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10 falsos mitos sobre las vacunas

La Sociedad Valenciana de Pediatría alerta de que los bulos llevan al abandono de la inmunización en niños mayores

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Carolina García
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Los bulos en vacunas hacen que los niños mayores no completen el calendario vacunal, así lo alerta la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) que celebra estos días las XIX Jornadas sobre Vacunas en Atención Primaria en esta comunidad. Según explican, mientras los índices de vacunación son muy altos en España durante los dos primeros años de vida de los niños, “sin embargo, se observa que en determinadas comunidades las cifras comienzan a caer a medida que los menores van creciendo. Sobre todo, pasa en la adolescencia”, explica por teléfono Maite Asensi, vocal de formación y docencia de la SVP.

“En España, contamos con uno de los mejores calendarios gratuitos de vacunación en Europa. Es cierto que las tasas en primovacunación, como hasta los 18 meses, son muy altas –sobre el 95%– , pero a partir de los 11 años estas tasas disminuyen. Y estas, por ejemplo, incluyen la inmunización frente al Virus del Papiloma o el meningococo que son fundamentales. Esto ocurre a veces porque los padres no reciben bien la información, por olvido, o porque la información que tienen es errónea”, añade Asensi. Cabe recordar que los pediatras atienden a los menores desde los 0 a  los 16 años.

Cuando la información que tienen los padres no es veraz

“Aunque el movimiento antivacunas no tiene mucha repercusión en España, sí que es verdad que hay padres que dudan sobre la inmunización por la gran información que existe en redes que es maliciosa. Es fundamental que ante cualquier duda de los progenitores acudan al pediatra. Nosotros, aunque muchos carecemos del tiempo suficiente, sí que vamos a tener empatía con ellos y vamos a darles la información real”, prosigue la experta. “Las vacunas son muy seguras, pasan por seguimientos y controles de seguridad muy exhaustivos y los beneficios de vacunarse superan de forma amplia a los riesgos de presentar un efecto adverso, que generalmente suelen ser leves y temporales, como por ejemplo, un brazo dolorido o fiebre”, explica la doctora.

Para resolver las posibles dudas de los padres dicha organización ha elaborado un listado de mitos que sobrevuelan a la inmunización de los niños y que provocan que los padres puedan ser reticentes a la hora de vacunar a sus hijos:

  1. Las vacunas no causan autismo: Uno de los mitos más extendidos es el de que las vacunas causan autismo. “Esto se debe a un estudio erróneo que se publicó en 1998 que vinculaba la vacuna contra el sarampión con tener autismo. Esto hizo sembrar el pánico y hacer caer las tasas de vacunación en toda Europa, pero en la actualidad las pruebas científicas indican que no existe relación”, sostiene Asensi. Un reciente estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics, demuestra que los padres de niños autistas vacunan a sus hijos en mucha menor proporción que lo hace el resto de la población y que ese patrón lo siguen en los hermanos menores del hijo con autismo.
  2. Las enfermedades prevenibles por vacunas están casi erradicadas en mi país, por eso no es necesario que me vacune. Esto es falso pues las enfermedades contra las que hay vacunas volverían otra vez si se suspenden los programas de vacunación y enfermedades que ya se consideran controladas, como la polio y el sarampión, reaparecerían rápidamente.
  3. Es mejor vacunar a los niños cuando sean más mayores. Esto es falso ya que los niños son vacunados a tan corta edad porque es cuando son más vulnerables a ciertas enfermedades y así están protegidos lo antes posible.
  4. Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas. Esto también es falso ya que las vacunas generan una respuesta similar a la que produciría la infección natural, pero no causan la enfermedad (pueden reproducirla levemente) ni exponen a la persona vacunada a riesgos de posibles complicaciones, como si puede suceder con la infección natural.
  5. Las vacunas tienen efectos secundarios peligrosos que aún no se conocen. “Es falso pues la mayoría de las reacciones son generalmente leves y temporales, por ejemplo, un brazo dolorido o fiebre; y las complicaciones graves son extremadamente raras. El beneficio de vacunarse supera ampliamente el riesgo de presentar un efecto adverso”, puntualiza la doctora.
  6. Las vacunas producen un efecto de sobrecarga y agotamiento del sistema inmunológico de los niños. “Esto es falso, hay estudios que demuestran que las vacunas incluso múltiples y combinadas no debilitan el sistema inmunológico ni comprometen su función”, añade.
  7. La aplicación simultánea de más de una vacuna puede aumentar el riesgo de los efectos secundarios para los niños. Las pruebas científicas indican que la aplicación simultánea de varias vacunas no implica efectos secundarios nocivos y que el sistema inmunitario responde de forma segura y eficaz a todas ellas.
  8. Es más seguro espaciar varios días la administración de las diferentes vacunas. Aunque las diferentes vacunas pueden espaciarse varios días, en este caso habría que tener en cuenta cuáles vamos a poner cada vez. Esto puede hacer que se retrase el momento de poner una vacuna y por tanto la protección del niño.
  9. La alergia y el asma tienen alguna relación con las vacunas. Los estudios que han intentado demostrar esta teoría no solo no han encontrado esta relación causa-efecto, sino que en algunos casos las vacunas son protectoras de estas enfermedades. En este sentido, no hay duda de que la relación beneficio-riesgo favorece a la vacunación.
  10. Existe relación entre diabetes y vacunas. Varios estudios científicos no han demostrado que haya relación entre el uso de vacunas y el riesgo de sufrir diabetes. “Es más, hay vacunas como la de la gripe que están recomendadas para este sector de la población”, concluye la experta.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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