en Europa hay que renovar al mismo tiempo la narrativa que domina en África sobre la otra orilla. Con este objetivo y para convivir, compartir experiencias y crear redes entre periodistas, se convocó este encuentro de Gandiol. “Es necesario descolonizar la sociedad para tomar las riendas de nuestro propio destino. Hay que avanzar hacia una comunicación más digna y de calidad”, aseguró Mamadou Dia, fundador de la ONG local Hahatay, organizadora del evento en el Centro Cultural Aminata. "La crisis de identidad que vive en la actualidad el periodismo crea un momento propicio para la reflexión y la creación de las redes de colaboración", agregó Naranjo.

El público participó de manera muy activa en la discusión sobre nuevas narrativas reavivando el viejo debate, pero nunca cerrado, sobre periodistas y blogueros. El ciberactivista Makhtar Ndiaye, por ejemplo, imaginó un futuro en el que los periodistas no serán los únicos en manejar la información. “Hemos democratizado el trabajo que antes era de su exclusiva competencia, lo hemos hecho más fácil”, explicó. “Si vemos un barrio sucio, ya no hace falta llamar a las autoridades para denunciarlo. Sacamos una foto con el móvil y la compartimos en las redes. Con un pequeño clic se puede hacer mucho por las causas sociales”.

Lucía Mbomío, Aisha Dabo, Marta Moreiras y Laura Feal, durante el encuentro en Gandiol.
Lucía Mbomío, Aisha Dabo, Marta Moreiras y Laura Feal, durante el encuentro en Gandiol.A. K.

A pesar de las turbulencias que atraviesa el periodismo tradicional, en el futuro seguirá habiendo espacio para todas las formas de comunicación y denuncia, según Ángela Rodríguez Perea, de la plataforma de información cultural africana Afribuku. “La mejor forma de hacer activismo es escuchar mucho más que hablar. El objetivo ideal de nuestra publicación es desaparecer cuando las revistas y secciones culturales incluyan en sus contenidos habituales el arte africano, normalizando el discurso. Pero, de momento, en los países hispanohablantes aún se presta poca atención a estos temas y se dirige una mirada estereotipada hacia el trabajo de los artistas africanos”.

La fotoperiodista española Marta Moreiras, residente en Dakar desde finales de 2015, insistió en el papel que desempeña la imagen en la construcción del imaginario. “Creo que a veces se subestima su poder, pero los analfabetos del siglo XXI son los que no pueden entender las imágenes. Los medios generalistas, sin embargo, tienen tendencia a presentar una imagen parcial de la vida en África. De manera análoga, aquí hay una idea de Europa que no es completa”.

Las mujeres sufren una discriminación añadida. “En la infancia, justificaba un comportamiento distinto hacia las chicas, porque lo consideraba normal”, destacó la ciberactivista Aisha Dabo en una mesa compuesta únicamente por mujeres que despertó gran interés entre los varones presentes. “Cuando empecé a trabajar como periodista en Gambia, vi las cosas de manera distinta. Era la única mujer que trabajaba como redactora, mientras que las otras se limitaban a mecanografiar lo que los hombres escribían en papel. Me empecé a fijar en cómo se portaban los hombres conmigo, pero esto no me limitaba”. El cambio no llegará del día a la mañana y lo sabe. Para ello será necesario apostar por la educación e involucrar a los hombres en la lucha.

Lucía Mbomío, española de padre guineano, tampoco se dejó limitar por la falta de representación de las personas negras. “Yo quería ser periodista, pero a lo largo de toda mi vida solo he visto a unos siete de piel negra”, dice.

Uno de los problemas en Gambia es que no disponemos en la prensa de información bien abordada sobre la inmigración irregular Baboucar Ceesaay, periodista

La periodista, presentadora de TVE, no se siente “ni de aquí, ni de allí”, pero percibe que en ambos sitios se la trata como extranjera. “En España, me preguntan primero de dónde soy y luego el nombre. Es peligroso creer que lo que vemos en la tele refleja la verdad. Los que aparecen en la pantalla siempre llegan, no son los que ya están o viven en España. Solo les vemos en patera, nunca mientras bajan de un avión. No tienen rostro, ni nombre. Vienen de África subsahariana, no de un país en concreto. No se cuentan sus historias. Las mujeres solo aparecen si mueren o con un bebé. En las ficciones, somos las que limpiamos las casas, pero nunca son las nuestras. Cuidamos las familias, pero no las nuestras. Somos inmigrantes, como si eso fuera un papel y no solo una faceta de una persona”.

En España, ya empieza a haber conciencia de que se puede ser español de muchas formas y sin tener que ser blanco, señala. “Pero a veces se genera el efecto 'pon una negra en tu mesa' y te llaman para hablar de cualquier cosa, sin preocuparse de si tienes el perfil adecuado. Últimamente, solo nos preguntan por racismo y discriminación”.

Migraciones y el papel de la imagen

Muy puntualmente, a las nueve de la mañana, arrancó la segunda jornada de este encuentro periodístico con el documental que dejó atónito al público. A continuación, la primera mesa de la mañana, en torno al fenómeno migratorio y las nuevas narrativas en los medios para contarlo más y mejor. La protagonizaron tres periodistas especializados: el gambiano Baboucar Ceesaay y las españolas Beatriz Mesa, de COPE, y Ángeles Lucas, de Planeta Futuro, la sección de desarrollo de EL PAÍS. "Uno de los problemas es que no disponemos en la prensa de información rigurosa sobre la inmigración irregular", arrancó Ceesaay.

