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Columna
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¡Gracias, jefa!

Con Annegret Kramp-Karrenbauer como sucesora, Angela Merkel asegura la estabilidad y reconforta a Macron y al europeísmo

Lluís Bassets
Ángela Merkel, canciller de Alemania
Ángela Merkel, canciller de AlemaniaFRANCE PRESS

Quedará la presidencia de Emmanuel Macron como una ilusión episódica y vana? Así lo interpretan quienes jalean la revuelta de los chalecos amarillos. Su victoria sobre Marine Le Pen no fue ciertamente el final de la oleada populista, sino una mera pausa. Tampoco el inminente fracaso del Brexit o el ovillo judicial en el que se está enredando Trump llevarán a la derrota y al declive de la nueva fiebre antipolítica. Bolsonaro en Brasil o Vox en España se encargan de demostrarlo.

No es una crisis, es una época. En la que brilla, a pesar de todo, un extraño núcleo duro de resistencia antipopulista, profundamente conservador y europeísta. Lo forma el partido conservador alemán, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dirigido hasta ayer por Angela Merkel, de donde han salido los tres grandes cancilleres de la Alemania actual: Konrad Adenauer, que presidió la fundación; Helmut Kohl, que consiguió la unificación, y la propia Merkel, convertida, gracias a las crisis que se le han amontonado, en la auténtica jefa de Europa y, gracias a la elección de Trump, en la verdadera líder del mundo libre.

En la Alemania de hoy todo son coaliciones y matices, contrapesos y equilibrios de poder, como corresponde a una buena democracia. La CDU funciona en coalición con una formación hermana, pero regional, totalmente independiente y más conservadora, como es la CSU de Baviera. El Gobierno, que Merkel preside desde 2005, también es ahora de coalición con los socialdemócratas. Y la demostración de la capacidad de la CDU para mantenerse como ancla alemana y europea es la elección que acaba de hacer, por apenas 35 votos, de la nueva presidenta del partido, Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK), la candidata de Merkel, en vez de cualquiera de los otros dos candidatos, dos hombres, ambos más inclinados a la derecha, justo en el momento en que sufre el asedio y el drenaje electoral desde la extrema derecha xenófoba y desde los centristas y moderados Verdes.

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Con AKK, candidata de la estabilidad, hay Merkel para rato todavía. No es seguro que llegue hasta 2021, como se propone, pero al menos no habrá acoso y derribo, como se preveía en caso contrario. Lo agradecerán el debilitado Macron, el socio francés para impulsar la construcción europea, y todos los europeístas.

A pesar de las políticas de rigor, Merkel es lo mejor que nos ha pasado a los europeos en los últimos años. Como los militantes de la CDU en la convención de Hamburgo, hay que levantar carteles donde diga Danke Chefin, ¡Gracias, jefa!

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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