_
_
_
_
_

Robert Vijay Gupta: el músico de los olvidados

El violinista principal de la Filarmónica de Los Ángeles es uno de los 25 ‘genios’ ganadores del Premio MacArthur por su proyecto Street Symphony. Con él ha ofrecido más de 400 conciertos en barrios desfavorecidos

El violinista Robert Vijay Gupta ensaya en el escenario del Disney Hall de Los Ángeles, en California, en enero de 2008.
El violinista Robert Vijay Gupta ensaya en el escenario del Disney Hall de Los Ángeles, en California, en enero de 2008. Richard Hartog (Los Angeles Times via Getty Images)
Más información
El himno contra los abusos sexuales en EE UU que predica John Legend
Paul McCartney, contra Trump y los que niegan el cambio climático
“Libramos una revolución pacífica a través de la música”

En el corazón de Los Ángeles, la ciudad de las estrellas, existe un lugar llamado Skid Row. El último refugio de los que no tienen nada. Por sus calles arrastran sus vidas cerca de 4.000 personas sin hogar que cada noche consuelan sus sueños entre cartones. La zona se encuentra a unos pocos kilómetros del glamur y la opulencia de Beverly Hills y a tan solo unas manzanas de la fortaleza de acero inoxidable del Walt Disney Concert Hall, sede de la Filarmónica de Los Ángeles.

Robert Vijay Gupta (Nueva York, 1987), violinista principal en el Disney Hall, conoció aquella realidad a través de Nathaniel Ayers. Como Gupta, Ayers había estudiado en Juilliard School, una de las academias de música más prestigiosas de Estados Unidos, pero su formación se paralizó cuando le diagnosticaron esquizofrenia. Su historia, relatada por el periodista y escritor Steve López, inspiró la película The Soloist (El solista), (Joe Wright, 2009), en la que se cuenta como Ayers pasó de ser un músico prodigio a un indigente en las calles de Skid Row.

“Él venía al auditorio y yo le daba clases de violín. Para llegar, tenía que subir una colina y aparecía fatigado y sudoroso. Un día decidí hacer yo el camino contrario e ir a Skid Row [...]. Pensé entonces que Ayers no pasaría más apuros porque su historia había inspirado un libro y una película, ¿pero y el resto?”, contó Gupta durante su última conferencia en España.

Movido por su historia, el violinista fundó en 2010 Street Symphony, el proyecto por el cual Robert Vijay Gupta se ha convertido en uno de los 25 premiados con la beca MacArthur Foundation. La subvención Genius Grant, como también se conoce a esta beca, está valorada en 625.000 dólares (unos 545.000 euros) y puede ser usada como deseen sus ganadores en un periodo de cinco años.

En su anuncio, la fundación reconoce a Gupta por "brindar belleza y dar un propósito a todos aquellos que la sociedad ignora con demasiada frecuencia" y por demostrar el valor de la música como herramienta de conexión humana. "Los artistas tienen un papel importante en decir la verdad sobre lo que está sucediendo en nuestro mundo de hoy", afirma el músico. Y ese ha sido uno de los pilares del Street Symphony, una asociación compuesta por 70 intérpretes que durante los últimos ocho años ha ofrecido más de 400 conciertos en albergues, barrios desfavorecidos y cárceles de EE UU.

Los artistas tienen un papel importante en decir la verdad sobre lo que está sucediendo en nuestro mundo de hoy

Más allá de la concesión de este premio, la música tuvo siempre un valor fundamental en la vida de Gupta. Hijo de inmigrantes indios, en una entrevista ofrecida este verano a la NBC, Gupta confiesa la gran presión que sufrió por parte de sus padres. Él tenía solo siete años cuando ingresó en el programa preuniversitario en la Juilliard School y 11 cuando debutó en solitario con la Orquesta Filarmónica de Israel, pero sus padres querían que estudiara medicina.

Después de terminar la universidad, Gupta tuvo que decidir si seguiría una carrera en música o medicina. Mientras estaba internado en un laboratorio médico en Harvard, inició una conversación con Gottfried Schlaug, un célebre neurocientífico que estudia los efectos de la música en el cerebro. Schlaug se había enfrentado a una elección similar años antes, cuando renunció a una carrera prometedora como organista. Le dijo a Gupta que la escuela de medicina podía esperar, pero el violín no.

Gupta eligió el violín. Aquella decisión provocó que rompiera lazos con sus padres y sumió al violinista en una depresión de la que pudo salir gracias a la música. Su experiencia es, en parte, la que ayudó al músico neoyorquino a conectar con muchos de los que habitan las calles de Skid Row. De la mano de Gupta, la música de Bach, Beethoven o Mozart sigue saliendo de los auditorios más selectos del mundo para convertirse en el refugio de los olvidados.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra newsletter.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_