El gambiano también destacó que hay maneras de acercar esta realidad a la gente, y lo ejemplificó con el trabajo que están realizando muchos de los 2.764 jóvenes retornados a su país entre enero de 2017 y junio de 2018 gracias a un proyecto de la Organización Internacional de las Migraciones. "Van a distintas regiones y sensibilizan a la gente joven sobre los peligros de la ruta. También explican a los medios su experiencia. Gracias a esto se está creando una nueva narrativa para entender que migrar no es la panacea". Su objetivo, concluyó el reportero, es tener una vida digna en su propio país. "Lo que debemos hacer como periodistas es visibilizar esta realidad y transmitirla a la población".

Beatriz Mesa, por su parte, mostró su inquietud por la situación en España y Marruecos, donde la visión estigmatizante del fenómeno migratorio ha dado alas a partidos políticos de extrema derecha. "Solo se habla desde el punto de vista negativo, y hay que dignificarla y ver la parte positiva. Hay que hablar de la necesidad de mano de obra extranjera para los Estados europeos, por ejemplo". También contó la nueva estrategia migratoria que ha puesto en marcha Marruecos desde 2012, país desde el que ella es corresponsal. "Es la primera vez que hay una estrategia que hace que el modelo social de Marruecos sea más inclusivo hacia la diversidad del continente africano. Concluyó poniendo el valor el Pacto Mundial de las Migraciones firmado en Marrakech en diciembre de 2018: "Es revolucionario. Los migrantes por primera vez están en el centro de la agenda vistos como una oportunidad".

La periodista Ángeles Lucas, que ha trabajado los últimos siete años en EL PAÍS desde Sevilla, relató a los asistentes su experiencia en una delegación que recibe a diario noticias de muertes en las costas andaluzas y cómo la sociedad española percibe a los migrantes. "Hay personas que piensan que la inmigración es positiva y otros que es negativa: que los migrantes van a quitar trabajo, empeorar la seguridad social, saturar la sanidad pública, traer enfermedades…" Lucas puso sobre la mesa las consecuencias de esa narrativa negativa, que ha influido también en el cambio en la configuración política de su comunidad autónoma. "Es la primera vez en España que un partido de extrema derecha entra en un parlamento regional", dijo sobre las elecciones del pasado diciembre en las que VOX obtuvo 12 escaños. "Es una señal que considero interesante: ha ganado mucho votos en ciudades donde hay mucha inmigración en el sector de la agricultura, eso hace ver que se considera un problema incluso donde los migrantes están trabajando y aportando".

Para Lucas, los periodistas deben difundir un mensaje con más contexto y para ello las nuevas narrativas y recuperar la historia son la clave. "Tenemos que contar mejor el pasado en el lado europeo", dijo en referencia a las consecuencias del colonialismo y la época de la esclavitud. "En el lado africano, los periodistas deben contar mejor la verdadera situación de quienes cruzan a Europa, porque me he encontrado muchas veces a migrantes irregulares en España que no sabían que al llegar los iban a meter en un CIE y luego o los deportan a su país o se van a la calle con una orden de expulsión. Ni de las dificultades de la ruta, de la situación de desamparo al llegar...". Instó también a que la sociedad civil se movilice para cambiar las "fracasadas" políticas migratorias, de un lado y de otro.

La mesa dio paso a un animado debate con distintos puntos de vista sobre el fenómeno. Para Ceesaay, el problema de los africanos es "la pobreza mental de los dirigentes, no la pobreza de recursos". El economista y periodista mauritano Mohamed Ahmed El Kory soliviantó a los asistentes al sostener que no se puede permitir la migración "masiva", porque los países "no tienen por qué acoger a toda la miseria que viene de fuera". Mesa le contestó que el problema no es si las migraciones son masivas o no sino que los propios mauritanos, libios o argelinos rechazan al "africano negro" y no ponen en valor su identidad y su tierra, ni trabajan por tener oportunidades para todos en sus países. Y que eso es una responsabilidad del Estado no cumplida.

La falta de medios de los periodistas locales para contar el fenómeno migratorio una vez fuera de sus fronteras, la indignación porque ningún país africano tenga protocolos de salvamento para migrantes clandestinos son puntos que también se mencionaron en un animadísimo foro que concluyó con la necesidad de hacer crítica constructiva desde los medios para lograr mejoras.

La imagen reduccionista que se representa de los continentes, de un lado y de otro, centró la última parte del encuentro, que contó con la participación de Moussa Samba Sy, expresidente de la Asociación de la Prensa de Mauritania. "El periodista no tiene ya el monopolio de la información. Esta puede venir del consumidor, y es rápido y espontáneo", declaró Samba, lo que generó de nuevo el debate sobre la función del periodista. Se trató también la falta de relevancia que se cede a la imagen, en general, en los medios de comunicación de la región, cuando esta podría ser una herramienta fuerte y útil para llegar a la población con dificultades lectoras. Otra de las cuestiones fue la representación de sí mismos de los africanos. "Las imágenes pueden sensibilizar o destruir, pueden empujar a la gente a migrar", declaró el fotoperiodista Mamadou Gomis, que ha realizado numerosas exposiciones en España. "Lo importante es contar las historias por gente de aquí", abogó.

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