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Pamela Anderson: “El feminismo va demasiado lejos. Paraliza a los hombres”

La actriz afirma que el movimiento MeToo es demasiado para ella: "Mi madre me enseñó que no debía ir a un hotel con un extraño"

La actriz Pamela Anderson en Los Ángeles (California), el pasado junio. En vídeo, sus polémicas declaraciones en '60 Minutes'.Vídeo: GTRESONLINE / EPV
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El pasado octubre se cumplió un año del movimiento #MeToo, una iniciativa que no solo puso a temblar todos los cimientos sobre los que se elevaba Hollywood, sino que también supuso un antes y un después en el manto de silencio que envuelve los casos de acoso sexual en diferentes ámbitos. Pero no todas las mujeres dentro de la meca del cine están de acuerdo con las reivindicaciones. ¿La última en hacerlo público? Pamela Anderson, la actriz y modelo de la revista Playboy, conocida por su participación en la exitosa serie de los 90, Los vigilantes de la playa.

"Creo que este feminismo puede ir demasiado lejos", asegura la intérprete de 51 años, en el programa de televisión australiano 60 Minutes. "Soy feminista, pero creo que esta tercera ola de feminismo es aburrida. Creo que paraliza a los hombres", añade.

Si bien la actriz es consciente de lo controvertidas que son sus declaraciones y de las críticas que estas pueden levantar, Anderson prefiere dejar claro que el movimiento #MeToo es "demasiado" para ella, "Lo siento, probablemente me matarán por decir eso, pero mi madre me enseñó que no debía ir a un hotel con un extraño, y que si alguien me recibe con una bata de baño en una reunión de trabajo, debe ser otra cosa", subrayó, refiriéndose al productor estadounidense caído en desgracia, Harvey Weinstein. "Hay cosas que son sentido común", sentencia.  

La entrevista, a cargo del periodista Liam Bartlett, será emitida el próximo domingo, pero en los adelantos publicados en las redes sociales se puede ver que Anderson también habla sobre su relación con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange. "Me siento muy cercana a él (...), confía en mí", cuenta la intérprete de origen canadiense. Cuando se le pregunta sobre qué tipo de relación tienen, la actriz contesta: "Nos gusta describirlo como una lucha romántica [romantic struggle]", antes de aclarar que solo hay amistad entre ellos.  

Assange lleva más de seis años refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres bajo amenaza de extradición a Estados Unidos, para enfrentar posibles cargos de espionaje. En ocasiones anteriores el hacker australiano ha declarado no sentirse cómodo por sus condiciones de vida en la residencia diplomática, e incluso ha llegado a demandar al Estado ecuatoriano al considerar que allí se están "vulnerando sus derechos".

En la entrevista, Anderson ha aprovechado para solicitar al primer ministro australiano Scott Morrison que use su poder para llevar a Assange a su tierra natal. "Scott, recupera el pasaporte de Julián y llévalo a Australia. Siéntete orgulloso de él y organízale un desfile cuando llegue a casa.", ha dicho la actriz, mirando directamente a cámara. "Julian ha hecho tanto. Ha expuesto crímenes de guerra. (...) Creo que los australianos deberían celebrarlo. Hay mucha locura en este momento, pero cuando se calme, él estará en los libros de historia. Será el australiano más famoso y la persona más importante en esta vida. Es un australiano que está salvando el mundo", ha continuado. 

Entre otras cosas que la actriz ha revelado en el programa, se encuentra el que en una ocasión fue "contratada" para asistir al cumpleaños de Donald Trump. Si bien Anderson no recuerda el evento con exactitud, si afirma que años atrás era común que a las conejitas Playboy les pagasen 500 dólares (438 euros) para asistir a eventos, y que fue así como conoció al ahora presidente de Estados Unidos. Según la declaración de la intérprete, esta sería la única ocasión en la que cruzó camino con el neoyorquino, pero si afirma que le envió una carta a Melania Trump, impulsándola a no usar abrigos de piel, ya que "le gusto o no, la primera dama va a ser un icono de moda". 

Respecto a ser considerada un símbolo sexual, ella afirma que no le molesta. "Todas las mujeres quieren sentirse sexis Yo nunca me consideré a mí misma hermosa. Siempre pensé que era algo bonita, un poco graciosa. (...) Sería peor no ser un símbolo sexual", comenta entre risas. 

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