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ANTÁRTIDA INEXPLORADA

La expedición Antártida Inexplorada comprueba las señales de los satélites Galileo de la ESA

La misión española detecta, por vez primera, las señales de la constelación completa de satélites europeos de posicionamiento en el continente blanco

Llegada del Trineo de Viento a la Antártida en 2011, no lejos de donde se encuentra ahora.
Llegada del Trineo de Viento a la Antártida en 2011, no lejos de donde se encuentra ahora.Javier Selva

El gran proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) para lograr la independencia del GPS americano, la constelación de satélites Galileo, está en la Antártida y sus señales se reciben perfectamente con los dispositivos que lleva a bordo la expedición Antártida Inexplorada del Trineo de Viento. Este es ya el primer resultado científico de una travesía que apenas acaba de dar sus primeros pasos y que será la primera aventura científica de la historia impulsada por energía eólica. Hasta ahora, la ESA no había podido comprobar sobre el terreno cómo llegaban las señales de sus satélites después de los últimos lanzamientos del pasado mes de julio, cuando se dio por completada la constelación.

Con anterioridad, algunos científicos sí que habían viajado al continente con chips en sus móviles que incorporaban el sistema GNSS (Global Navegation Satellite System) de Galileo, pero aún faltaban algunos satélites por poner en órbita y se desconocía cómo podían funcionar. Por ello, la ESA se ha subido al Trineo de Viento con un proyecto al que ha bautizado como GESTA (Galileo Experimentation & Scientific Tests in Antarctica), cuyo responsable es Javier Ventura-Traveset. Es una oportunidad para comprobar el comportamiento de sus receptores, medir si las prestaciones de posicionamiento funcionan en latitudes antárticas y compararlas con otros sistemas de navegación, como el mencionado GPS, el ruso Glonass o el chino Beidou. Además, quieren saber cómo es el centelleo que se produce en esa capa de la atmósfera, que puede afectar la recepción de las señales.

De momento, al poco de llegar a la Antártida, desde la misma base científica rusa de Novolazárevskaya en la que aterrizaron tras hacer escala en Sudáfrica, los expedicionarios pusieron en marcha los dos dispositivos científicos que llevan a bordo y lograron recibir señales de hasta 16 satélites de la ESA, además de algunos otros de Glonass y de Beidou, unos datos que, junto con los que consigan a lo largo de toda la expedición, estarán disponibles para la comunidad científica a través del centro de Datos científicos GNSS de la ESA en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC).

En los primeros días, tras su llegada al continente antártico, a los cuatro miembros del equipo del ecovehículo polar Trineo de Viento les sorprendió la temperatura: “Estamos a 6ºC bajo cero y con mucho sol y poco viento, lo que es muy buen tiempo para estar en este continente”, contaba vía satélite Ramón Larramendi, jefe de la expedición. Sin embargo, esas condiciones han cambiado en cuanto han llegado al plateau, la gran antiplanicie de hielo en la que ya han sido depositados por un avión, a 3.160 metros de altitud.  Allí se han encontrado con vientos muy fuertes, de hasta 80 kilómetros por hora, y con temperaturas de 24º bajo cero, por lo que están dedicando muchas horas al montaje del Trineo de Viento y todos los dispositivos científicos que llevan a bordo. “Estamos bien, poco a poco vamos superando el inevitable mal de altura, porque al estar cerca del Polo Sur la presión de la atmósfera es mayor que en otros lugares, pero el frío y el viento nos cubren de nieve los materiales y está ralentizando el comienzo de la travesía”, explicaba el explorador polar.

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La expedición Antártida Inexplorada, patrocinada por la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco y la agencia de viajes Tierras Polares, salió el pasado 1 de diciembre de España. Su objetivo es recabar datos y muestras para 10 proyectos científicos de diferentes instituciones nacionales e internacionales a lo largo de 2.000 kilómetros de navegación en el Trineo de Viento, el vehículo creado por Ramón Larramendi. De inspiración inuit, está impulsado por cometas gigantes que les permitirán avanzar con cero emisiones mientras hacen ciencia. La tradición y la investigación en la frontera del conocimiento se dan la mano en esta expedición Antártida Inexplorada 2018-2019.

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